Con una admirable precisión y una singular fuerza evocativa, Gary Jennings ha reconstruido el mundo de los aztecas en los años en que, ante el embate de los conquistadores españoles, sufre una sacudida de la que ya no podrá recuperarse.
En el inmenso imperio de Abistán un régimen totalitario basado en la sumisión a un dios único lo domina todo; cualquier pensamiento personal es erradicado, y un sistema de monitorización ubicua permite controlar a la población. Ati, nuestro héroe, intenta comprender ese sistema dictatorial investigando sobre los renegados, un pueblo que vive ajeno a la religión, y emprende un largo éxodo a través del desierto en busca de la verdad.
Desde que a los doce años abandonara la aldea de Anatolia donde nació, Mevlut Karatas no hace más que fantasear sobre su vida. Instalado en Estambul, desde el primer momento se siente cautivado por la ciudad vieja y por la nueva metrópoli que se abre paso rápidamente en su lugar.
Las culturas se fosilizan si están aisladas, pero nacen o renacen en el contacto con otros hombres y mujeres, los hombres y mujeres de otra cultura, otro credo, otra raza. Si no reconocemos nuestra humanidad en los demás, nunca la reconoceremos en nosotros mismos. De los espejos de obsidiana enterrados en la urbe totonaca de El Tajín a los espejos ibéricos de Cervantes y Velázquez, el de la locura y el del asombro, un intercambio de reflejos culturales ha ido y venido de una a otra orilla del Atlántico a lo largo de más de quince años; este ensayo cuenta esa historia, la nuestra.
La mansión retrata la caída de una familia que logró tener el control de un pueblo durante más de una generación y la voluntad de venganza de Mink Snopes, condenado por asesinato, que trata de redimir su pena por buena conducta para matar a su primo Flem, a quien acusa de no haber acudido en su ayuda. Faulkner, cuya obsesión, según sus propias palabra, eran "los problemas del corazón humano en conflicto consigo mismo", nos habla en estas páginas de ese Sur colonizado por la vulgaridad del Norte y sobre la existencia de unos seres que son, quizá, los más trágicos de toda su obra.
Estas Cartas a un joven poeta, publicadas más de veinte años después de la muerte de su autor, fueron dirigidas por Rainer Maria Rilke (1875-1926) a Franz Xaver Kappus, entre 1903 y 1906, desde los diversos lugares a donde le condujo su vida itinerante, resultado de acuciantes preocupaciones económicas y de una casi constante dependencia de sucesivos mecenazgos. Escritos en una época en la que Rilke iniciaba la transición desde una poesía ensoñadora e intimista a otra más cercana al mundo de la materia y de las formas, estos breves textos son también un documento revelador del ideario del poeta y de su concepción del mundo, desde su visión de la vocación y de la inspiración literarias hasta sus meditaciones acerca de la soledad inherente a la tarea del creador.