Cuarenta años después de que Barthes vaticinara que "la obra de Brecht sería cada vez más importante", cabe preguntarse si tal profecía se ha cumplido sin matices. La aparición de un copioso volumen con su teatro completo quizá sea buen momento para averiguarlo. Repasando sus treinta y tantas obras, advertimos algunas constantes de su teatro. Por ejemplo, el clásico "primum vivere, deinde philosophari", que él tradujo en La ópera... como "primero comer, después moralizar", ya figuraba en "La Biblia", una pieza breve escrita a los quince años, que aparece aquí por vez primera en español. Y han pervivido sin tambalearse secuencias y personajes inolvidables: esa eficacia teatral para transmitir el "terror" y la "miseria" en algunas escenas de "Terror y miseria..."; el grito desgarrador de Shen Te que ya torturaba a Job: "¿Por qué la maldad tiene su premio y por qué aguardan a los buenos tan duras penas?"; o Azdak, el cínico juez de El círculo, que acaso podría ser un alter ego de Brecht. En cambio ha envejecido mal el didactismo.
Desde Mi hermana Elba, su primer y ya mítico volumen de relatos, hasta Parientes pobres del diablo, Cristina Fernández Cubas no ha dejado de sorprender, deleitar y, literalmente, maravillar a lectores y a críticos, hasta el punto de convertirse no sólo en una autora de culto sino también en un referente indiscutible para sucesivas generaciones de cuentistas. Todos los cuentos reúne más de veinticinco años de escritura: veinte relatos procedentes de cinco libros –Mi hermana Elba (1980), Los altillos de Brumal (1983), El ángulo del horror (1990), Con Agatha en Estambul (1994) y Parientes pobres del diablo (2006)–, y uno más, no publicado en ninguno de estos volúmenes e incluido ahora por expreso deseo de la autora.
Muy pocas veces alguien se atrevió a recomendar tan fervientemente una novela. «Merece vender más ejemplares que la Biblia», afirmó Rebel Inc., una insolente revista literaria escocesa. De inmediato celebrada por los críticos más estrictos pero leída también por aquellos que raramente se acercan a los libros, "Trainspotting" se convirtió en uno de los acontecimientos literarios y también extraliterarios de la última década.
Fue rápidamente adaptada al teatro y luego llevada a la pantalla por Danny Boyle, uno de los jóvenes prodigio del cine inglés. Sus protagonistas son un grupo de jóvenes desesperadamente realistas, ni se les ocurre pensar en el futuro: saben que nada o casi nada va a cambiar, habitantes del otro Edimburgo, el que no aparece en los famosos festivales, capital europea del sida y paraíso de la desocupación, la miseria y la prostitución, embarcados en una peripecia vital cuyo combustible es la droga, «el elixir que les da la vida, y se la quita».
Ricardo ve cumplido, a una edad muy temprana, el sueño que en su Lima natal alimentó desde que tenía uso de razón: vivir en París. Pero el reencuentro con un amor de adolescencia lo cambiará todo. La joven, inconformista, aventurera, pragmática e inquieta, lo arrastrará fuera del pequeño mundo de sus ambiciones. Testigo de épocas convulsas y florecientes en ciudades como Londres, París, Tokio o Madrid, ambos personajes verán sus vidas entrelazarse sin llegar a coincidir del todo. Entre lo cómico y o trágico, la realidad y la ficción, Travesuras de la niña mala logra retratar el amor indefinible, dueño de mil caras, como la niña mala. Pasión y distancia, azar y destino, dolor y disfrute... Porque, ¿cuál es el verdadero rostro del amor?
Trópico de Cáncer inicia con su publicación en 1934 la explosión literaria y editorial de Miller. A pesar de que dio lugar a que se celebraran más de sesenta juicio a propósito de su legalización, no fue escrito para escandalizar a los "burgueses bien pensantes"; su cuidada elaboración prueba la aspiración literaria de su autor, que logró hacer de ella un emblema de la desolada condición del artista en estos tiempos.
Dos de Mayo de 1808, Arturo Pérez-Reverte devuelve a la vida a los protagonistas de la jornada que cambió el destino de España Este relato no es ficción ni libro de Historia. Tampoco tiene un protagonista concreto, pues fueron innumerables los hombres y mujeres envueltos en los sucesos del 2 de mayo de 1808 en Madrid. Héroes y cobardes, víctimas y verdugos, la Historia retuvo los nombres de buena parte de ellos: las relaciones de muertos y heridos, los informes militares, las memorias escritas por actores principales o secundarios de la tragedia, aportan datos rigurosos para el historiador y ponen límites a la imaginación del novelista. Cuantas personas y lugares aparecen aquí son auténticos, así como los sucesos narrados y muchas de las palabras que se pronuncian.En Un día de cólera, Arturo Pérez-Reverte convierte en historia colectiva las pequeñas y oscuras historias particulares registradas en archivos y libros. Lo imaginado, por tanto, se reduce a la argamasa narrativa que une las piezas. Con las licencias mínimas que la palabra novela justifica, estas páginas pretenden devolver la vida a quienes durante doscientos años sólo han sido personajes anónimos en grabados y lienzos contemporáneos, o escueta relación de nombres en los documentos oficiales.