«Encuentra a Jimena. La nada, aquí».
Madrid, 1889. Largas lenguas de fuego desdibujan la solidez arquitectónica del Gran Hotel Inglés. Entre la muchedumbre, el humo, los escombros y el caos, Elvira Pardo Losada detiene la camilla sobre la que los bomberos trasladan a uno de los heridos. Se trata de Leonardo, su gran amigo, cómplice de sus verdaderos impulsos por la escritura. La mujer se acerca asustada para escuchar lo que su amigo le intenta decir. Malherido, acierta a esbozar unas palabras y le encomienda la que puede ser su última voluntad. Contrariada y herida, víctima de una traición doble, decide viajar al pazo de Mariñán, en Galicia, para cumplir su promesa, encontrar a Jimena, y aprovechar la distancia para escribir. Sin embargo, una vez allí, el misterio no será solo dilucidar el paradero de la joven, sino que todos guardan secretos en un lugar donde la nada parece ser la única realidad palpable.
La física Alice Coombs abandona a su novio, el antropólogo Philip Engstrand, porque se ha enamorado de uno de sus experimentos: Ausencia, un agujero de gusano, una puerta a otro universo que tiene personalidad propia puesto que discrimina a la hora de absorber cosas y cuyo rasgo más destacable, el que lo convierte en un amante perfecto, es no ser nada.
¿Qué conduce a Alice a dejarlo todo, fascinada por algo inexistente? ¿Es Ausencia el reflejo de sí misma, un lugar donde inscribir sus deseos y caprichos?
Además, Ausencia no es el único causante de que el mundo de Alice se tambalee. Al agujero de gusano le acompañan una serie de personajes de corte cómico que pueblan el campus universitario, como Evan y Garth, dos ciegos que poseen la habilidad de ver de un modo no convencional; o Cynthia Jalter, analista que intenta seducir a Philip a través de una terapia; o Carmo Braxia, físico italiano con una profunda aversión por el vino americano.
Esta es la historia de su infancia en Brooklyn, un barrio habitado mayoritariamente por negros y en el que comienza a emerger una nueva clase blanca.
Esta es la historia de la América de los años setenta, cuando las decisiones más intrascendentes -qué música escuchar, qué zona ocupar en el autobús escolar, en qué bar desayunar- desataban conflictos raciales y políticos.
Esta es la historia de lo que habría pasado si dos adolescentes obsesionados con superhéroes de cómic hubieran desarrollado poderes similares a los de los personajes de ficción.
Esta es la historia que Jonathan Lethem nació para contar.
Esta es La fortaleza de la soledad.
En este libro, Lethem tuerce las formas y las convenciones de la literatura para crear una historia totalmente fuera de lo común.
La heroína es una joven de catorce años, Pella Marsh, cuya madre muere justo cuando su familia abandona un Brooklyn postapocalíptico por un planeta recientemente descubierto. Cegada por el odio a su padre, y perturbada por una atracción irresistible hacia el viril y peligroso arrendatario de la pequeña colonia planetaria, Pella participará en una carrera hacia el descubrimiento que tendrá consecuencias trágicas e irrevocables para los humanos de la comunidad, así como para los exóticos nativos.
Una comedia romántica ambientada en Los Angeles con una peculiar banda musical como protagonista.
Jonathan Lethem recrea las peripecias de una banda indie de escaso éxito en Los Ángeles.
Lucinda, la bajista del grupo, trabaja en una oficina de reclamaciones. El trabajo es muy aburrido, pero hay un cliente que tras varias llamadas acaba seduciéndola con sus brillantes reflexiones subidas de tono.
Matthew, el cantante de la banda, vive obsesionado por la tristeza de una canguro del zoo y está a punto de tomar una decisión desesperada.
Bedwin, el genio apocado del grupo, sufre un bloqueo creativo que le impide escribir nuevas canciones y cree que la solución se encuentra en algún fotograma de Deseos humanos.
Y Denise, que es el alma del grupo, está decidida a hacer lo que sea necesario para que la banda salga adelante.
Un buen día, en un ensayo, Lucinda improvisa unas frases inconexas: el germen de una canción. Cuando Bedwin las transforma en un tema de éxito, el grupo salta a la fama. Pero esto solo traerá más problemas.
Del autor de Huérfanos de Brooklyn llega esta pertida novela rebosante de sexo, música y humor.
Creador de una de las obras más decididamente originales de la literatura latinoamericana, precursor del microrrelato y autor galardonado con premios tan importantes como el Magda Donato (1970), el Villaurrutia (1975), el Juan Rulfo (1997) o el Príncipe de Asturias de las Letras (2000), Augusto Monterroso -nacido en Guatemala en 1922 y exiliado en México desde 1944 hasta su fallecimiento en 2003- es artífice de relatos, ensayos y fábulas que, basados en una enorme capacidad de observación, se plasman en una prosa de singular precisión afinada por la paradoja y un sutil humor. Los cuentos reunidos en este volumen -provenientes de "Obras completas (y otros cuentos)", "Movimiento perpetuo" y "La palabra mágica"- son una muestra significativa de la maestría de Monterroso en el relato breve, dominio en el que revela, bajo una engañosa simplicidad, una inagotable capacidad de fabulación unida a un consumado oficio de escritor.