Jeff Atman, un periodista londinense de mediana edad, está en Venecia para cubrir la inauguración de la Bienal de arte. Espera encontrar lo habitual en estos casos: obras de arte incomprensibles en medio de un ambiente festivo en el que abundan el alcohol y las drogas. Lo que no se imagina es que conocerá a Laura, su alma gemela, con la que vive una intensa aventura erótica que convertirá su estancia en la ciudad en algo inusitado.
Otra ciudad, otro encargo. Esta vez Jeff viaja a Benarés para cubrir el ritual funerario de los cadáveres a orillas del Ganges. Rodeado de masas de gente, animales, pobreza y caos, a Jeff le espera una transformación completamente diferente.
René, un anciano transgénero que tocaba el piano en cabarets, pasa los últimos momentos de su vida postrado en una cama bajo la estricta vigilancia de Olga, una enfermera con la que rememora días de militancia, y viejos amores y amistades.
Ahora, a sus noventa y tres años, echa la vista atrás para evocar tanta vida compartida y duramente conquistada: las revueltas de Stonewall, la represión policial, décadas de activismo por los derechos de la comunidad LGTBIQ+, los estragos de la irrupción del sida, que tantos amigos se llevó, los cuidados entre personas que comparten la marginación... ¿Adónde ha ido a parar tanto esfuerzo, si siguen oyéndose voces intolerantes que amenazan con derrumbarlo todo? René sabe que su lucha y la de sus amigas no ha cesado: lo que empezó en los años sesenta sigue en la era Trump.
¿Qué ocurre con la carrera de grandes artistas y atletas cuando llegan a la vejez? ¿Alcanzan una serenidad renovada o sucumben al tormento? A medida que nuestro cuerpo y nuestra mente se deterioran, ¿cómo seguir adelante?
Geoff Dyer reflexiona sobre las secuelas del paso del tiempo y se fija en los últimos días de grandes escritores, pintores, futbolistas, músicos y estrellas del tenis (sí, también Roger Federer). Con un tono mordaz y una lucidez inigualables, Dyer nos acerca a momentos críticos de genios que cedieron física o mentalmente cuando sus carreras alcanzaron la cúspide o que se reinventaron desafiando las convenciones. Entre su exquisita selección, Dyer nos confía el deterioro mental de Nietzsche, los nuevos sonidos que Dylan encontró tras una crisis creativa, las últimas pinturas con cierto aire abstracto de Turner, la brillante pluma de Jean Rhys en su madurez y los mágicos cuartetos finales de Beethoven.
¿Puede una sola mujer cambiar el curso de la historia?
Costa Rica, diciembre de 1883. Aitana Ugarte, una joven bilbaína, desembarca en Puerto Limón para casarse por matrimonio concertado con un terrateniente de sesenta años, dueño de un cafetal en las prósperas Tierras Altas de Turrialba, a las faldas de un volcán legendario sobre el cual circula una misteriosa leyenda. Pero cuando llega a la hacienda se encuentra una tierra devastada, a su marido recién fallecido y al hijo de este, un hombre alcohólico, a punto de perder la hacienda por jugar a los dados. Aitana tendrá que enfrentarse a innumerables obstáculos para hacerse con su herencia, echar raíces en un territorio extraño y forjar su propio destino.
Cuando el famoso aristócrata Ástor de Lerma, dueño de la universidad más elitista del país, empieza a recibir amenazas de muerte mediante notas acompañadas de figuras de ajedrez, proponen a la inspectora Keira Ibáñez, especialista en el juego, para llevar el caso. Sin embargo, la inocencia del atractivo duque pronto se pondrá en jaque debido a la misteriosa desaparición de una alumna del campus.
El afamado instinto de Keira hace que confíe en ese hombre que la desquicia a la par que la atrae irresistiblemente. ¿Podrá fiarse de su intuición o tal vez la seductora mirada de Ástor le está nublando el juicio?
Solo una cosa está clara: cuanto más se adentre en el mundo del duque, más le costará ganar esta partida a sus dudas y deseos inconfesables.
El juego ha comenzado.
Santiago de Compostela, 1931.
Cuatro hermanas se reúnen en torno al cadáver de su padre cuando aparece el cuerpo sin vida de una muchacha con indicios de que ha sido asesinada. ¿Qué relación guardan ambos sucesos? ¿Qué secretos esconden las hermanas?
En los albores de la Segunda República, las hermanas Asorey afrontan la muerte de su padre, un reputado médico. Tilde, la mayor, es autoritaria y pragmática, mientras Tea, la segunda, es inestable y sufre una fuerte depresión. Eloísa, la tercera, es moderna y emancipada, y Celia, la menor, tiene como principal objetivo casarse. Las cuatro pactan por motivos secretos esconder el cadáver. Pero cuando una joven lavandera que trabajaba para la familia aparece muerta, dicho pacto corre peligro de saltar por los aires.