«—¿Qué es lo que más desea nuestro corazón? —preguntó Arianne, entrecerrando los ojos.
—Venganza. —Hablaba en voz baja, como si temiera que pudieran oírlo—. Justicia.»
Entre campos de batalla llenos de fantasmas y lúgubres fortalezas en ruina, entre ciudades convertidas en cementerios y tierras reducidas a osarios, la guerra de los Cinco Reyes toca a su fin.
La casa Lannister y sus aliados parecen haber salido victoriosos. Sin embargo, algo se remueve en las entrañas de los Siete Reinos y, mientras cuervos en forma humana se dan un festín de cenizas, se forjan nuevas alianzas y complots.
Pero incluso en esta paz del rey, aparentemente consolidada, fuerzas inesperadas se preparan para lanzar un ataque sangriento. Los hombres del hierro, liderados por Ojo de Cuervo, herederos de un culto olvidado, atacan al suroeste, obligando al Trono de Hierro a enfrentarse a un desafío sin precedentes.
Y de las brumas de un recuerdo enterrado hace mucho, una profecía siniestra amenaza la soberanía de la reina Cersei...
Siglos antes de que tuvieran lugar los acontecimientos que se relatan en «Canción de hielo y fuego», la casa Targaryen, la única dinastía de señores dragón que sobrevivió a la Maldición de Valyria, se asentó en la isla de Rocadragón.
Aquí tenemos el primero de los dos volúmenes en el que el autor de Juego de tronos nos cuenta, con todo lujo de detalles, la historia de tan fascinante familia: empezando por Aegon I Targaryen, creador del icónico Trono de Hierro, y seguido por el resto de las generaciones de Targaryens que lucharon con fiereza por conservar el poder, y el trono, hasta la llegada de la guerra civil que casi acaba con ellos.
¿Qué pasó realmente durante la Danza de dragones? ¿Por qué era tan peligroso acercarse a Valyria después de la Maldición? ¿Cómo era Poniente cuando los dragones dominaban los cielos? Estas, y otras muchas, son las preguntas a las que responde esta monumental crónica, narrada por un culto maestre de la Ciudadela, que anticipa el ya conocido universo de George R.R. Martin.
Fuego y Sangre brindará a los lectores la oportunidad de tener otra visión de la fascinante historia de Poniente. Esta obra, magníficamente ilustrada con 80 láminas inéditas de Doug Wheatley, se convertirá, sin duda, en una lectura ineludible para todos los fans de la aclamada serie.
Al hablar de El libro de la selva de Rudyard Kipling, todos pensamos inmediatamente en Mougli, el niño criado entre lobos que, bajo la tutela del oso Balú, la pantera Baguira y la pitón Ka, llega a ser «el amo» de la selva de Sioni, en la India. Olvidamos con frecuencia que El libro de la selva en realidad son dos: El libro de la selva (1894) y el Segundo libro de la selva (1895); y que no todas sus historias tienen como protagonista a Mougli, ni ocurren siquiera en la India: «La foca blanca» y «Quiquern» están ambientadas en el Ártico; y, en la India, aparte de a Mougli, tenemos a la astuta mangosta Riki-tiki-tavi, a Tuméi −el muchacho al que le es dado presenciar el legendario baile de los elefantes−, al santón Purun, al reportero que conoce la lengua de los animales y es testigo de una reveladora conversación entre las bestias de carga del Ejército de Su Majestad… Cierto es, por otro lado, que el sueño infantil de ser hermano de todos los animales y de verse libre de todas las restricciones humanas está presente en casi todos los cuentos con un poder cautivador. Mougli, con su repetida afirmación de «Soy un lobo», encarna precisamente ese sueño que los animales saben que, llegado cierto momento, será un conflicto: el niño no podrá pasar toda la vida creyendo que el dinero es «eso que pasa de mano en mano y siempre está frío», que una casa es «una trampa de barro» y una cama «una cosa de madera dura»… pues al final «el hombre vuelve al hombre».
A través de la verídica y conmovedora historia de Ahotep, Christian Jacq nos muestra un Egipto fabuloso al borde de la desaparición, que renacerá de sus cenizas impulsado por el valor y la pasión de una valiente y astuta joven. Sin la reina Ahotep, el Valle de los Reyes nunca habría existido, Egipto no hubiera conocido el período de esplendor que fue el Imperio Nuevo ni a los más gloriosos de sus faraones, entre ellos Ramsés el Grande.
No es para que nos contesten a una pregunta por lo que nos hemos puesto en camino, sino para que, en el silencio del lugar de los antiguos oráculos, cada uno descubra cuál es su pregunta".
Coneste designio, siete singulares peregrinos emprenden un iniciático "viaje al país sonoro", una búsqueda espiritual que, bajo distintas formas en diferentes culturas, ha constituido siempre el símbolo supremo de la vida humana.
