Hijas de matrimonios mixtos, Tracey y la narradora se conocen desde la infancia, son amigas íntimas y comparten el sueño de llegar a ser algún día bailarinas. Sin embargo, su entorno familiar tiende a separarlas: el padre de Tracey está en prisión y su madre la colma de regalos y caprichos, mientras que en casa de la narradora se valoran el esfuerzo y la superación personales, urgida por una madre estricta y solícita. Así pues, a medida que las dos chicas emprenden sus propios caminos, las sutiles diferencias de clase y raza van minando todos los vínculos de confianza y lealtad forjados en la niñez.
Mónica entrena perros para la Policía Nacional, aunque siempre ha querido ser detective, y debe lidiar con una madre que llama permanentemente su atención. A raíz de la extraña muerte del paseador de perros del barrio, se encargará de investigar qué sucedió recuperando el contacto con su grupo de amigas de la infancia, ya que sospecha que sus madres ocultan algo. Se hacían llamar «las malas hijas» porque no consiguen sentirse lo suficientemente buenas: una actúa como madre de su propia madre; otra se sintió abandonada por su progenitora; otra nunca ha escuchado que esté orgullosa de ella...
París se ha convertido en una ciudad invadida por el miedo. El comisario Adamsberg no puede permitirse confiar en nadie si quiere resolver este inquietante caso.
El comisario Adamsberg investiga las apariciones de unas extrañas inscripciones en las puertas de un edificio parisino: un cuatro invertido y debajo tres letras: CLT.
¿Es obra de una mente diabólica? ¿Es una broma?, ¿o una amenaza?
Joss, un viejo marino bretón, recibe misivas que le avisan dónde estarán las siguientes pintadas. Pánico, rumores, rencor, asesinatos y desconfianza tejen esta memorable intriga policíaca.
Esta misteriosa frase viene acompañando durante cuatro meses los círculos azules que aparecen trazados con tiza en las aceras de la ciudad. En el centro de los círculos se halla un desecho, un residuo, un objeto perdido: un trombón, una bombilla, una pinza de depilar, un yogur, una pata de paloma...
El fenómeno resulta muy divertido para los parisinos y procura material a periodistas y a psiquiatras que elaboran diferentes teorías. Sin embargo, al comisario Adamsberg no le hace ninguna gracia. Los círculos y su extraño contenido rezuman crueldad. Él lo presiente: pronto ese hecho anodino y estrafalario se convertirá en una tragedia.
Las repetidas carnicerías perpetradas sobre los rebaños de ovejas del Mercantour ponen a los pastores en prevención contra los lobos del cercano parque natural. La muerte de una pastora levantará sospechas entre los aldeanos sobre la presencia de un hombre lobo en la zona.
El comisario Adamsberg, Lawrence y Camille, su compañera, inician la investigación. Hay quien cree que todo es obra de un «hombre del revés» que vive escondido en la montaña y oculta su verdadera naturaleza tras una apariencia humana...
En 1614, una embajada japonesa llega a Sevilla y el samurái Hasekura dirige la expedición a la que acompaña un sevillano, el franciscano Luis Sotelo. El propósito de la embajada era abrir una ruta de comercio entre Japón y España, y conseguir para los franciscanos un segundo obispado. Cuando la embajada se encuentra en Europa arrecia la persecución de los cristianos en Japón. Hasekura se bautiza en Madrid en presencia del rey Felipe III y es recibido en Roma por el papa Paulo V. No obstante, la poca representatividad de la embajada y los informes desfavorables que llegan al Consejo de Indias obligan a Hasekura y a Sotelo a un difícil regreso, sin haber conseguido nada.