Christine Prusik es la jefa de la unidad forense del FBI en Chicago y se encuentra con un misterioso caso entre las manos: un asesino en serie que mata a mujeres jóvenes y se deshace de sus cuerpos en los barrancos del sur de Indiana.
En cada víctima, el asesino deja su particular firma: vacía el cuerpo de órganos y coloca en la tráquea una figura de piedra esculpida de la misma manera que las que se encuentran entre las tribus primitivas de Papua Nueva Guinea, las mismas tribus de las que escapó Prusik hace una década mientras realizaba una investigación de campo.
La coincidencia es particularmente inquietante, y más aún, cuando Prusik todavía tiene marcas de las cicatrices del ataque que sufrió por parte de los miembros de la tribu. ¿es posible que exista una conexión entre ambos sucesos? Prusik ya no sabe diferenciar ente realidad e ilusión y pronto se verá inmersa en su peor pesadilla.
Un vagón. Cinco escritores de novela negra. Un cadáver. Vuelve el autor del éxito internacional Todos en mi familia han matado a alguien.
Ernest Cunningham está disfrutando de la fama de su primer libro y, como todo novelista de éxito, su agente y su editor le reclaman la siguiente entrega. Sin embargo, Ernie no es capaz de encontrar la inspiración.
Cuando recibe la invitación para el Festival Australiano de Novela Negra, que tendrá lugar a bordo de un tren en homenaje a Agatha Christie, cree que por fin podrá ponerse a escribir su nuevo libro. Sin embargo uno de los seis escritores invitados es asesinado antes de llegar a la primera parada y, los cinco restantes se pondrán manos a la obra para resolverlo, siguiendo cada uno los mismos métodos que usan en sus libros.
Es la hora de restaurar el honor familiar. Es la hora de culminar la venganza.
Tras el auto de fe que le ha dejado huérfano, Alonso acude a la Inclusa para recuperar a su hermano Diego, pero allí enfrenta la peor de las noticias cuando le comunican que el niño murió al poco de ingresar. Roto de pena, se apoya en sus amigos, Juan y Antonio, quienes le ayudan a superar esta nueva pérdida introduciéndole en el duro pero fascinante mundo de la picaresca.
Una noche rescatan de un atraco a don Gonzalo Soto de Armendía, marqués de Velarde, quien los recompensa incorporándolos al servicio de su casa. Este nuevo vuelco en la vida de Alonso le abrirá las puertas de otro Madrid muy distinto al que conoce, el de la aristocracia; le sumergirá en un sinfín de aventuras y desventuras; le pondrá en el camino a personas que marcarán su futuro y también su pasado, y, sobre todo, le brindará la oportunidad de consumar su venganza y al fin restaurar el honor de los Castro.
Un nuevo integrante de la colección Minotauro Asiático.
Pese a su corta edad, Kisa está acostumbrada a luchar. Vive en un mundo infestado de monstruos, donde las personas se refugian tras fortificaciones repartidas en diferentes comunidades, cada una de ellas con una función diferente. Kisa pertenece a la de los «hábitos esmeralda», los únicos capaces de aniquilar las bestias que campan a sus anchas en el exterior. Sin embargo, sus compañeros la desprecian porque es incapaz de dominar su poder y la usan de señuelo.
Pero todo cambiará cuando conozca a Ikuro durante un enfrentamiento con los monstruos: el muchacho la salvará del peligro y juntos descubrirán que tienen mucho en común, como las burlas de sus vecinos. ¿Podrán cambiar su destino?
Siglo XVI. Una nueva desaparición. Dos gremios enfrentados. Unas mujeres dispuestas a imponer la única ley posible, la ley del valle.
Una lluviosa noche de 1577, el carbonero Domingo Harria sale de su caserío hacia la ferrería de Mirandaola, donde sus dueños, los Plazaola, lo están esperando. Asencia, su mujer, descubre a la mañana siguiente que Domingo no ha regresado a casa, y da la voz de alarma. No es la primera vez que alguien desaparece en el valle; tampoco será la última.
Tras varios días sin noticias, Asencia acude a la ferrería en busca de alguna pista sobre el paradero de su marido, pero, aunque allí le aseguran que Domingo nunca acudió a la cita, ella está convencida de que los Plazaola mienten. Su gremio nunca ha sido de fiar.
Años más tarde, cuando todo el valle parece haber olvidado a Domingo, salvo Asencia, aparece en su vida Jurdana, una joven de origen desconocido que no solo guarda un gran secreto, sino que huye de un pasado al que, tarde o temprano, deberá hacer frente. Solo espera no tener que hacerlo sola.
Un juego de simetrías, de búsquedas que se solapan y de secretos de familia que son -al mismo tiempo- los de todo un país.
Trece años atrás, Patricio Pron decidió contar por fin una historia que había intentado olvidar por todos los medios: la de cómo la enfermedad de su padre lo obligó a regresar a su ciudad natal –un osario, en su expresión– y de qué manera ese retorno lo confrontó no sólo con un lugar que en nada se asemejaba al que había dejado, sino también con el pasado trágico de su país y de su familia. ¿Por qué había querido desterrarlo de su memoria? ¿De qué huía? ¿No era precisamente esa huida la que lo había convertido en escritor?
A partir de conversaciones en los pasillos del hospital, de fotografías familiares y de la investigación de un asesinato realizada por su padre; de filmes, artículos de prensa, sueños y recuerdos involuntarios de una intensidad devastadora, Pron reunió las piezas de un puzle en el que sus padres y él ocupaban los extremos de una historia de agitación política, violencia estatal, desapariciones y deudas. De ellas surgió un relato sobre la memoria, la verdad, la compasión y la justicia que resuena poderosamente en tiempos como los nuestros, de negación y olvido.