La Florencia del siglo XVI requiere habilidad, discreción, lealtad, sensibilidad artística y comprensión política. Europa es un polvorín. Italia es el campo de batalla donde chocan Francia y España, las dos grandes potencias. El duque de Florencia, Cosme de Médici, no solo tiene que lidiar con la reina de Francia, su prima Catalina de Médici y aliada de su viejo enemigo, el republicano Piero Strozzi, sino también con el influjo de un Papa que es un inquisidor de la peor calaña, el que instituyó la prohibición de libros y obras de arte considerados inmorales. Y para complicarlo todo, ahora el viejo pintor Pontormo acaba de ser asesinado al pie de los frescos en los que trabajaba desde hacía once años. En la escena del crimen se descubre un cuadro obsceno de María de Médici, una de las hijas del duque. El gran Vasari, secuaz del duque, pintor e historiador del arte, se tiene que encargar de la investigación. ¿Quién es el asesino y quién el caricaturista? ¿Cuál es el móvil del asesinato y del crimen de lesa majestad?
Una saga de fantasía épica imprescindible.
En un mundo tan extenso y real como el nuestro, Richard Rahl y Kahlan Amnell se enfrentan a las fuerzas ancestrales que asaltan el Nuevo Mundo, unas fuerzas tan terribles que, cuando se asomaron por última vez, solo se las pudo derrotar al sellar el Viejo Mundo del lugar del que procedían. Sin embargo, han logrado atravesar la barrera, y el Nuevo Mundo vuelve a verse asediado por su poder maligno.
La guerra y la traición plagan el mundo, y solo Richard y Kahlan pueden salvarlo de un apocalipsis de una brutalidad y destrucción inconmensurables.
Mi nombre es Valeria y acabo de romper con mi novio delante de toda su familia cuando se suponía que anunciaríamos nuestro compromiso, y, para colmo, es el día de los enamorados. ¿Se puede caer más bajo? Al parecer, sí, porque mis amigas me sacaron de fiesta para olvidarme del dolor y acabé en la cama de un Cupido francés con cuerpo de dios griego. ¿Qué quién es Cupido? Ojalá lo supiese porque me urge hablar con él sobre el pequeño regalo que me ha dejado y que llegará en menos de nueve meses a mi caótica vida. Por suerte, tengo unas amigas tan maravillosas como locas que me apoyan y no han dudado en ayudarme a localizarlo. ¡Francia, allá vamos!
Todas las cartas reúne la correspondencia de Clarice Lispector a lo largo de toda su vida. La autora vivió casi dos décadas en el extranjero, por lo que mantuvo una larga y fructífera correspondencia con sus círculos intelectuales y familiares. Esta recopilación constituye un corpus fundamental para comprender su trayectoria personal y literaria.
El material, organizado por décadas —de 1940 a 1970—, va acompañado de notas que lo contextualizan en términos de tiempo y lugar, que además incluyen sustanciosas referencias culturales. Con gran cantidad de material inédito, fruto de una minuciosa investigación, este volumen ofrece una visión panorámica tanto de la persona como de la escritora.
Este volumen reúne toda la narrativa breve de la autora que insufló vida a las inquietudes universales de la existencia cotidiana o los eternos interrogantes de la condición del ser humano. Autora de brillantes y personalísimos relatos que figuran entre los más emblemáticos de la literatura brasileña, Clarice Lispector está unánimemente considerada como una de las más importantes voces del siglo XX. Su figura y su legado irradian hoy en día el mismo magnetismo que ha conseguido cautivar a los lectores de todo el mundo desde que apareciera publicado su primer libro.
«Mamá se ha muerto hoy. O puede que ayer, no lo sé.»
Publicada originalmente en 1942, El extranjero es la primera novela de Albert Camus y una de sus obras más emblemáticas. Ahora con nueva traducción al español de María Teresa Gallego Urrutia y Amaya García Gallego, este libro capital para la cultura del siglo XX transcurre en Argelia y narra la anodina vida de Meursault, un joven oficinista que vive en perpetua apatía. Cuando recibe la noticia del fallecimiento de su madre, la encaja con la mayor impasibilidad. Obligado a abandonar la capital y viajar para asistir al funeral, Meursault desea que la ceremonia sea breve para regresar a su casa. Esa indiferencia existencial marca sus días, avanzando sin reaccionar a la muerte de su madre, al afecto de su amada y ni tan siquiera a un crimen que cometerá con idéntica desidia, incapaz de ver el alcance moral de sus actos.
Camus retrata magistralmente la indolencia del hombre del siglo XX, un hombre que no encuentra su lugar, extranjero en su propio mundo. Este personaje escéptico y desapasionado que ha abandonado su condición de sujeto autónomo sigue siendo hoy un imprescindible referente literario y existencial.