El periodista norteamericano Doug Bock Clark convivió durante tres años en un remoto enclave indonesio con la tribu indígena de los lamaleranos, la única que actualmente sigue pescando cachalotes el animal dentado más grande del mundo solo con métodos tradicionales; los mismos que en el siglo xix habría utilizado el capitán Ahab contra Moby Dick: en barcos de remos y arponeándolos a mano.
Fruto de su experiencia nace este cautivador retrato sobre un grupo que convive en equilibrio con la naturaleza perpetuando una práctica con un fuerte componente ritual y épico, que asiste impotente a la progresiva desaparición de sus costumbres y sustento. El cambio climático, la globalización y las nuevas tecnologías están destruyendo una comunidad en la que la solidaridad, el respeto por la naturaleza y los mayores eran exponentes de una cultura que reflejaba lo mejor del ser humano.
En 1960 Shentalinski fue enviado como operario de una emisora de radio a la isla de Wrangel, más allá del Círculo Polar, donde permaneció durante tres años. La isla representó para él una verdadera escuela y la experiencia más importante de su vida, hasta el punto de que le gustaba regresar, siempre que fuera posible. Uno de esos viajes tuvo lugar en 1972, en el marco de una expedición científica para estudiar los osos polares. La expedición se limitaba a dos personas: Shentalinski y Stanislav Biélikov, a día de hoy uno de los mayores expertos en el estudio del oso polar. Y de las dificultades de la expedición da fe el diálogo mantenido en el Departamento de Transportes cuando los dos expedicionarios solicitaron una motonieve. Al dar las dimensiones del vehículo, doscientos por sesenta por cuarenta, el funcionario respondió: 'Las dimensiones justas de un ataúd.' Mi amor, la osa blanca es el diario que Shentalinski escribió durante esos días completado con más de veinte fotografías.
El hombre que narra esta historia perdió a su mujer y ha criado a sus dos hijos lo mejor que ha podido. Son dos chavales buenos y educados que quieren a su padre tanto como él a ellos, aunque no lo expresen a menudo. Comparten la afición por el futbol, los recuerdos sobre su madre y el orgullo humilde de clase trabajadora. Hasta que de repente el mayor habla cada vez menos, se aleja de su padre y empieza a codearse con jóvenes de extrema derecha.
Con la sensibilidad frágil y profundamente humana de quién no tiene herramientas para expresar cómo se siente, asistimos al relato de un amor imperfecto entre un hijo y un padre que no sabe cómo evitar que su chico se llene de odio. ¿Por qué alguien con la vida por estrenar puede contener tanta furia? ¿El amor de un padre puede perdonarlo todo?
Esta historia inolvidable se hace las preguntas adecuadas, las que más duelen y las que escapan a una respuesta fácil. Seleccionada como el mejor libro del año por los estudiantes franceses, resuena con fuerza en un mundo estupefacto ante el auge del odio y la incomprensión.
En Rehenes cristaliza el potente monólogo de Sylvie, de cincuenta y tres años, divorciada y con dos hijos, la empleada perfecta y mano derecha de su jefe... Hasta que le pide que clasifique a los trabajadores de la fábrica entre aquellos que deberían salvarse de un proceso de despido colectivo y aquellos que no. De repente su mundo se desmorona y acaba haciendo lo impensable: secuestrar a su jefe durante una noche.áá
áá Una novela que se lee como un manifiesto, como un grito y una llamada de atención para que nos replanteemos la sumisión a la que nos somete el sistema; que es la libertad o la obediencia; la alienación a la que nos conduce el mundo del trabajo al tiempo que pensamos que nos estamos realizando precisamente a traves de el, y la dura realidad a la que se enfrentan las mujeres, para las que a menudo la violencia que ejercen hacia ellas las empresas no tiene nada que envidiar a la de los hombres.
Una eminente ficción distópica sobre la amistad de dos mujeres que sobreviven a la extinción del planeta. Segunda parte de la llamada Trilogía de MaddAddam.
Las predicciones de Adán Uno, afable líder de los Jardineros de Dios, se han hecho realidad, y el Diluvio Seco ha asolado el planeta y parece haber acabado con toda traza de vida humana. Solo dos mujeres parecen haber sobrevivido a la gran catástrofe natural: Toby, que se ha atrincherado en un balneario de lujo, y Ren, una joven artista de trapecio encerrada en Colas y Escamas, un distinguido club donde trabajan «las chicas guarras más limpias de la ciudad». Y mientras Toby y Ren deciden cuál será su siguiente paso, en el mundo exterior campan a sus anchas los gobernantes corruptos y proliferan las nuevas especies transgénicas, que amenazan con destruirlo todo. El año del Diluvio, que es tierna y sombría a partes iguales, nos descubre a la Margaret Atwood más brillante e imaginativa.
Un libro que confirma a Annie Dillard como una de las más importantes escritoras vivas.
Los grandes escritores de 'nature writing' son capaces de observar la naturaleza con una agudeza singular y construir un relato que permita al lector viajar hasta esos mundos tan ajenos a nuestra cotidianeidad. Dillard, sin embargo, va más allá. Ve a través de las grietas por las que el mundo se deshilvana y se reteje, donde los fenómenos más dispares encuentran su vínculo. Dillard es hija de Thoreau, pero también del Maestro Eckhart. Es una incansable exploradora: da igual que nos hable de un viaje a las Galápagos, a la Antártida o a las colinas que la rodean: allá donde se posa su mirada la belleza del mundo arrasa sus pupilas, y sus palabras, como la mejor poesía, dan cuenta de esa lucha por transmitir el misterio último de una emoción que carece de lenguaje.