Amelia Rose, más conocida como Rae Rose por sus fans, está cansada de ser la princesa del pop. Así que, inspirada por su peli favorita de Audrey Hepburn, Vacaciones en Roma, conduce durante horas para llegar a Roma…, la de Kentucky, claro.
Cuando Noah Walker se encuentra a la cantante frente a su casa con el coche averiado, le deja claro que no puede ayudarla, porque bastante tiene con sacar adelante la pastelería que le ha dejado su abuela y mantener a raya a los cotillas de sus vecinos. No obstante, en contra de su buen juicio, permite que Rae Rose se quede en la habitación de invitados hasta que pueda largarse.
Sin embargo, poco a poco Noah descubre que detrás de la fachada de fama de Rae Rose está Amelia, una mujer irresistible y auténtica por la que no puede evitar sentirse atraído.
Amelia no tarda en dejarse seducir por el encanto de Roma y por su huraño anfitrión…, pero, aunque su corazón se siente como en casa por primera vez en mucho tiempo, incluso Audrey tuvo que volver a casa al final de la película. ¿O no?
«Viví así, solo, sin nadie con quien hablar verdaderamente, hasta que tuve una avería en el desierto del Sáhara, hace seis años. Algo se había roto en mi motor. Y como no tenía conmigo ni mecánico ni pasajeros, me dispuse a realizar, solo, una reparación difícil. Era, para mí, cuestión de vida o muerte.
Tenía agua apenas para ocho días.
La primera noche dormí sobre la arena a mil millas de toda tierra habitada. Estaba más aislado que un náufrago sobre una balsa en medio del océano. Imaginaos, pues, mi sorpresa cuando, al romper el día, me despertó una extraña vocecita que decía:
-Por favor..., ¡dibújame un cordero!».
Anastasia Allen está decidida a entrar en el equipo olímpico de patinaje artístico de Estados Unidos y, cuando consigue una beca para la Universidad de California, todo parece ir de acuerdo con su plan.
El objetivo de Nathan Hawkins como capitán del equipo de hockey es mantener a sus chicos sobre el hielo cueste lo que cueste, pero todo se complica cuando tienen que compartir pista con una patinadora guapísima y con muy mal genio.
La situación obliga a estos rivales a pasar tiempo juntos, pero Anastasia está tranquila. Sabe perfectamente que un jugador de hockey jamás podría distraerla, y mucho menos Nate... ¿verdad?
Después de pasar cinco años en la cárcel por el trágico error que costó la vida de su gran amor Scott, Kenna Rowan regresa a casa con un único deseo: abrazar a su hija Diem, de cuatro años, que vive con los padres de Scott y a la que no ha visto desde que nació.
La única persona que no le ha cerrado la puerta por completo es Ledger Ward, dueño del bar local y uno de los pocos vínculos que le quedan con Diem. Pero ella sabe que si alguien descubre que Ledger se está convirtiendo lentamente en una parte importante de su vida, crece el riesgo de no recuperar a su hija. Kenna deberá encontrar una manera de reparar los errores de su pasado si quiere construir un nuevo futuro con Ledger.
Era una de esas brujas de los bosques, condenada a la marginación mil años atrás, una mala persona. Maldijo a la pequeña el día que nació, para que, cuando la joven cumpliera dieciocho años, al pincharla con un huso en el dedo se durmiera para siempre.
A vuelo de pájaro, era el reino más cercano al de la reina, pero ni siquiera los pájaros volaban sobre él.
Esta historia tal vez os resulte familiar: hay una joven reina a punto de casarse. Hay algunos enanos buenos, fuertes y valientes; hay un castillo rodeado de una maraña de espinos; y hay una princesa a la que, según se rumorea, una bruja condenó al sueño eterno.
Pero aquí nadie espera que aparezca un noble príncipe montado en su fiel corcel y dispuesto a arreglar las cosas. Si una joven reina quiere demostrarse a sí misma que puede ser una heroína, rescatar a una princesa es una ocasión perfecta...
Este cuento de hadas está urdido con un hilo de magia negra que gira sinuosamente, arrojando apasionantes brillos y reflejos que sorprenderán a lectores de todas las edades.
Cada mes de agosto Ana Magdalena Bach toma el transbordador hasta la isla donde está enterrada su madre para visitar la tumba en la que yace. Esas visitas acaban suponiendo una irresistible invitación a convertirse en una persona distinta durante una noche al año. Escrita en el inconfundible y fascinante estilo de García Márquez, En agosto nos vemos es un canto a la vida, a la resistencia del goce pese al paso del tiempo y al deseo femenino. Un regalo inesperado para los innumerables lectores del Nobel colombiano.