Más de quince años después de la publicación de Soldados de Salamina, Javier Cercas regresa a la Guerra Civil con una novela más íntima y personal, que indaga en el pasado más incómodo de su familia.
Ninguna familia escapa a su herencia.
Sobre los vencedores y los vencidos, y los secretos que todos callamos.
Esta es la novela que Javier Cercas se había estado preparando para escribir desde que quiso ser novelista.
O desde antes.
El monarca de las sombras narra la búsqueda del rastro perdido de un muchacho casi anónimo que peleó por una causa injusta y murió en el lado equivocado de la historia. Se llamaba Manuel Mena y en 1936, al estallar la guerra civil, se incorporó al ejército de Franco; dos años después murió combatiendo en la batalla del Ebro, y durante décadas se convirtió en el héroe oficial de su familia. Era tío abuelo de Javier Cercas, quien siempre se negó a indagar en su historia, hasta que se sintió obligado a hacerlo.
Poe sigue siendo para la mayoría el padre del terror contemporáneo, con sus cuentos extraordinarios y fantásticos, de modo que el gran prosista —autor de ensayos y de una novela, Aventuras de Arthur Gordon Pym— habitualmente se ha superpuesto al poeta. Sin embargo, Poe publicó cuatro libros de poemas en vida y nunca dejó de considerarse, esencialmente, poeta. Tamerlán y otros poemas, de 1827, era su primer libro. Pero su libro de veras significativo fue El Cuervo y otros poemas, editado en 1845. Es este Poe, el del último libro de versos y algún poema suelto publicado en revistas al fin de su terrible y sombría vida, el que se constituyó en ese faro del Simbolismo, representado en el cuervo que dice “Never more” —Nunca más— posado en el busto de Palas Atenea.
Américo Vespucio, que legó su nombre al Nuevo Mundo, no participó sin embargo
en su descubrimiento, ni tampoco pretendió jamás bautizarlo. Entonces, ¿por qué
lleva su nombre el continente? En este ensayo, escrito en 1941 y publicado póstumamente, Zweig reconstruye el conjunto de circunstancias, casualidades y malentendidos que explican el extraño error que inmortalizó a Vespucio. Paradójicamente, Colón descubrió América, pero no la reconoció, mientras que Vespucio, que no la descubrió, fue el primero en reconocerla como un nuevo continente. Y es que lo decisivo de un hecho es el conocimiento que tenemos del mismo, y por eso, como señala Zweig, quien «lo narra o lo explica puede resultar más importante para la posteridad que quien lo llevó a cabo».
Brazales de Duelo es el sexto libro de la saga «Nacidos de la Bruma [Mistborn]», una obra iniciada con El imperio final y parte imprescindible del Cosmere, el universo destinado a convertirse en la serie más extensa y fascinante jamás escrita en el ámbito de la fantasía épica.
La cuenca de Elendel es un polvorín. El descontento de los trabajadores se suma a las diferencias irreconciliables entre la capital y las demás ciudades de la cuenca; Elendel asegura gobernarlas mientras sus habitantes denuncian la opresión a la que se sienten sometidos. De pronto, llega a oídos de Waxillium Ladrian que un académico kandra podría haber localizado los legendarios Brazales de Duelo, un arma capaz de sembrar la destrucción y dar al traste con el actual equilibrio de poder imperante en la cuenca.
Pero perseguir mitos no se cuenta entre las atribulaciones de un representante de la ley como él, acuciado por problemas más inmediatos. Pero ¿qué puede hacer cuando sospecha que ha sido engañado por el mismísimo Dios? La revelación resultante sacudirá los cimientos de todo cuanto creías saber sobre el mundo de «Nacidos de la Bruma [Mistborn]».
Desde 2006, y en solo diez años, Brandon Sanderson se ha consolidado como el gran renovador de la fantasía del siglo XXI y el autor del género más prolífico del mundo. Ha logrado ganarse a ocho millones de lectores, ser publicado en treinta países y convertirse en el heredero de todo un género.
Julio Ramón Ribeyro tituló La palabra del mudo al conjunto de sus cuentos, y más tarde destiló su esencia en la presente antología.
Clásico incuestionable de la literatura latinoamericana, el volumen hace gala de una gran riqueza literaria y diversidad temática, que el lector encontrará reflejada en textos de corte social ("Al pie del acantilado"), fantástico ("La insignia") o poetico ("Los eucaliptos"). Situado al margen del boom de la literatura latinoamericana, Ribeyro fue fiel a sus principios artísticos y eludió siempre la exuberancia en favor de lo marginal y lo cotidiano. Hoy está considerado un maestro de la concisión.
La voz que narraEl obsceno pájaro de la noche fluye infatigable de los labios del Mudito, como en un viaje desde el ser hacia la nada, elaborando un mundo destinado -por la maldición intrínseca de la existencia- al deterioro, la pérdida o la confusión de cualquier identidad posible.
Las viejas que pueblan la Casa de la Encarnación de la Chimba y los monstruos de la Rinconada ilustran cada matiz de la desesperación y cada uno de los ínfimos placeres cotidianos, anudando siempre al ciego instinto de la vida un inextinguible terror ante lo oscuro, lo innombrable, lo que ya no tiene forma.