En La vida breve, Onetti ahonda en el poder de la imaginación y de la escritura como salvación, y en el juego entre realidad y ficción, el recurso de crear existencias paralelas cuando es necesario escapar de la realidad. El protagonista intenta escapar de su vida, con un matrimonio roto y la enfermedad de su mujer, dando a luz a otro yo, de ficción. Para algunos críticos esta es la novela que dio origen al Boom. En ella Onetti da forma, por primera vez a ese territorio de la imaginación en el que transcurren sus novelas, la mítica Santa María, uno de los universos literarios más ricos y mejor construidos, junto a la Comala de Rulfo y el Macondo de García Márquez.
Isolda vive encerrada en un castillo extraño y fascinante al mismo tiempo, tan ajeno a la ciudad de Medellín en la que se sitúa como singulares son sus habitantes y la vida que llevan. La atmósfera de irrealidad que se respira resulta opresiva para la adolescente, que encuentra en el bosque que lo rodea la única tregua posible a su soledad.
Pero las amenazas invisibles del mundo de afuera se cuelan silenciosamente entre las ramas de los árboles cercanos al castillo. Con un perfecto manejo de la tensión, Jorge Franco construye en esta novela un cuento de hadas con tintes tenebrosos que acaba convirtiéndose en la historia desquiciada de un secuestro.
En el viaje de regreso a Madrid desde los Estados Unidos, Lydia, cubana residente en España, mira su móvil. En el tiempo de espera en aeropuertos, los recuerdos brotan a través de la pantalla del teléfono: mensajes de texto, sueños, intercambios sexuales virtuales, conversaciones familiares que hacen patente la experiencia migratoria de recorrido itinerante, la relación violenta con su ex, la muerte de su padre, la lejanía con su madre, las malas decisiones, la pérdida del amor, la ruptura con su mejor amiga, las percepciones acerca de la racialización, y un dolor persistente que lo atraviesa todo.
Rom com (abreviatura de romantic comedy), da título a esta novela que nos sumerge en las múltiples variables del romance (amistoso, familiar, violento, de todo menos cómico, sexual, uno que abraza y repudia países e ideas de hogar) y nos ata sin remedio a ese lenguaje que desborda en sus páginas: una voz que sirve para comunicarse en todos los idiomas, que no tiene miedo a la mezcla como máxima pureza.
Habitamos un tiempo crepuscular: crisis económicas, guerras, pandemias, malestar cultural... Asistimos al auge de discursos políticos asentados sobre la melancolía y la nostalgia de un pasado que fue mejor, incapaces de efectuar una interpretación con sentido del propio presente. Un futuro cancelado y un pasado que echamos de menos. En todos ellos se observa un repliegue de impotencia reaccionaria, agravio y resentimiento. Y, por encima de todo, una necesidad punzante: volver a casa.
Hoy, se da una respuesta melancólica a ese malestar que recorre la derecha y la izquierda. En El tiempo perdido, con la ayuda de Proust y algunos filósofos y filósofas, Clara Ramas nos propone una salida diferente. El melancólico se aferra al objeto amado y quiere volver a una Edad Dorada ―la patria, el orden, los roles de género y de clase, la vida mejor de nuestros padres, la Transición, la Tradición―. Pero el retorno es imposible para nosotros, seres finitos, hablantes y modernos. Estamos siempre de camino, pero nunca del todo en casa. Pese a todo, quizás existe una milagrosa posibilidad de «recobrar el tiempo», pero ciertamente no será la que prometen los nuevos melancólicos y las fuerzas reaccionarias.
La Habana, 1950. Como hija primogénita de una de las familias más poderosas de Cuba y considerada una de las jóvenes más hermosas de la isla, Esmeralda, que ama a su familia por encima de todo, sabe lo importante que es casarse con la persona adecuada para continuar con el legado Díaz. Pero todo cambia para ella cuando acompaña a su padre en un viaje de negocios a Londres y conoce a Christopher, un joven empresario por el que deberá tomar una decisión desgarradora: mantenerse leal a la familia o seguir lo que le dicta el corazón.
Londres, en la actualidad. Cuando Claudia descubre que su abuela nació en Hope’s House, un hogar para madres solteras, comienza a cuestionar lo que sabe sobre sus orígenes. El despacho de abogados que le ha dado la reveladora noticia le ha proporcionado una cajita con dos pistas: un escudo de armas y una vieja tarjeta de visita. El escudo de armas pertenece a los Díaz, una importante familia cubana, y Claudia, decidida a averiguar más sobre el pasado familiar, viaja a La Habana. Allí conoce a Mateo, un joven chef que la ayuda en su misión, y a medida que se enamora de Cuba y de Mateo, Claudia se ve obligada a elegir entre seguir lo que le dicta el corazón o abandonar al hombre que ama.
Una novela arrolladora sobre secretos familiares, el poder del pasado y la fuerza del destino.
Bill Gray era mi mejor amigo y me enamoré de su madre. Puede que amor sea una palabra demasiado fuerte, pero no conozco ninguna más suave que pueda aplicarse.» Así comienza esta magistral novela, uno de los acontecimientos literarios del año.
Alexander Clave es un viejo actor de teatro que recuerda su fugaz e intenso primer amor. Un rodaje cinematográfico le llevará a intimar con una joven y popular actriz cuya vida se ha asomado al abismo y al inesperado hallazgo de respuestas acerca del destino final de las mujeres que marcaron a fuego su vida.