Vuelve el autor del bestseller La cadena con un thriller del que no podrás huir. Bienvenidos a la isla.
Heather ha logrado cambiar de vida: se ha casado con Tom, un joven y brillante médico viudo con dos hijos. Cuando su marido recibe una invitación para asistir a un congreso en Australia, deciden que la familia al completo lo acompañe para afianzar la relación entre Heather y los hijos adolescentes de Tom y lograr que la nueva familia funcione. Pero las que iban a ser unas idílicas vacaciones acabarán tomando un rumbo muy distinto.
En medio de un indeterminado paisaje mediterráneo, un soldado exhausto y cubierto de suciedad huye de la violencia de la guerra, pero su plan de cruzar la frontera se tuerce cuando se encuentra con una mujer que también intenta escapar de la barbarie.
El 11 de septiembre de 2001, a bordo de un barco fluvial en las afueras de Berlín, el atentado contra las torres del World Trade Center interrumpe unas jornadas para rendir homenaje a Paul Heudeber, un brillante matemático de la RDA que, a pesar del fracaso de la utopía comunista, permaneció fiel al lado oriental del muro hasta su muerte. Casi veinte años después, y con la guerra de Ucrania de trasfondo, la hija de Heudeber evoca ese día y la trágica vida de Paul y de su madre, una figura ausente y contradictoria.
Hace seis meses que la abuela Carmen se abrió las venas en la bañera, y nadie ha sabido aún por qué. Ahora, sus cuatro nietas vuelven a la casa del pueblo en la que murió y que han heredado.
Lis se está recuperando de una crisis que sufrió allí mismo y solo quiere vender la casa y pasar página. Su hermana Erica sueña con organizar retiros espirituales y paseos botánicos. Olivia, prima de Erica y Lis y la mayor de las nietas, es cardióloga y busca en cada cajón alguna pista que ayude a explicar el final de la abuela. Por su parte, Nora, la hermana desastre, se plantea dejar que su camello utilice la casa como almacén para su mercancía.
Cuatro mujeres jóvenes y un legado común por descifrar: ¿una casa o una maldición que corre en los genes?
Charlotte Salomon, pintora alemana de origen judío, abandona Berlín tras una relación amorosa que dejará en ella una huella definitiva. Huyendo de los nazis, se refugia en el sur de Francia junto a sus abuelos, quienes custodian un secreto que Charlotte no debe conocer. Allí compone su fascinante autobiografía, una obra única que, ya acechada por el peligro, decide poner a buen recaudo en una maleta que entrega a su médico, a quien confiesa: «Es toda mi vida».
En el Retorno 201, una larga avenida rectilínea situada al sur de la Ciudad de México, Guillermo Arriaga pasó su infancia, adolescencia y parte de su juventud. Allí su narrativa se topó con historias que hienden como cuchillos, en donde afloran la violencia y el amor, la ternura y la brutalidad, la paz y la furia. Con agudo instinto callejero, el autor presenta personajes llenos de intensidad y de contradicciones, al límite del caos y enfrentados a complejos dilemas morales. En sus cuentos desnuda el alma humana, como en el escalofriante «Lilly», que narra lo que unos chicos le hacen a su prima con retraso mental; «La viuda Díaz», conmovedor relato de amor de una joven que cuida a su marido enfermo, varios años mayor que ella; «El invicto», donde se revelan los crueles códigos de barrio; o «Trilogía», que retrata la violencia de tres agentes de policía sobre un inocente que cometió el error de pasar frente a ellos.
A mediados del siglo XVI el rey Juan III ofrece a su primo, el archiduque Maximiliano de Austria, un elefante asiático. Esta novela cuenta el viaje épico de ese elefante llamado Salomón que tuvo que recorrer Europa por caprichos reales y absurdas estrategias.
El viaje del elefante no es un libro histórico, es una combinación de hechos reales e inventados que nos hace sentir la realidad y la ficción como una unidad indisoluble, como algo propio de la gran literatura. Una reflexión sobre el sentido de la vida humana, con sus afanes, desvelos y ambiciones, con su irremisible final, en la que el humor y la ironía, marcas de la implacable lucidez del autor, se unen a la compasión con la que José Saramago observa las flaquezas humanas.