Un acontecimiento literario: los demoledores diarios y cuadernos de una escritora que en vida fue muy celosa de su intimidad.
Patricia Highsmith, que en vida se ganó fama de misántropa y mantuvo un aura de secretismo sobre su vida privada, al morir dejó unos diarios y cuadernos personales guardados entre la ropa en un armario. Su editora, Anna von Planta, se ha sumergido en las más de ocho mil páginas de anotaciones y ha realizado una meticulosa selección, que ahora sale por fin a la luz. Sin duda, un acontecimiento literario.
Aflora aquí la persona detrás de la escritora, con todas sus complejidades y contradicciones. La autora da rienda suelta a contundentes opiniones –no exentas de polémica–, aborda episodios cruciales de su vida y nos permite también adentrarnos en la «cocina» de su universo literario y comprobar que su más célebre creación, el sociópata Tom Ripley, es el fruto destilado de sus demonios interiores.
Estos textos recorren toda la vida de Highsmith, desde su época de estudiante hasta sus últimos años en Suiza, y nos permiten acompañarla en las dudas juveniles sobre su identidad sexual, en las noches sin fin del Greenwich Village neoyorquino de los años cuarenta –de copas con personajes variopintos como Judy Holliday y Jane Bowles–, en los primeros atisbos de su vocación literaria y el temprano éxito de Extraños en un tren –llevada casi de inmediato al cine por Alfred Hitchcock–, en su paso por la colonia de artistas de Yaddo –en compañía de Chester Himes y Flannery O’Connor–, en su prolija y convulsa vida amorosa, en la publicación de su novela de amor lésbico El precio de la sal –después retitulada Carol– con seudónimo para esquivar el escándalo, en su decisión de marcharse a Europa, en su afición al alcohol...
Marzo de 1963. A sus dieciocho años, el jienense José Sáez entrena en una escuela de toreros con el ánimo de convertirse en matador. Un buen día descubre que su cara, aun siendo la misma de siempre, es la de otro hombre, Manuel Benítez El Cordobés, el diestro más célebre de todos los tiempos. Sin embargo, en esta historia de espejos y espejismos no hay corridas ni toros: en tono de comedia agridulce, Yo soy El Otro habla del éxito y del fracaso, del esfuerzo y de la suerte, de la identidad y de la locura, de la auténtica fortuna y del verdadero talento.
Nikki Griffin es una detective poco convencional. Su despacho ocupa el altillo de la librería de viejo que regenta, porque Nikki adora la lectura, los libros son los únicos que la protegen y le aportan el consuelo que la salva de su trágico pasado. Lo que poca gente sabe de ella es que no tolera la violencia masculina. Y no solo eso: Nikki se ocupa de dar su merecido a los tipos que hacen daño a las mujeres que dicen amar. Ella se asegura de que esos hombres peligrosos nunca más vuelvan a acercarse a sus víctimas.
Nikki acepta el encargo del director ejecutivo de una empresa de Silicon Valley que fabrica sofisticados sistemas de vigilancia. Debe seguir los pasos de una empleada sospechosa de vender secretos de la compañía. Cuando Nikki presencia como dos tipos amenazan a la joven que está siguiendo, entiende que tal vez no le han explicado toda la verdad y que no se trata de un simple caso de robo de información. Ella misma está en el punto de mira de hombres muy peligrosos.
Estas Navidades no van a ser fáciles para Charlie. Es la primera vez que se enfrenta a una celebración tras salir del hospital. Su ingreso y que sea el único miembro de su familia abiertamente gay no ayudará a darle lo que más desea: tranquilidad y pasar inadvertido. Las cosas quizá no salgan como Charlie espera, pero, pase lo que pase, sabe que siempre podrá refugiarse en Nick, a su lado, en el sofá, mientras espera a que la tormenta a su alrededor se calme.
Greta Cadaqués, una reportera de televisión, es enviada a cubrir el caso de una niña que ha caído en un pozo a las afueras de Madrid. Mientras no deja de pensar en un juicio al que tiene que asistir como jurado popular, su cámara, Juan Quatremer, y su jefe, un hombre ávido de audiencia, la apremian a sacar a la luz todos los detalles del caso del que el país entero está pendiente. Aunque pronto descubrirá que las intenciones de ambos hombres son muy distintas: Juan pretende cubrir el suceso de la forma más rigurosa posible, pero su jefe la coaccionará para que consiga las exclusivas más impactantes, aunque eso signifique difundir noticias falsas. Greta deberá enfrentarse a una encrucijada personal y profesional que la llevará a cuestionarse el papel de los medios de comunicación y los límites éticos de su trabajo.
Un nuevo caso de la comisaria Ruiz que la enfrentará con sus miserias y sus miedos más inconscientes, y la empujará fuera de su ámbito habitual.
La comisaria María Ruiz se encuentra desterrada en una de las provincias españolas más tristes para una investigadora criminal. En Soria el último suceso irresuelto del que se tiene noticia ocurrió en 1954, cuando una mujer que presuntamente asesinó a su marido con matarratas desapareció para siempre. De estar viva, tendría 101 años. Desde que la destinaron a Soria, sacándola de la fiebre de Madrid, la comisaria Ruiz viaja todos los fines de semana a Ávila, donde acompaña en su trance entre la vida y la muerte a su compañero Tomás, que está en coma. Su viejo amigo, el comisario Carlos, finalmente ha conseguido convencerla para que un fin de semana se airee y vaya a visitarlo a Santander. Pero lo que tenían que ser un par de días de tranquilidad se convierte en el mejor incentivo para la comisaria Ruiz.