Una amenaza malévola se cierne sobre la ciudad de Excelsis. La civilización peligrará en el Reino de las Bestias mientras el pérfido Ortam Vermyre siga vivo. El cazador de brujas Hanniver Toll deberá aventurarse en los mortíferos mares y selvas de la Costa de la Garra para detener a Vermyre antes de que llegue a la legendaria ciudad perdida de Xoantica, pues en sus ruinas abandonadas se halla un objeto de la más negra hechicería capaz de transformar la realidad, el Fragmento de Plata.
¿Podrán Toll y su compañero, un exsoldado de la Guardia Freeguild llamado Armand Callis, capturar a su enemigo a tiempo? ¿O Vermyre burlará la justicia de la orden de Azyr y hará pedazos los Reinos Mortales?
Esta es la novela verdadera de aquellas mujeres comunes de mediados del siglo XX, trabajadoras jóvenes que no tuvieron a quien quisiera relatar sus vidas, preocupaciones y expectativas.
Michèle Audin construye en La señorita Haas una hermosa y potente novela coral con las vidas de trece mujeres, anónimas aunque con un mismo apellido, Haas, y un mismo espacio-tiempo: la Francia que, entre 1934 y 1941, se adentra en la radicalización y el ascenso del fascismo, la Segunda Guerra Mundial y la deportación de judíos a los campos de exterminio. Como ya hiciera en su magistral Una vida breve (Periférica, 2020), Audin se sirve de la memoria y de la crónica veraz combinándolas con una poderosa inventiva formal.
Esta antología, que recoge biografías y poemas de los ganadores de las veinticinco primeras convocatorias del Premio de Poesía Joven Antonio Carvajal, ha sido reunida y se publica por iniciativa del Ayuntamiento de la granadina localidad de Albolote, que durante un cuarto de siglo viene promoviendo este Premio, ampliamente prestigiado por el acierto en la elección de los poetas que lo han obtenido en su primera juventud, cuyas notables trayectorias posteriores ha puesto en marcha y propiciado.
Jack Duluoz (Kerouac) ha publicado una novela (En el camino) que ha alcanzado un gran éxito, pero la fama es como una fiera que lo devora. Huyendo de la imagen que los críticos y los lectores se han forjado de él, en junio de 1960 se refugia en una cabaña que su amigo Lorenzo Monsanto (Lawrence Ferlinghetti en la vida real) tiene en la costa californiana de Big Sur, entre San Francisco y Los Ángeles, donde medita, sufre alucinaciones, escribe poemas místicos, bebe como un cosaco, recibe visitas, se droga y evoca el pasado. También hace excursiones y va a ver a su viejo amigo Neal Cassady (su compañero de aventuras de En el camino, que aquí se llama Cody Pomeray).
Sus encuentros con los antiguos amigos no carecen de consecuencias, pues todos excepto él parecen haber aceptado los convencionalismos del mundo en que viven. La estancia en Big Sur es una prueba de fuego, un purgatorio cristiano o uno de los transitorios infiernos budistas que le permitirán volver a la civilización completamente transformado.
Acaso sea Crónica de una muerte anunciada la obra más «realista» de Gabriel García Márquez, pues se basa en un hecho histórico acontecido en la tierra natal del escritor. Cuando empieza la novela, ya se sabe que los hermanos Vicario van a matar a Santiago Nasar -de hecho, ya le han matado- para vengar el honor ultrajado de su hermana Ángela, pero el relato termina precisamente en el momento en que Santiago Nasar muere.
El tiempo cíclico, tan utilizado por García Márquez en sus obras, reaparece aquí minuciosamente descompuesto en cada uno de sus momentos, reconstruido prolija y exactamente por el narrador, que va dando cuenta de lo que sucedió mucho tiempo atrás, que avanza y retrocede en su relato y hasta llega mucho tiempo después para contar el destino de los supervivientes. La acción es, a un tiempo, colectiva y personal, clara y ambigua, y atrapa al lector desde un principio, aunque este conozca el desenlace de la trama. La dialéctica entre mito y realidad se ve potenciada aquí, una vez más, por una prosa tan cargada de fascinación que la eleva hasta las fronteras de la leyenda.
«La vida era como un lienzo en blanco, un cliché, un culebrón. Me sentía letal, al borde de la histeria. Mis ansias nocturnas de sangre inundaban también mis días y tuve que dejar la ciudad. Mi máscara de cordura amenazaba con desaparecer. Para mí era la estación más dura y necesitaba vacaciones.»
El sofisticado, inteligente y vanidoso Patrick Bateman trabaja en Wall Street, idolatra al joven magnate Donald Trump, cena en los restaurantesde moda de Nueva York y es capaz de distinguir un traje Armani a cincuenta metros de distancia. También le gusta violar, torturar, asesinar y desmembrar.
American Psycho, la novela más polémica de Bret Easton Ellis, se ha convertido en el reflejo más descarnado de la sociedad hipermaterialista de finales de los 80 y en una de las obras maestras de finales del siglo XX. Bret Easton Ellis lanza una crítica corrosivahacia el egoísmo y la depravación del capitalismo exacerbado: un retrato desolador, irónico y rabiosamente vigente de un mundo al borde del colapso en el que todavía vivimos.