Francia, verano de 1944. Con nueve años, Mainou acaba de perder a su madre mientras daba a luz a su hermana pequeña. El compungido padre se ve obligado entonces a enviar a Mainou a Lorena, con su abuela, al otro lado de la línea de demarcación, escondido en un carro de heno. Allí, en la granja familiar, tratará de retener los últimos suspiros de su infancia mientras la realidad lo empuja a evadirse: el miedo, la pena, la guerra. Junto a esa familia que aún no conocía, y a los misteriosos sucesos que los rodean, el niño se confía a la imaginación para atravesar el duelo y sobrevivir a los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial.
1845. André de Castronavea regresa, doctorado en Leyes, al pazo gallego que lo vio nacer. El reencuentro con su familia le produce una felicidad inmensa, pero su mayor anhelo es ver a Iria, la hermanastra de su padre, poco mayor que él. Ya en su cuarto, André la ve aparecer y ella, llevada por la emoción, le besa inesperadamente. Ese beso desatará los sentimientos enjaulados, y, mientras la relación imposible entre ellos se desborda, André descubrirá que no todo es alegría en el pazo: don Isidro Ordas, un empresario de Ponferrada, ha abierto minas en las tierras de los Castronavea. Así, la lucha por el control de la tierra, los amores y envidias de sus hermanos, el legado de su implacable abuelo Dositeu y el enfrentamiento inevitable con los Ordas se entrelazan en un huracán que exigirá sangre, arrojo y una lucha encarnizada por prevalecer.
Fernando J. Múñez nos habla de cómo los lazos familiares pueden ser condena o bendición y nos sumerge en las traiciones más dolorosas, en los amores más desgarrados y en los sacrificios que se hacen sin importar las consecuencias, todo ello en torno a un tema universal: la familia.
Cuando el corazón de la tierra late es imposible no escucharlo.
ANTES SE SECARÁ LA TIERRA
Una novela ingeniosa y encantadora de Herve Le Tellier que explora la naturaleza del amor a partir de los cuarenta al más puro estilo de Woody Allen. Anna y Louise podrían ser hermanas, pero no se conocen. Las dos están casadas, son madres y son razonablemente felices en sus relaciones de pareja. Casi el mismo día, Anna se cruza con un escritor, Yves, y Louise conoce a Thomas. Sus vidas van a verse completamente alteradas por la deliciosa e inconveniente llegada del amor. Con 40 años todavía es posible caer rendido al amor y reescribir el propio destino, pero ¿a que precio? Provocadora, sofisticada y, por encima de todo, divertida y entretenida, No hablemos más de amor explora la euforia del deseo a través de las trayectorias de sus personajes.
En QualityLand —ese maravilloso lugar donde los algoritmos deciden qué quieres o qué pareja te conviene—, las aguas parecen haber vuelto a su cauce y Peter Sinempleo (recuerden, en QualityLand el apellido es el oficio de tu padre cuando te concibió) trabaja ahora como terapeuta de máquinas con graves problemas psicológicos. Martyn (presidente de la Fundación del Consejo de Administración del Comité Directivo de la Oficina Presidencial), después de su «pequeño incidente» con el presidente anterior (bueno, al fin y al cabo solo era un androide), trata desesperadamente de subir niveles para tener derecho al olvido. Pero Kiki, esa atractiva joven que vive en la clandestinidad y que se aprovecha de los delitos que cometen los demás, ha empezado a bucear en su propio pasado y se ha situado en el punto de mira de un asesino; ella será el hilo conductor de esta historia que nos revela muchos secretos de ese futuro que tanto se parece a nuestro mundo actual.
Corso Bramard era el inspector de policía más prometedor de Italia, hasta que un asesino en serie al que seguía la pista secuestró y mató a su esposa y a su hija. Han pasado veinte años desde entonces, Corso vive en una vieja casa en las colinas cercanas a Turín, da clases en un instituto y pasa la mayor parte del tiempo escalando solo. Sin embargo, algo permanece intacto en él: la obsesión, cultivada con tranquila firmeza, por encontrar a su enemigo. Un asesino que sigue enviándole los versos de una canción de Leonard Cohen. Diecisiete cartas en veinte años, mecanografiadas con un Olivetti del 72. ¿Una invitación? ¿Un reto? Ahora, ese oponente que nunca ha cometido errores parece haberse topado con una distracción. Una pista fundamental. Suficiente para que Corso Bramard reanude la caza, iluminando una escena poblada de personajes ambiguos y poderosos, un laberinto de silencios que conducen a Corso hacia su destino.
Clara Morrow lleva muchos años trabajando en el más absoluto anonimato como pintora aficionada en Three Pines, un tranquilo pueblecito de las afueras de Montreal. Así que, cuando el Musée d'Art Contemporain de la capital decide acoger una exposición sobre su obra, Clara no da crédito a la noticia. La sensación de irrealidad y los nervios que la atenazan la noche del vernissage se prolongan en la cena que ofrece en su casa para amigos y miembros del mundillo artístico.
Sin embargo, este torbellino de emociones sólo será el preludio de una velada dramática: al día siguiente de la celebración, aparece el cadáver de una mujer en un rincón del jardín. Y no es una persona cualquiera: se trata de Lillian Dyson, quien no sólo es una reconocida crítica de arte capaz de arruinar una carrera, sino que también había sido la mejor amiga de Clara desde la infancia, hasta que una fuerte disputa las separó durante años.