En El juego de las preguntas, Handke propone que nos abramos al mundo por medio de una pregunta esencial, donde se incluyan todas las respuestas. Es el modo de indagación personal que caracteriza toda su obra: averiguar cómo se relaciona el hombre, a partir de sí mismo, con todo su entorno. Cada mirada congela el mundo, lo fragmenta, lo analiza, lo devuelve en palabras (trocadas en eficaces herramientas). Una escritura cuya originalidad llega a las raíces del idioma.
Medio sol amarillo recrea un período de la historia contemporánea de África: la lucha de Biafra por conseguir una república independiente de Nigeria, y la consecuente guerra civil que segó la vida de miles de personas.
Con gran empatía y la naturalidad de una narradora comprometida, Chimamanda Ngozi Adichie recrea la vida de tres personajes atrapados en las turbulencias de la década: el joven Ugwu, empleado de la casa de un profesor universitario de ideas revolucionarias; Olanna, la hermosa mujer del profesor, que por amor ha abandonado su privilegiada vida en Lagos para residir en una polvorienta ciudad, y Richard, un joven y tímido inglés que está enamorado de la hermana de Olanna, una mujer misteriosa que renuncia a comprometerse con nadie. A medida que las tropas nigerianas avanzan, los protagonistas de esta historia deben defender sus creencias y reafirmar sus lealtades.
Lagos, mediados de los noventa. En el marco de una dictadura militar y en una Nigeria que ofrece poco o ningún futuro, Ifemelu y Obinze, dos adolescentes atípicos, se enamoran apasionadamente. Como gran parte de su generación, saben que antes o después tendrán que dejar el país. Obinze siempre ha soñado con vivir en Estados Unidos, pero es Ifemelu quien consigue el visado para vivir con su tía en Brooklyn y estudiar en la universidad. Mientras Obinze lucha contra la burocracia para reunirse con Ifemelu, ella se encuentra en una América donde nada es como se imaginaba, comenzando por la importancia del color de su piel. Todas sus experiencias, desgracias y aventuras conducen a una única pregunta: ¿acabará convirtiéndose en una «americanah»?
Americanah, que recoge el término burlón con que los nigerianos se refieren a los que vuelven de Estados Unidos dándose aires, es una historia de amor a lo largo de tres décadas y tres continentes, la historia de cómo se crea una identidad al margen de los dictados de la sociedad y sus prejuicios.
La determinación de una niña de doce años por llegar al fondo del crimen que se llevó a su hermano cuando ella era solo un bebé.
La novela que demostró que Donna Tartt tenía mucho más que decir.
Desde siempre, los Cleve han tenido la sana costumbre de rememorar juntos la historia familiar. Todos hablan de todo, pero nadie se atreve a recordar aquella tarde de verano en que el pequeño Robin apareció ahorcado en un árbol del patio trasero de la casa. La sorpresa y el dolor trastornaron a la señora Cleve, que desde entonces deambula como un fantasma por las habitaciones sucias mientras el padre cura sus males en brazos de otras mujeres y la abuela saca fuerzas de flaqueza para dominar tanta locura.
Harriet, la hermana menor de Robin, era un bebé cuando tuvo lugar la desgracia, y ahora es una niña de doce años con las rodillas llenas de rasguños y el ánimo peleón de quien acaba de estrenarse en la vida. Solo ella parece preocuparse por averiguar el nombre del asesino, pero ¿será capaz de resolver un caso que la policía ya tenía archivado?
Muy lejos de la sensiblería y muy cerca de la gran literatura, Donna Tartt nos devuelve al tiempo de nuestra infancia con Un juego de niños, una novela tan hermosa como esas largas tardes de verano en que da lástima crecer.
Las obras que encumbraron a Theodor Kallifatides como uno de los grandes escritores europeos de la segunda mitad del siglo xx fueron sus tres novelas Campesinos y señores (1973), El arado y la espada (1975) y Una paz cruel (1977), que ahora se traducen por primera vez al español. Con ellas, Kallifatides retrató su infancia y su adolescencia y a la vez el período más trágico de la historia contemporánea de Grecia, el que va desde que los nazis invaden el país en 1941 hasta el fin de la guerra civil griega en 1949, y la miseria de la posguerra en un país devastado. En El arado y la espada, los habitantes de Yalós parecen poder respirar tranquilos, tras la llegada del ejército británico y el fin de la Segunda Guerra Mundial. Pero pronto resuena de nuevo el estruendo de las armas. En el vacío de la postguerra, los fascistas toman el poder y grupos de partisanos resistentes, que ya combatieron contra los nazis, se enfrentan a ellos. La familia de Minos, el niño protagonista de la trilogía, emerge en primer plano: el tío Stelios, contador de historias y anécdotas sin fin, el maestro liberado de las cárceles nazis que por fin puede reunirse con su familia, Minos y su primer amor por una niña judía, Rebeca, los hermanos mayores, que huyen a las montañas para unirse a la resistencia contra el fascismo, y la madre, cuyo valor y fortaleza es el soporte de todos ellos.