Empieza tu viaje a la Tierra Media.
Los libros que han inspirado la nueva serie EL SEÑOR DE LOS ANILLOS: LOS ANILLOS DEL PODER.
La primera entrega de la trilogía de J. R. R. Tolkien El Señor de los Anillos.
En la adormecida e idílica Comarca, un joven hobbit recibe un encargo: custodiar el Anillo Único y emprender el viaje para su destrucción en la Grieta del Destino. Acompañado por magos, hombres, elfos y enanos, atravesará la Tierra Media y se internará en las sombras de Mordor, perseguido siempre por las huestes de Sauron, el Señor Oscuro, dispuesto a recuperar su creación para establecer el dominio definitivo del Mal.
Empieza tu viaje a la Tierra Media.
Los libros que han inspirado la nueva serie EL SEÑOR DE LOS ANILLOS: LOS ANILLOS DEL PODER.
La segunda entrega de la trilogía de J. R. R. Tolkien El Señor de los Anillos.
La Compañía se ha disuelto y sus integrantes emprenden caminos separados. Frodo y Sam avanzan solos en su viaje a lo largo del río Anduin, perseguidos por la sombra misteriosa de un ser extraño que también ambiciona la posesión del Anillo. Mientras, hombres, elfos y enanos se preparan para la batalla final contra las fuerzas del Señor del Mal.
Empieza tu viaje a la Tierra Media.
Los libros que han inspirado la nueva serie EL SEÑOR DE LOS ANILLOS: LOS ANILLOS DEL PODER.
La tercera entrega de la trilogía El Señor de los Anillos.
Los ejércitos del Señor Oscuro van extendiendo cada vez más su maléfica sombra por la Tierra Media. Hombres, elfos y enanos unen sus fuerzas para presentar batalla a Sauron y sus huestes. Ajenos a estos preparativos, Frodo y Sam siguen adentrándose en el país de Mordor en su heroico viaje para destruir el Anillo de Poder en las Grietas del Destino.
Diez relatos que concentran lo mejor de la escritura de Rafael Gumucio: el desparpajo, las paradojas, la mirada entrañable hacia las relaciones familiares, la madre como una figura tan compleja como esencial para los personajes, la compasión risueña por la torpeza propia y ajena, la feliz mezcla de historia e imaginación. Ambientadas en Puerto Príncipe, París, Nueva York y Santiago, así como en algunos paisajes mentales, estas historias muestran a padres incapaces de dejar crecer a sus hijos, a hijos incapaces de dejar libres a sus padres, a chilenos intentando aprender inglés en Nueva York, atrapados por la burocracia municipal, en duelo bajo los efectos de la marihuana o compartiendo con Evo Morales la celebración de su cumpleaños.
«La señora Dalloway dijo que iría ella por las flores.»
Clarissa se prepara para dar una fiesta y, en su camino, se cruzan antiguos amantes, amistades de infancia y un excombatiente suicida.
Bajo su aparente sencillez, esta premisa oculta una estructura compleja, en la que el pasado y el presente se entrelazan en un intricado juego narrativo. La autora emplea la cadencia rítmica de su prosa—que fluye como las conciencias de sus personajes—, los saltos temporales y los diferentes puntos de vista para demostrar que tras el mundo figuradamente ordenado que rodea a Clarissa subyace un caos interior.
En esta novela, Virginia Woolf rompe con la narrativa británica tradicional y propone una magistral reflexión sobre el paso del tiempo, el feminismo y la locura.
Andrea llega a Barcelona para estudiar Letras. Sus ilusiones chocan, inmediatamente, con el ambiente de tensión y emociones violentas que reina en casa de su abuela. Andrea relata el contraste entre este sórdido microcosmos familiar —poblado de seres heridos y ásperos— y la frágil cordialidad de sus relaciones universitarias, centradas en la bella y luminosa Ena. Finalmente los dos mundos se encuentran y chocan con violencia.
Comparada por la crítica con Cumbres borrascosas, Nada, ganadora de la primera edición del Premio Nadal (1944), destaca tanto por su prosa fresca y directa como por la extraordinaria sensibilidad en la recreación de una voz femenina. Cuando el libro acaba, el lector tiene la seguridad de poder encontrar, al volver la esquina, a una muchacha pálida y triste, con toda la fuerza de su juventud condensada en el mirar. Es Andrea, absorta, queriendo algo, sin saber qué. Como el resto de los protagonistas, ha nacido a la vida real por un prodigio de la creación artística.