A punto de cumplir treinta, Esther tiene éxito en su trabajo y comparte piso con sus dos mejores amigas, pero su vida amorosa es un completo desastre. Harta de citas fallidas, se topa con una revista que habla de los siete arquetipos de pareja que hay que experimentar antes de encontrar a la ideal. Y ella ya ha pasado por todos: el Primer Amor, el Error del Trabajo, el Infiel, el Amigo con Derechos, la Oportunidad Perdida, el Imbécil y el Formalito.
Con esta revelación, decide contactarlos para ver si acaso dejó escapar a su media naranja. Porque, ¿qué podría salir mal? Solo tendrá que enfrentarse a unas cuantas catástrofes emocionales sin resolver... ¡nada complicado!
La protagonista de El dedo en la boca se llama Lung L. y no tiene más de veinte años; ha pasado un tiempo en una clínica, le gusta ir en tren y dar paseos en plena naturaleza; parece a la vez cruel y vulnerable; en ocasiones, mientras se chupa el pulgar, una costumbre que no abandona, con la otra mano atrapa en el aire vestigios de la memoria, recuerdos donde se entrecruzan su primo Felix, su padre, una enfermera y personajes cuya presencia puede evocar como en un sueño. A su vez, el joven que protagoniza Las estatuas de agua, llamado Beeklam, se rodea de un criado, de soledad y de estatuas en su sótano de Ámsterdam, pero quizá un día salga a la luz y encuentre su doble en Katrin, una niña que no tiene prisa por llegar a ninguna parte, como si supiera que su vida discurre, en realidad, en otro lugar.
Tras matar a un hombre con motivo de su deber como sheriff, Anna se ve asaltada por recuerdos reprimidos de su infancia. Después de tanto tiempo, creía haber logrado dejar atrás la sombra de su padre, pero ahora vuelve a soñar con él, con sus manos rojas de sangre y con cadáveres adornados con flores sacrificados al dios del bosque.
Cuando un asesino en serie empieza a actuar con el mismo modus operandi de su padre, la vida de Anna se tambaleará. Tendrá entonces que recurrir a toda su experiencia para frenar los crímenes sin perderse en la oscuridad que la persigue y responder a la peor de las preguntas… ¿Es posible que su padre siga vivo?
Los personajes de Falsa guerra son náufragos en tierra firme, varados en zona de nadie. Algunos quieren marcharse de Cuba y no pueden, otros se fueron y nunca acabaron de llegar del todo. Viven en una especie de limbo, en un impasse perpetuo entre la realidad y el deseo, entre el pasado y el futuro, entre el país de origen y el de destino, a la espera de una promesa, una confirmación o, simple y llanamente, una tregua. Algo que les siga recordando que la vida es posible. ¿Qué diferencia hay entre un inmigrante, un exiliado y un refugiado? Abocados al caos, a la angustia o al hastío, los desplazados perennes son asediados por un mundo que a cada paso –en ese simulacro de avance hacia el espejismo de la sociedad de consumo– les recuerda que no existe un lugar para ellos. En esta novela coral, los personajes parecen moverse con desparpajo nómada entre Cuba, Estados Unidos, México, Francia o Alemania, si bien todos ellos se hallan paralizados, inmersos en una falsa guerra que se libra en virtud de ninguna verdadera pasión, de ninguna auténtica idea.
En una villa a las afueras de Zúrich vive el anciano Dr. Stotz, rodeado de retratos de una mujer joven. Melody fue una vez su prometida, pero poco antes de la boda, hace más de cuarenta años, ella desapareció. Stotz nunca se recuperó de su pérdida y ha dedicado su vida a buscarla. Sabedor de que le quedan pocos meses de vida, y con el fin de poner orden en su patrimonio y su legado, Stotz contrata a un joven que necesita urgentemente un trabajo. Poco a poco, a medida que se adentra en los papeles, Tom empieza a preguntarse si Stotz es realmente quien pretende ser, si su vida ha sido la que él cuenta y si Melody existió. Melody es un thriller contemporáneo en el que la verdad tiene muchas caras. Una historia maravillosamente romántica, una lectura cautivadora, ambientada en Zúrich y Grecia, cuya trama da innumerables giros y vueltas que mantienen a los lectores clavados en el sillón hasta la última página.
En plena guerra austro-prusiana, el detective aficionado Julius Bentheim y su joven amigo Albrecht Krosick intentan sobrevivir en el campo de batalla hasta que son reclutados por el comisario Gideon Horlitz. Unas valiosas joyas pertenecientes al Imperio del Antiguo Egipto han sido robadas por una astuta banda criminal. Las huellas de este robo los llevarán a Egipto, convertido en un tablero de ajedrez donde se juega una partida por el gobierno del país del Nilo y en el que las alhajas robadas pueden tener un valor incalculable. Secretos, intrigas y una conspiración política internacional. Todas las pistas parecen llevar a una misteriosa mujer llamada Feline. Julius y Albrecht tendrán que decidir entonces si es una aliada en las sombras o la mayor mente criminal a la que se hayan enfrentado.