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VE Y DILO A LA MONTAÑA

Un retrato feroz de la adolescencia en el Harlem de los años treinta, una honda reflexión sobre el racismo y el papel de doble filo de la religión. Un sábado de marzo de 1935, John Grimes, hijo de un autoritario predicador pentecostal de Harlem, cumple catorce años. Esa noche, en la iglesia, entre los cantos y el fervor de los fieles, John se encuentra ante una encrucijada: anhela un destino diferente al que su familia y su comunidad le tienen reservado, el de seguir los pasos de su padre. Pero cuando uno forma parte de un grupo social discriminado, la libertad de elegir puede no estar en tus manos. O puede condenarte a una segregación aún más profunda frente a aquellos a quienes amas. Esa misma noche, John es sacudido por la epifanía que lo enfrentará a la rebeldía y la sumisión, a la lujuria y la inocencia, al odio y la compasión. Un éxtasis que acabará por revelar la ambivalencia en la que su verdadero yo habita. «Si alguna vez hubo un libro que yo tenía que escribir, fue este», dijo James Baldwin de Ve y dilo en la montaña, la novela que en 1953 reveló por primera vez al mundo el genio y la furia del autor afroamericano. Pocos años más tarde, ya era considerada un clásico de la literatura estadounidense. Con su simbolismo oscuro y profético, esta singular novela de iniciación se inspira en la adolescencia del propio autor para componer un relato febril en el que la lucha por la individualidad queda entretejida con la historia de un pueblo marcado por el racismo y el poder represivo de la religión.
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MI REFUGIO Y MI TORMENTA

Destrozada por la muerte de su madre y, al mismo tiempo, desconcertada y «más que un poco avergonzada» por la intensidad de su reacción, Arundhati Roy comenzó a escribir estas memorias en un intento de comprender sus sentimientos hacia la madre de la que huyó a los dieciocho años, «no porque no la amara, sino para poder seguir amándola». Así empieza esta historia asombrosa, el libro que Roy lleva «escribiendo toda la vida», un texto radicalmente honesto, divertido y profundamente conmovedor. Con la amplitud, el alcance y la profundidad de novelas tan icónicas como El dios de las pequeñas cosas, este libro es un canto a la libertad y un homenaje al amor espinoso, un último abrazo entre madre e hija.
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EL DIOS DE LAS PEQUEÑAS COSAS

Debut de una desconocida Arundhati Roy en el año 1997, El dios de las pequeñas cosas ha sido uno de los grandes fenómenos editoriales de las últimas décadas. Ganador del Premio Booker y traducido a más de cuarenta lenguas, es ya un clásico contemporáneo con ocho millones de lectores en todo el mundo. Estha y Rahel, dos gemelos del sur de la India, descubren muy pronto que el amor —como las leyes que rigen sus vidas— tiene límites inquebrantables. La visita de su prima Sophie, el regreso de su madre y un gesto fuera de lugar desencadenan una serie de acontecimientos cuyos ecos resuenan años después transformando para siempre su mundo. Esta saga familiar comparada con obras de Gabriel García Márquez y de Salman Rusdie es mucho más que el retrato de una familia. Es una joya narrativa sobre el deseo y la pérdida, la infancia y sus fracturas, el amor y la justicia. Una novela llena de belleza sobre las decisiones que cambian una vida entera.
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RECUERDOS DE MONTAÑAS LEJANAS

«Tengo que escribir sobre el placer que siento al escribir por encima de un dibujo. Esto es lo que hay que decir: entre los 7 y los 22 años pensé que iba a ser pintor. A los 22, murió el pintor que había en mí y empecé a escribir novelas. En 2008, entré en una tienda y salí con dos enormes bolsas llenas de lápices y pinceles; luego, entre el placer y el temor, empecé a dibujar en pequeños cuadernos. No, el pintor que había en mí no estaba muerto». Desde hace quince años, Orhan Pamuk escribe y dibuja a diario en sus cuadernos. Anota sus pensamientos sobre la actualidad, dialoga con los personajes de sus novelas, confiesa sus miedos y preocupaciones, narra sus encuentros y viajes y reflexiona sobre el amor y la felicidad. Por primera vez, el escritor que soñaba con ser pintor nos muestra una cuidada selección personal de sus dibujos, una bellísima aproximación a la íntima y prolífica lectura que hace Pamuk del mundo y de la vida a través de un conmovedor mosaico de paisajes y reflexiones. Recuerdos de montañas lejanas se convierte así en un verdadero espacio artístico alejado del diario o las memorias tradicionales, dando lugar a un libro singular e inimitable.
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H.G. WELLS. LA GUERRA DE LOS MUNDOS

UNA FIEL ADAPTACIÓN DE UNO DE LOS MAYORES CLÁSICOS DE LA CIENCIA FICCIÓN. Una serie de proyectiles de trayectoria precisa y regular provenientes de Marte golpean la Tierra. En la pequeña localidad de Ottershaw, en Inglaterra, el profesor Ogilvy es reacio a creer la teoría de un ataque extraterrestre que sostiene su joven alumno. Sin embargo, no tendrá más remedio que aceptar la realidad cuando uno de esos objetos no identificados impacte cerca de su casa y compruebe en sus propias carnes que las intenciones de los visitantes del planeta rojo no son pacíficas.
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ME LLAMO CUERPO QUE NO ESTA. POESIA COMP

El adjetivo que mejor define la poesía de Cristina Rivera Garza, una de las escritoras más relevantes de la literatura mexicana actual, es «indómita». Porque quiebra los géneros con un sinfín de formas que van desde los posteos o los tuits hasta los textos comunales, los telegramas y las bitácoras, pero también porque rompe la sintaxis y hasta el mismo lenguaje. Estas profundas fisuras señalan ausencias: de cuerpos —más de cien mil personas han desaparecido en el lapso de dos décadas en México— y de palabras. Sus versos salvajes tejen nodos territoriales y afectivos, evocan corporeidades, juegan con la autoficción, construyen múltiples voces, tienden vasos comunicantes con su narrativa y están atravesados por las obsesiones que vertebran su obra: la violencia y la muerte, la enfermedad y el amor, el sueño y la razón. Son poemas que convierten a sus lectores en «traductores-detectives-cómplices» y que viven más allá de la página.
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