Para un padre no hay mayor dolor que perder a un hijo. Y Roberto Cusac lo sabe bien: bastaron unos segundos para que Jaime desapareciera de un parque infantil sin dejar rastro. Años más tarde, en un intento por redimir su culpa, entra a trabajar como investigador privado en una fundación de personas desaparecidas junto con Inés Herrera, su esposa, quien se encarga de la parte legal. Tienen otro hijo, que ha crecido a la sombra de un hermano al que nunca conoció, pero que continúa presente en la vida de sus padres. Y más cuando una noche, en un paraje inhóspito, reaparece un niño desaparecido. Desnutrido y con evidentes signos de tortura, el pequeño relata haber estado encerrado por un hombre sin rostro. Desde ese instante, y guiados por el temor de que Jaime haya sufrido la misma suerte, Roberto e Inés iniciarán una investigación paralela para descubrir la verdad.
La primera novela de Manuel Marlasca. El mayor referente de la crónica negra arranca con la serie «Grupo X».
El día que el grupo X de la Brigada de Policía Judicial de Madrid empieza su semana de guardia aparece en una fábrica abandonada una maleta con el torso de una mujer. Jimmy Valle, Luis Mangas y Paula Vicente, tres agentes de distintas generaciones, serán los encargados de esclarecer el crimen. Al grupo X se une Julia Zaldívar, una inspectora especialista en la lucha contra las redes de trata de mujeres, que se convertirá en una pieza fundamental para resolver el caso. El equipo pronto comprenderá que se enfrenta a un desafío gigantesco: un asesino con recursos para llevar a la Policía hasta callejones sin salida, una trama poderosa y con conexiones comprometidas relacionada con otros asesinatos nunca resueltos y una investigación que dejará profundas cicatrices en todos los que participan en ella. Solo el trabajo conjunto y la férrea voluntad del grupo X conseguirán resolver un caso que va mucho más allá del crimen de la mujer de la maleta.
¿Hasta dónde llega la corrupción y cuál será el precio que pagar para acabar con ella?
A veces los policías son la última oportunidad que nos queda para saber la verdad, pero a ellos les puede costar su alma.
Dicen que la pasión del primer romance no se olvida nunca. La primera muerte, tampoco.
Jeime siempre ha visto el mundo de una manera diferente a los demás. Sueña con salir de El Pueblo Rodeado Por Nada para vivir una de esas vidas que ve en las películas y los libros que lee con su mejor amiga Marianne. Lo que éste no sabe, es que tras la misteriosa y repentina desaparición de una compañera de clase, y sus crecientes conversaciones con Otis hasta bien entrada la madrugada, su vida ya se asemeja a una de esas historias que merecen la pena ser contadas.
Una novela sobre cómo algunas personas ven colores en una escala de grises. Y de cómo nadie ha de parar eso. Nunca.
En su último año de instituto, Maya quiso desaparecer: su relación con Marcos, el amor de su vida, se truncó de repente sin más explicaciones a las puertas de tomar una decisión crucial: abandonar a su madre y su ciudad natal para perseguir su sueño de estudiar Publicidad en Málaga.
Nueve años más tarde, ha conseguido lo que se proponía y es la directora de arte de GLLAM, una revista de moda y tendencias de recorrido internacional, con oficina en España en el hermoso centro de Málaga. Maya se ha convertido en una profesional respetada a la que no le faltan retos, pero aquel amor fallido le ha dejado una huella de inseguridades que ni Julio, su mejor amigo y compañero de piso, un tipo alegre y enamoradizo, logra borrar.
Ni Julio ni Maya quieren enamorarse, el dolor de su pasado los persigue. Tienen una regla de oro: «No repetiremos con la misma persona y adoraremos al prójimo para evitar caer en más tentaciones. Mónica Naranjo, líbranos del compromiso. Amén».
Tras haber huido con su familia de los estragos de una guerra que desintegró a su país y luego de vivir en Perú durante varias décadas, Vera aún conserva intacta la imagen de todo aquello que dejó atrás. Acorralada por la soledad, revive sus primeros años junto a su hermano Alex y su amiga Misha. En medio de las bombas, los tres niños, como en un juego infantil, emprenden la formación de su propio ejército con la ilusión de salvarse de una guerra mayor. ¿Qué parte de Vera se quedó en su lugar de origen? ¿Qué busca recuperar al volver la vista atrás? Su historia, como la de muchos exiliados, está signada por una mezcla de renuncias y sacrificios, pero también por una fuerza que, silenciosamente, arrastra una corriente de esperanza capaz de resurgir en el momento menos pensado.
Contada en dos tiempos que encauzan la experiencia dividida de su protagonista, Casi todo desaparece reproduce, con notable dominio narrativo, el emocionante devenir de una memoria de heridas abiertas y valientes desafíos.
Cada año, miles de personas llegan a San-Er, la capital del reino de Talin, porque en su palacio tienen lugar unos esperados juegos. Aquellos capaces de hacer que su conciencia salte de un cuerpo a otro pueden competir en una lucha a muerte para ganar riquezas inimaginables.
La princesa Calla Tuolemi vive oculta. Cinco años atrás, sus padres perecieron en una matanza que dejó el palacio de Er vacío… y fue ella quien la llevó a cabo. Antes de que las fuerzas del rey Kasa la atrapen, quiere terminar su trabajo y destruir la monarquía. Su tío, el rey, vive recluido, pero siempre felicita al ganador de los juegos en persona, así que si ella gana, tendrá una oportunidad de matarlo.
Anton Makusa es un aristócrata exiliado. Su amor de la infancia lleva en coma desde que ambos fueron expulsados de palacio, y él ha tenido que endeudarse mucho para poder mantenerla con vida. Por suerte, él es una de las personas que mejor domina el arte de cambiar de un cuerpo a otro en el reino. Su última oportunidad de salvar a su amor es entrar en los juegos y ganar.
Calla forjará una inesperada alianza con Anton y contará con la ayuda del hijo adoptivo del rey Kasa, August, que quiere solucionar los males de Talin. Pero los tres tienen metas muy distintas y, cuando comiencen los juegos a vida o muerte, harán lo que sea necesario para alcanzarlas.