En 1992, la ya anciana Chiyo Uno publicó la historia de Kazúe, una muchacha que, tras protagonizar una indiscreción amorosa, acaba escapando de su hogar. La narradora la sigue hasta Tokio, describe su vida hasta pasados los treinta y cinco años y se pregunta, en una suerte de hipnótico vaivén, las razones por las que Kazúe obró, decidió y sintió. El efecto es de una fuerza sorprendente y las frases cortas, sincopadas y estrictas parecen intentos de respuesta, siempre provisionales, a esa incesante inquisición.
El esquema de esta novela es de genial simplicidad. Se configura como una sucesión de escenas dialogadas entre dos presos recluidos en una misma celda de una prisión bonaerense. Así, Molina, un homosexual de gran imaginación, irá relatando viejos melodramas cinematográficos a Valentín, activista político e idealista, para aliviarle de los efectos de las sesiones de tortura a que lo somete la policía política de la dictadura.
A través de esta larga conversación, Puig lleva a sus últimas consecuencias uno de sus más originales procedimientos narrativos: el empleo de elementos de la cultura pop como correlato objetivo de las vivencias de los protagonistas. La confrontación entre los dos hombres los llevará a una profunda transformación interior que desembocará finalmente en un sacrificio con el que llegarán a ser ellos mismos.
Nick y Allie no sobreviven al accidente de coche, pero sus almas tampoco llegan a donde deberían. Ahora ambos están atrapados entre la vida y la muerte, en una especie de limbo conocido como Everlost: una sombra del mundo de los vivos rebosante de cosas y lugares que ya no existen. Es un sitio misterioso y lleno de peligros, donde las vidas pasadas se desvanecen y donde muchos se convierten en algo... diferente.
Cuando localizan a la autoproclamada reina de las almas perdidas, Nick siente que ha encontrado su hogar, pero Allie no está dispuesta a pasar allí la eternidad. Así, decide aventurarse por su cuenta en un territorio oscuro, donde se rumorea que un monstruo amenaza a todas las almas de Everlost.En esta inquietante y evocadora novela, Neal Shusterman -autor de libros tan exitosos como Siega y ganador del Premio Nacional de Literatura Juvenil en Estados Unidos- explora temas como la vida, la muerte y lo que podría haber a medio camino.
«Shusterman exhibe con elegancia las complejidades de su mundo paralelo». The Bulletin of the Center for Children's Books
«Una exploración única de la vida después de la muerte».
Una conmovedora novela gráfica en la que se abordan temas como el paso de la infancia a la edad adulta, el acoso escolar, los problemas derivados de la baja autoestima y la capacidad del arte en general y la literatura en particular para convertirse en tablas de salvación.
Montreal, finales de los años ochenta del siglo pasado. Hélène es una muchacha de doce años que inexplicablemente ha sido dejada de lado por sus antiguas amigas, que ahora se divierten humillándola en público. El día a día de la protagonista es un infierno y su autoestima se resiente hasta el punto de que llega a asumir como ciertos los insultos recibidos.
No quiere recurrir a la ayuda y comprensión de su madre, porque la vida de esta no es mucho mejor: siempre al borde del colapso por agotamiento, mantiene ella sola a Hélène y sus dos hermanos. El único consuelo de Hélène es la lectura de Jane Eyre, la novela de Charlotte Brontë, con cuya desgraciada protagonista se siente identificada.
Diez años después del extraordinario éxito que supuso en todo el mundo la publicación de Suite francesa, rescatada milagrosamente del olvido, Emmanuel Moynot se adueña de la primera de las dos partes de la novela para ofrecer, con su afilada pluma, una dimensión visual de este clásico de Irène Némirovsky.
Como en una película de Renoir o Robert Altman, los personajes, sus trayectorias y sus destinos colisionan y se entrelazan en las carreteras del gran éxodo de 1940, dibujando un enorme fresco de las horas más oscuras, en las que las columnas del orden social y moral del país parecían derrumbarse.
Así, las figuras inolvidables que habitan en las páginas de Némirovsky cobran vida y nos invitan a reencontrarnos con viejos conocidos como el banquero Corbin, los amables Michaud, el clan de los Péricand, el malogrado padre Philippe, la frívola Arlette Corail, el siniestro Corte y su descerebrada amante, en suma, todo el muestrario de perdedores, atormentados, puros y víctimas de esta gran debacle francesa.
Comenzó como un niño prodigio, llegó a ser una especie de héroe nacional... y acabó considerado el enemigo público número uno. A los trece años, jugó la que muchos consideran «la partida del siglo», y un año después se convirtió en el campeón más joven de la historia de Estados Unidos. Su listado de logros siguió creciendo hasta culminar en el Campeonato Mundial de 1972, con su victoria contra Borís Spasski, una partida que resultó una perfecta metáfora de la Guerra Fría.
Víctima de una enfermedad mental, se perdió en teorías conspirativas y murió en Islandia, fugitivo de la justicia estadounidense.
Con guion de Julian Voloj e ilustraciones de Wagner Willian, Blanco y negro es un relato fascinante sobre la determinación y la fama, pero también sobre la soledad y el miedo.