Casi una década después de Para acabar con Eddy Bellegueule, su ópera prima, que se convirtió en un sorprendente fenómeno internacional, Édouard Louis regresa con un nuevo texto autobiográfico que nos permite medir el alcance del camino recorrido desde una infancia marcada por la miseria económica, moral y cultural hasta la vida adulta en los elegantes barrios de París. Una fascinante y conmovedora historia de aprendizaje y metamorfosis para escapar de la pobreza, la violencia y la exclusión.
Dotado de una trágica lucidez y de una franqueza asombrosa, Cambiar: método es probablemente el libro más tierno y melancólico de Édouard Louis, una forma de odisea personal que no es sino el fruto maduro de una permanente, insaciable y terapéutica búsqueda de la felicidad.
Francia, verano de 1944. Con nueve años, Mainou acaba de perder a su madre mientras daba a luz a su hermana pequeña. El compungido padre se ve obligado entonces a enviar a Mainou a Lorena, con su abuela, al otro lado de la línea de demarcación, escondido en un carro de heno. Allí, en la granja familiar, tratará de retener los últimos suspiros de su infancia mientras la realidad lo empuja a evadirse: el miedo, la pena, la guerra. Junto a esa familia que aún no conocía, y a los misteriosos sucesos que los rodean, el niño se confía a la imaginación para atravesar el duelo y sobrevivir a los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial.
Rachel Cusk relata en estas páginas sus primeras experiencias como madre y reflexiona con desacostumbrada franqueza sobre lo que supone esta etapa: un adiós a la libertad, al sueño y al tiempo, un viaje a las raíces del amor y una esforzada lección de humildad. La autora analiza brillantemente cuestiones esenciales relativas al embarazo y la maternidad, desde las ambivalencias y los sentimientos contradictorios que desarrollan las madres hasta las trampas que encierra el discurso mayoritario en torno a ese periodo, pasando también por la infantilización social de las embarazadas y las madres primerizas o la soledad del puerperio. Divertido, conmovedor y brutalmente sincero, Un trabajo para toda la vida es sin duda uno de los más brillantes libros sobre la maternidad que se han escrito en lo que va de siglo.
Han pasado varios años desde que los Hernández, detectives en el barrio de Sant Andreu, tuvieron que cerrar su agencia. El mundo ha cambiado y la familia se ha disgregado: Mateo, el padre, trabaja en unas oficinas en la parte alta de Barcelona; Amalia, en una empresa especializada en seguridad, y Nora, que siempre quiso llevar una vida tranquila, da clases en una academia nocturna. Aunque no lo reconozcan, han compartido muchos casos en el pasado, algunos muertos y, por más que quieran evitarla, alguna cuenta pendiente, que Lola, la matriarca, les recuerda. También para que irremediablemente vuelvan a reunirse, y actúen juntos. ¿Abrirán de nuevo la agencia? Nuestros muertos es la esperada y brillantísima continuación de Un asunto demasiado familiar y Los buenos hijos, una serie policiaca que cuenta además la historia de una familia disfuncional. Secretos que se callan, la convivencia con algunas enfermedades mentales, y sobre todo la inteligencia para resolver asuntos muy actuales, se entremezclan en una parte muy reconocible de la Barcelona de nuestros días.
He aquí la historia dramática de la cultura.
La pesadilla que vive la ciudad no es una ficción. Sí, es verdad. Están quemando las bibliotecas de los ateneos, del centro de estudios Germinal, del señor Casares... El humo no levanta el vuelo. Es pegajoso. Huele a carne humana.
En esta novela, las vidas de los libros, las personas y el lenguaje se cruzan y entrelazan en un intenso relato de suspense que transcurre desde el siglo XIX hasta nuestros días, entre la atrocidad autoritaria y la indomable libertad.
Los libros arden mal es un universo poblado de voces
insólitas, de memorias que retumban o murmuran de forma
inolvidable, verdadera literatura donde todo está en vilo.
Una novela histórica llena de pasión y venganza ambientada a caballo entre Inglaterra y España en el siglo XIX: una rica heredera y un hombre dispuesto a todo por arrebatarle sus tierras.
Terrosa, Extremadura, agosto de 1850.
Un calor sofocante y despiadado.
Una mujer que aguarda la llegada de un carruaje.
Un viajero que cambiará el futuro del pueblo.
Hace tiempo que Candela asumió que nunca obtendría el amor de su padre, Bernardo Salazar, el hombre al que más admira y al que más le gustaría odiar. Ahora solo desea casarse con la persona que ella ya ha elegido, llenar por fin esa necesidad de afecto y vivir para siempre en Terrosa mientras disfruta de un futuro que imagina tranquilo y feliz.
Sin embargo, todo se tuerce cuando su padre regresa de su estancia en Inglaterra de forma precipitada al pueblo y le presenta al ingles con quien ha acordado su matrimonio. Lord William Caldecourt, decimo conde de Waldwick, llega a Terrosa con la intención de ponerlo todo patas arriba. Es un ser despiadado que está dispuesto a terminar con una larga venganza. O eso se repite a menudo, pues es lo que le juró a su madre y así se lo reclama el recuerdo de su familia, destruida por Bernardo Salazar.