Madden construye en Ex libris una narrativa de acertijos posmoderna que es a la vez lúdica y penetrante, y que lo acredita como uno de los grandes maestros visuales de la metaficción en el panorama actual.
Estás mirando el volumen Ex libris de Matt Madden. Puede que hayas ido a buscarlo expresamente o que te hayas topado con él en una librería o en casa de alguien. O quizá estés leyendo esto en un catálogo en una pantalla. ¿Qué clase de aventura crees que tendrá lugar entre sus páginas? A juzgar por la cubierta y el título, parece que habla de libros. ¿Está protagonizado por un cómic? Si lo dejas ahora, jamás lo descubrirás. Sin duda, en algún rincón de tu mente se irán ramificando sin parar versiones imaginarias e hipotéticas del argumento. Si quieres descubrir lo que sucede en Ex libris, vas a tener que abrirlo y leer la primera página. Pero, cuidado, ¡podría atraparte!
He aquí la historia dramática de la cultura.
La pesadilla que vive la ciudad no es una ficción. Sí, es verdad. Están quemando las bibliotecas de los ateneos, del centro de estudios Germinal, del señor Casares... El humo no levanta el vuelo. Es pegajoso. Huele a carne humana.
En esta novela, las vidas de los libros, las personas y el lenguaje se cruzan y entrelazan en un intenso relato de suspense que transcurre desde el siglo XIX hasta nuestros días, entre la atrocidad autoritaria y la indomable libertad.
Los libros arden mal es un universo poblado de voces
insólitas, de memorias que retumban o murmuran de forma
inolvidable, verdadera literatura donde todo está en vilo.
La vida no es fácil en un college de Nueva Inglaterra si eres un chico modesto y falto de afecto que llega de California, y Richard Papen lo sabe; por eso agradece que lo admitan en un pequeño grupo de cinco estudiantes capitaneados por un profesor de literatura clásica con mucho carisma y pocos escrúpulos.
Los chicos sueltan comentarios en griego y se ríen de la ingenuidad y la torpeza de los demás, pero bien mirado se pasan el día bebiendo y engullendo pastillas. Hasta que un mal día lo que parecían chiquilladas adquieren una gravedad inesperada. Es entonces cuando Richard y su pandilla descubren qué difícil es vivir sin máscaras y qué fácil es matar sin remordimientos.
La primera parte de esta historia tiene lugar en 1947. Un soldado americano con problemas que regresa de la guerra se encuentra con su talentoso sobrino de cinco años, al que le deja una impresión indeleble para luego desaparecer durante veintitrés años.
Corte a 1970: el sobrino, que ahora dibuja cómics clandestinos en Oakland, California, se reencuentra con su tío y, recordando el cómic que vio cuando tenía cinco años, dibuja una nueva versión con su tío como un héroe de la Segunda Guerra Mundial.
Corte al presente: un director de éxito comercial descubre el cómic de 1970 y decide convertirlo en una película de superhéroes contemporánea.
Corte al elenco: Conocemos a la estrella masculina extremadamente difícil de la película, su maravillosa protagonista, el excéntrico escritor/director, el productor, el asistente de producción del recadero y todos los demás en ambos lados de la cámara.
John Earle McLaren, «Whitey», un hombre afable de sesenta y siete años y que durante un tiempo fue el popular alcalde de Hammond, presencia un altercado entre la policía y un joven de tez oscura al que han detenido sin motivo aparente. Tras verse moralmente obligado a intervenir, los dos agentes se ensañan brutalmente con él. Las consecuencias de este enfrentamiento abren la puerta a una realidad bastante más oscura dentro de la familia McLaren, cuyos cinco hijos afrontarán el duelo revelando sus prejuicios, rencores e inseguridades: desde el desdén racista hacia la nueva pareja de la madre hasta las estrategias sibilinas para asegurarse la mayor parte de la herencia. Bajo una fachada de respetabilidad se esconden unos cimientos podridos que pueden hacer que la casa familiar acabe por derrumbarse.
Un amanecer, muy cerca de la Navidad de 2018, la cabeza de la joven Sarah Evans aparece en medio de una calle concurrida de San Francisco. La ciudad se despierta con horror y la policía encuentra el resto del cuerpo en casa de la víctima: desnudo, arrodillado y con los brazos amarrados a las paredes. El inspector William Parker, especialista en asesinos en serie, lleva un tiempo alejado de sus funciones y retirado del cuerpo tras un caso particularmente traumático, pero la teniente Watson está convencida de que solo él puede ayudarla a desentrañar el misterio de esta muerte macabra. Tras muchas dudas, Parker decide aparcar sus viejos temores y se lanza de lleno a una investigación que cambiará todo lo que creía saber sobre aquel viejo caso que inútilmente había intentado olvidar.
Mientras tanto, el experiodista valenciano Fernando Fons, llegado recientemente a San Francisco tras huir de un trágico reencuentro, sigue con interés la búsqueda del asesino al que la prensa ha apodado «el Verdugo». Así, Parker y Fons se embarcarán por separado en una carrera hacia el peligro, acercándose poco a poco el uno al otro y aproximándose también a un secreto que muchos intentan proteger a toda costa.