Carlos Palacio (Pala) es filólogo hispanista, médico y cantautor. Nueve álbumes musicales de estudio y cinco poemarios dan cuenta de su dedicación, por más de veinte años, al cultivo de la palabra escrita y cantada. Ha recibido, entre otros reconocimientos, el Premio Nacional de Música del Ministerio de Cultura de Colombia, el Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández, el Premio de Poesía Alcaldía de Medellín, la Orden al Mérito Artístico Don Juan del Corral del Concejo de Medellín y, con este poemario, el Premio Internacional de Poesía Antonio Machado en Baeza.
En los niños no ven féretros, ganador por unanimidad del Premio de Poesia Hiperión en su XXXVII, convocatoria, el autor, tras las postrimerías de la adolescencia, vuelve la vista atrás para evocar, con cuidada y siempre bien resuelta variedad formal, esa primera vida de la infancia, las primeras experiencias amorosas, la amistad, los primeros tanteos poéticos y el protector regazo familiar. Evocaciones y reflexiones que llenan de contenido unos poemas de línea clara y tono elegíaco, propios de una naciente conciencia de la caducidad.
«¿Qué es lo evidente?, te preguntarás. Lo evidente es que todo forma parte de un plan maestro para que las almas se encuentren».
Así comienza el enigmático manuscrito que el hombre de las gafas redondas entrega a Ruth en el momento más desconcertante de su vida. Entre sus páginas, ella encontrará un hilo del que tirar para deshacer su madeja de disfraces y mentiras.
¿Quién es ese desconocido que aparece y se desvanece como por arte de magia en las noches más locas de Madrid? ¿Por qué se tropieza siempre con él en esas madrugadas de polvos blancos y pastillas del amor? ¿Pueden dos almas sincronizarse con un choque de pupilas?
Ruth está en caída libre. Acaba de descubrir que la vida, un día cualquiera, puede golpearte tan fuerte que todos los problemas anteriores te resulten insignificantes.
Será entonces cuando Ruth se refugie en un juego muy especial, cuyas normas solo puede marcar ella misma. Es un juego antiguo y peligroso, que casi todos hemos probado o deseado probar alguna vez. El juego de dejar de ser ella y convertirse en otra por las noches.
Electra lleva una peluca roja y sabe atraer todas las miradas. Sus noches se miden por orgasmos y la invitan a las fiestas más salvajes. Electra no tiene miedo de nada, mientras que Ruth vive muy asustada; por eso le cuesta tanto volver a ser ella al quitarse la peluca. Cuanto más profundo es el dolor, mayor es el engaño. ¿O es al revés?
Un nuevo misterio de Hércules Poirot, el detective más célebre de la literatura.
Hércules Poirot viaja en un lujoso autocar a la exclusiva mansión Kingfisher Hill: Richard Devonport le ha pedido que demuestre que su prometida, Helen, es inocente del asesinato de su hermano, Frank. Sólo hay una condición: Poirot deberá ocultarles a todos las verdaderas razones de su visita.
En el trayecto, una joven sufre un ataque de nervios: afirma que si permanece en su asiento será asesinada. Se organiza un cambio de asiento y, a pesar de que el resto del viaje transcurre sin incidentes, Poirot sospecha que algo no va bien. Sus presentimientos se verán confirmados poco después de su llegada a la mansión de los Devonport, al descubrirse un cuerpo con una nota que se refiere al «asiento en el que no debería haberse sentado». ¿Qué conexión puede existir entre este asesinato y el peculiar incidente del autocar? ¿Pueden ser pistas para resolver el misterio de quién mató a Frank Devonport?
En el subsuelo de Londres, como debajo de cada gran ciudad, existe un mundo desconocido e invisible, plagado de extraños seres, en el que sobrevivir depende de abrir las puertas adecuadas...
Hay mundos bajo tus pies, espías bajo las escaleras y formas que esperan al otro lado de los portales, que solo has atisbado en tus sueños. Tras leer Neverwhere nunca volverás a pasar por los sombríos lugares del mundo moderno con la misma confianza infantil.