La luz es la mano izquierda de la oscuridad, y la oscuridad es la mano derecha de la luz. Las dos son una, vida y muerte, juntas como amantes en kémmer, como manos unidas, como el término y el camino.»
«Escribiré mi informe como si contara una historia, pues me enseñaron siendo niño que la verdad nace de la imaginación». Así comienza su relato Genly Ai, enviado al planeta Gueden —también llamado Invierno por su gélido clima— con el propósito de contactar con sus habitantes y proponerles unirse a la liga de planetas conocida como el Ecumen. Los guedenianos tienen una particularidad que los hace únicos: son hermafroditas, y adoptan uno u otro sexo exclusivamente en la época de celo, denominada kémmer.
En Ciudad de cristal, un escritor de novela policíaca se convierte por azar en protagonista de una investigación real y se ve actuando como un detective por las calles de la ciudad de los rascacielos mientras se cuestiona quién es en realidad. En Fantasmas, Azul es contratado por Blanco para seguir a Negro a todas horas, lo que le lleva a perderse en un laberinto de preguntas en el que no está claro quién persigue a quién. En La habitación cerrada, el personaje principal recibe el encargo de buscar a un amigo de la infancia desaparecido que ha dejado una maleta llena de manuscritos inéditos que deseaba que fueran publicados.
Último libro de Pedro Salinas (1891-1951) publicado en España en vida de su autor, "Razón de amor" aparece en 1936, el mismo año en que da comienzo el largo exilio americano del poeta. Dividido en dos partes, la primera de las cuales fluye como un largo poema, el poemario -cuyo título procede de un poema anónimo del siglo XIII que describe el encuentro de dos enamorados en un huerto florido- prolonga el tema de la separación de los amantes iniciado ya al final de "La voz a ti debida", solo que aquí cobra un nuevo tono la voz del poeta, quien, por medio de la evocación, trata de exorcizar la ausencia de la amada. Como afirma Soledad Salinas de Marichal en la introducción del presente volumen, «se diría un diario íntimo y también una poesía de conjuros, dirigida a recordar, pero también a recobrar, el amor perdido para devolverlo a la realidad presente».
El sol baña los acantilados y las aguas turquesas del mar de Cornualles cuando Jane Bellamy y Cedric Stone se conocen en el verano de 1939. No están destinados a ser una ecuación perfecta, pero son jóvenes y el amor lo arrolla todo a su paso. Así que esta historia comienza como otras muchas: él y ella se enamoran. Hay primeras palabras, primeras miradas y primeros besos. Y luego la guerra, la nada. Solo oscuridad. Todo cambia.
Años más tarde, en un hospital de Edimburgo, Margot Abbot sostiene en la mano un anillo que pertenece al paciente que dormita en la cama, Cedric Stone. Ella todavía no lo sabe, pero está a punto de abrir un baúl de recuerdos y descubrir qué ocurrió tras aquellos luminosos días de estío que quedaron atrás.
El 28 enero de 1908, una española de 17 años, sentada a lomos de un elefante lujosamente enjaezado, hace su entrada en una pequeña ciudad del norte de la India. El pueblo entero está en la calle rindiendo un cálido homenaje a la nueva princesa de tez tan blanca como las nieves del Himalaya. Podría parecer un cuento de hadas, pero así fue la boda de la andaluza Anita Delgado con el riquísimo maharajá de Kapurthala. Y así empezó una gran historia de amor —y traición— que se desgranó durante casi dos décadas en el corazón de una India a punto de extinguirse.
Noche fantástica contiene siete relatos de Stefan Zweig. Una prostituta que por unos instantes revive su vida en la Viena de principios de siglo, un estudiante de medicina que descubre los enigmas de la existencia de manera dramática, la metamorfosis insospechada de un joven rico y aburrido o el destino de una pequeña ciudad judía en medio de una Alemania en pleno invierno, son algunos de sus argumentos. Todos ellos nos confirman de nuevo la sorprendente habilidad narrativa de su autor por profundizar en los más hondos entresijos del alma humana. Una conmovedora soledad emotiva y la inevitable pérdida de inocencia que de ella deriva, completan la evocación de un mundo, tan irrecuperable como sorprendentemente actual, que Zweig describe con mano maestra.