Hasta ahora, Yeonghye ha sido la esposa diligente y discreta que su marido siempre ha deseado. Sin ningún atractivo especial ni ningún defecto en particular, cumple los requisitos necesarios para que su matrimonio funcione sin sobresaltos. Todo cambia cuando unas pesadillas brutales y sanguinarias empiezan a despertarla por las noches, y siente la imperiosa necesidad de deshacerse de toda la carne del frigorífico. A partir de ese momento, Yeonghye impondrá en casa una dieta exclusivamente vegetariana que su marido aceptará entre atónito y molesto. Este será un primer acto subversivo seguido de muchos otros que la llevarán a la búsqueda de una existencia más pura y despojada, más cercana a la vida vegetal, un lugar donde el poder erótico y floral de su cuerpo romperá las estrictas costumbres de una sociedad patriarcal y ultracapitalista.
Un día, nace un niño en una familia. Sus ojos negros bailan, perdidos en el vacío. Es un ser vulnerable que nunca aprenderá a caminar, un inadaptado que traza una línea invisible entre sus parientes y los demás.
Esta es la historia de este niño en su casa natal de las Cevenas, en medio de una naturaleza poderosa y de montañas protectoras, de los sobresaltos de la infancia y de la relación con sus hermanos. Con el mayor, que se funde con el pequeño, que se apega, se entrega a él y se pierde en él. Con la menor, en quien arraigan la aversión, la ira y el rechazo hacia un ser que absorbe la alegría de sus padres y la energía del mayor. Y con el más joven, que vive a la sombra de los fantasmas familiares llevando en sí el peso de una reconciliación más allá del pasado.
Una joven llega a su casa y descubre que su pareja se ha ido. Decide esperarla, obedeciendo el mandato que la relación misma ha impuesto: beber mucha agua y no comer. Conforme las horas avanzan, el silencio comienza a llenarse de voces: las del mundo y las de su cabeza, voces de su madre y de su abuela, que le hablan de su infancia en un pueblo cañero a la orilla del río.
Autofagia es una novela coral que nos acerca a un mundo de ausencias, a un presente nebuloso que parece devorarse a sí mismo. Es la tercera novela de Alaíde Ventura Medina, una de las narradoras más interesantes de la lengua hispana.
Una maestra llega a la escuelita y varias vidas cambian. La de esa decena de chicos siempre con ganas de galletitas y gaseosa, que van del garabato a la letra, de los botones de colores a las cuentas matemáticas, de los piedrazos a la poesía. La de Dylan, que un día se asoma desafiante desde el techo. Y la de ella misma, que apenas recibida ha migrado desde un pueblo del interior y completa su salario como moza. De lejos, la Ciudad parece un castillo. De cerca, es una fortaleza inexpugnable. En ese ida y vuelta, clase a clase la Seño va transformándose. Los chicos crecen, las adolescentes se convierten en madres y Dylan, que rescató a un cachorro de morir ahogado y dio de comer en el pico a un pichoncito, busca sosiego a su profundo dolor de niño que ha caído de su propio nido.
Con humor, ternura y una prosa delicadísima, Marie Gouiric nos conmueve desde la primera a la última página y hace que nos preguntemos quién aprende y quién enseña una vez que alguien se entrega de corazón a los demás.
¿Y si aquello que queremos nunca es lo que necesitamos? La novela más romántica de la primavera.
Todo el mundo tiene deseos de cosas imposibles o, al menos, improbables. El de Víctor es encontrar su lugar en el mundo, recorrer países conociendo ciudades, chicas, y, sobre todo, a sí mismo. El de Álex es besar a su mejor amigo.
Víctor y Álex son mejores amigos, siempre han estado juntos y no sabrán cómo enfrentarse a ciertas cosas cuando sus caminos se tengan que separar, porque van a tener que hacerlo.
Lo que descubrirán es que, cuando perdemos aquello que llevamos persiguiendo tanto tiempo, otras cosas aparecen, florecen, renacen y puede que constituyan la respuesta que tanto anhelamos. Pero ambos saben que, con una sola llamada en el momento indicado, con un solo te quiero, aquello que creían olvidado puede tomar una nueva fuerza y sus secretos podrán salir a la luz.
Y es que los primeros amores, cuando no llegan a materializarse, son aún más difíciles de olvidar.
Una historia fresca, desinhibida, que, entre lo que encontramos y lo que perdemos, nos habla de lo que todos perseguimos.
Un gélido jueves de enero de 2008, en un hospital de Reikiavik, el doctor Stoltz colocaba un alfil en la mano vencida de Bobby Fischer, quien fuera el mejor ajedrecista del mundo, para que, al apretar en ella la pieza, las venas de su brazo se hincharan y así poder inyectarle una dosis compasiva de morfina. Aunque, en realidad, esta narración arranca más de cuarenta años atrás, con un Bobby Fischer admirado por todo el mundo que visita Cuba en 1966 para disputar un torneo, y entrelaza dos historias de amor, dos pasiones vividas con una revolución como telón de fondo. La de Miriam, que a sus catorce años tiene un breve e intenso romance con el ajedrecista, y la de un misterioso cubano de origen polaco que cae rendido a los pies de la madre del gran maestro diez años antes. Dos pasiones amorosas en dos momentos históricos de Cuba, aquella que floreció al calor de los casinos y la industria del turismo que comandaban los gánsteres desde Florida, y la que quedó después de que la Revolución arrasara el espejismo capitalista. Mayra Montero recrea con maestría dos épocas de una ciudad, La Habana, que ya ha desaparecido.