Los aliados de Mary Hightower, que yace en un ataúd de cristal, han emprendido su espantosa misión. A su ejército se une un recién llegado: Jix, espía del rey maya de Everlost, cuyas intenciones puede que no sean tan claras como creen. Mikey intenta desesperadamente rescatar a Allie, mientras que Nick apenas recuerda quién era antes. Y entretanto, a medida que se forjan nuevas alianzas e intrigas, la lucha por el alma de Everlost llega a su punto álgido.
Los caminos de Nick y Allie se han separado en Everlost, la extraña tierra a la que llegaron tras su accidente. Nick quiere ayudar a los muertos para que dejen atrás ese limbo, pero la autoproclamada reina de las almas perdidas prefiere mantenerlos atrapados en Everlost para toda la eternidad.
Por su parte, Allie ha emprendido un viaje con un antiguo monstruo para buscar a sus padres. Será en esa travesía cuando descubra una impactante verdad que la llevará a cuestionarse su lugar en ambos mundos, el de los vivos y el de los muertos.
John Earle McLaren, «Whitey», un hombre afable de sesenta y siete años y que durante un tiempo fue el popular alcalde de Hammond, presencia un altercado entre la policía y un joven de tez oscura al que han detenido sin motivo aparente. Tras verse moralmente obligado a intervenir, los dos agentes se ensañan brutalmente con él. Las consecuencias de este enfrentamiento abren la puerta a una realidad bastante más oscura dentro de la familia McLaren, cuyos cinco hijos afrontarán el duelo revelando sus prejuicios, rencores e inseguridades: desde el desdén racista hacia la nueva pareja de la madre hasta las estrategias sibilinas para asegurarse la mayor parte de la herencia. Bajo una fachada de respetabilidad se esconden unos cimientos podridos que pueden hacer que la casa familiar acabe por derrumbarse.
Solo aquellos que hayan vivido los ardientes fuegos de un amor irrefrenable podrán comprender las razones que llevaron a María José Solano a dejarlo todo y emprender en solitario Una aventura griega. Acompañada únicamente de una maleta de mano y los libros del objeto de su pasión, el héroe de guerra y cronista viajero Patrick Leigh Fermor (1915-2011), la escritora abraza los restos de su legado en el país de los olivos.
Camina por las mismas calles en las que él, célebre por aventuras épicas en el país heleno, había vivido mil correrías y affaires secretos; brinda con uzo y retsina en las tabernas en las que él se embriagó con su círculo bohemio y, acaso igual que él, sueña con la posibilidad de encapsular el pasado mágico de un país rebosante de tesoros arqueológicos.
En este singular trayecto, que se puede leer casi como un romance con la obra fermoriana, Solano hace escala en lugares legendarios como Corinto, Micenas, Epidauro, Esparta o la isla de Hydra, donde Leigh Fermor (Paddy, para los amigos) pasó una larga temporada en una mansión ahora -cómo no- declarada en ruinas. Desde cada uno de esos enclaves, capitales para entender la figura del aventurero, la escritora sevillana declara su amor eterno a un personaje tan singular como enigmático, con sus luces y sus sombras, siempre impetuoso y, hasta su último aliento, impulsado por un hambre insaciable de acción y conocimiento.
Janice trabaja como mujer de la limpieza y sabe que solo hay una forma de conocer a la gente: a través de sus historias. En su día a día se rodea de personas peculiares, como Fiona, que acaba de enviudar; Geordie, un cantante de ópera; o la insoportable señora Sísísí y su insólito fox terrier, Decius.
Cuando empieza a limpiar para la señora B, una nonagenaria cascarrabias, Janice siente que hay alguien dispuesto a escucharla. Pero tiene claro que, aunque coleccione relatos ajenos, no tiene ninguno que pueda compartir.
Sin embargo, la señora B sabe que Janice oculta algo. Al fin y al cabo, ¿no tenemos todos una historia que contar?
Una tarde como otra cualquiera, Rosie vio cómo su hija Saoirse se alejaba en bicicleta en dirección a la ciudad. Esperaba oír el ruido de la puerta cuando regresara a casa... pero ese momento nunca llegó.
Ocho años después, tras una intensa investigación sobre su desaparición, Rosie es la única que sigue creyendo que su hija podría seguir con vida. Y cuando recibe una llamada de su padre pidiéndole que regrese a la casa familiar a pasar el verano, se ve obligada a salir de su estado de ensoñación.
La vida en la isla de Roaring Bay hace que resurjan viejas rivalidades, pero también le brinda nuevas amistades y le ofrece un consuelo inesperado. Sin embargo, cuando un rayo de esperanza parece asomar en el horizonte, Rosie se ve obligada a enfrentarse a una pregunta difícil de responder: ¿hace bien al creer que Saoirse sigue viva? ¿O la convicción de que su hija volverá algún día podría hacerle perder todo lo que tiene?