Leer a Benedetti es emprender un viaje desde el reino de la imaginación que a diario se restaura y en donde el remitente es el corazón de uno mismo. En estos Cuentos completos encontramos historias de amor, de política, humorísticas e incluso trágicas, pero ante todo una serie de espejos en los que es posible ver nuestra vida. Todos podemos reconocernos en sus personajes. Así, el presente volumen incluye los relatos de los libros Esta mañana; Montevideanos; La muerte y otras sorpresas; Con y sin nostalgia; Geografías; despistes y franquezas; Buzón de tiempo, y El porvenir de mi pasado.
En el invierno de 1953 la joven Boy Novak, huyendo de su cruel padre, llega por azar a una pequeña población de Massachusetts, donde conoce a Arturo Whitman, un joven viudo y padre de una niña de seis años, Snow, cuya belleza causa en los adultos un embeleso inquietante. Tras el matrimonio de Boy con Arturo y el nacimiento de su hija Bird, las cosas cambiarán para Snow: Boy decidirá que su hijastra debe marcharse a vivir con una tía, lejos de su familia. En esta novela, que afianza a Oyeyemi como una de las escritoras más originales y audaces de la última década, la autora desbarata los inveterados estereotipos que durane siglos han tiranizado el imaginario y las vidas de generaciones de mujeres, creando un relato tan dabuloso y alegórico como los cuentos de hatas tradicionales, pero mucho más compasivo.
Bertrand Arthur William Russell (1872-1970), filósofo, pedagogo, matemático y ensayista inglés, se guió en esta obra por el más ajustado sentido de la unidad histórica y estudió a cada filósofo en relación con el medio en que actuó, teniendo siempre en cuenta las circunstancias sociales y políticas de su época. De este modo ha conseguido acercar al lector a la génesis y el desarrollo del pensamiento occidental. En este segundo tomo completa el análisis de la filosofía medieval con el estudio de los escolásticos y traza una panorámica en profundidad de la filosofía renacentista y de la trayectoria de los principales filósofos del mundo moderno desde la Reforma protestante hasta nuestro siglo.
Después de Obra abierta, en la que estudiaba los lenguajes experimentales del arte contemporáneo, y de Apocalípticos e integrados, donde abordaba las técnicas y los temas de la comunicación de masas, Umberto Eco analiza aquí las fronteras de la semiótica. Comprender los sistemas de signos obliga a ver los códigos como estructuras y explicarlas a través de otras estrucuras más vastas, en un movimiento regresivo hacia la matriz originaria de toda comunicación, una «esctructura no estructurada». La conclusión metafísica de esta búsqueda no puede ser más que el rechazo del código de códigos: la negación de la estructura ausente. Poniendo en juego todas sus investigaciones precedentes, Umberto Eco vuelve a asentar las bases de la semiótica y propone un verdadero sistema de la cultura como comunicación.
"A LEÓN WERTH
Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona grande. Tengo una seria excusa: esta persona grande es el mejor amigo que tengo en el mundo. Tengo otra excusa: esta persona grande puede comprender todo; hasta los libros para niños. Tengo una tercera excusa: esta persona grande vive en Francia, donde tiene hambre y frío. Tiene verdadera necesidad de consuelo. Si todas estas excusas no fueran suficientes, quiero dedicar este libro al niño que esta persona grande fue en otro tiempo. Todas las personas grandes han sido niños antes. (Pero pocas lo recuerdan.) Corrijo, pues, mi dedicatoria: A LEÓN WERTH CUANDO ERA NIÑO."
«Yo digo que la vida perfectamente puede estar hecha de la misma materia de las películas.»
Cuando al poblado llega una de Marilyn Monroe, Gary Cooper o Charlton Heston, en casa de María Margarita se juntan las monedas exactas para una entrada y la mandan a ella a verla. Debido a su talento especial para contarlas como si fueran «en tecnicolor y cinemascope», al poco tiempo todo un público la espera impaciente tras cada proyección.
«Comencé a fijarme en detalles que la mayoría pasaban por alto: el modo acanallado de pintarse los labios de la rubia amante del mafioso, algún tic casi inadvertido del pistolero en los instantes previos al saque, la forma en que los soldados encendían el cigarrillo en las trincheras para que el enemigo no viera el resplandor del fósforo.»
Tan sencilla como poderosa, esta novela encierra un homenaje al arte de narrar historias, al tiempo que traza la mágica historia de los cines en los pueblos en sus tiempos de esplendor y decadencia.