¿Bastan un beso robado, un salto desde un tren en marcha, la sombra furtiva de una mujer, una borrachera de media tarde o las preguntas arriesgadas de una niña para conformar un mundo que tenga peso propio y cuente la vida entera? Si quien escribe es Alice Munro un simple adjetivo sirve para cruzar las fronteras de la anécdota y colocarnos en el lugar donde bullen los sentimientos y las emociones.
La gran autora canadiense nos sorprende de nuevo con Mi vida querida, una colección de cuentos en los que vemos a hombres y mujeres obligados a traficar con la duda, el dolor y la decepción sin más recursos que su humanidad.
Comienzos, finales, virajes del destino... y de repente, cuando creíamos que el relato llegaría a su obvia conclusión, Munro nos invita a dar otra vuelta de tuerca que cambia el fluir de los acontecimientos y emociona al lector, mostrando hasta qué punto esa vida cotidiana que tanto nos cansa puede llegar a ser extraordinaria.
Cierran el volumen unas páginas que Munro dedica a su propia infancia, unas notas espléndidas donde lo personal se funde con la ficción, pues, en palabras de la misma autora «la autobiografía vive en la forma, más que en el contenido».
«Elena Poniatowska entiende sus crónicas como un radar de voces que no deben perderse.» (Juan Villoro)
Octubre de 1921. Angelina Beloff, pintora rusa exiliada en París, envía una carta tras otra a su amado Diego Rivera, su compañero desde hace diez años, que la ha dejado abandonada y se ha marchado a México sin ella. Angelina, a quien Diego se dirige con el diminutivo de Quiela, fue la primera esposa del muralista mexicano y una excelente pintora, eclipsada por el genio de su marido. Su relación, marcada por la pobreza y por la tiranía de Rivera, fue tormentosa, y la adoración de Quiele, incondicional. Brutal, ególatra, irresistible, Rivera se nos dibuja como un monstruo que hace su voluntad en el arte y el amor. «Ella me dio todo lo que una mujer puede dar a un hombre», diría Rivera. «En cambio, recibió de mí todo el dolor en el corazón y la miseria que un hombre puede causarle a una mujer.»
Elena Poniatowska, Premio Cervantes 2013, firma en "Querido Diego, te abraza Quiela" uno de los más conmovedores, delicados y brutales testimonios de amor y dependencia jamás escritos. Una nouvelle rescatada por Impedimenta en edición especial.
EXCELENTE recreación novelada de uno de los episodios más apasionantes de la historia de Roma, protagonizado por un Cicerón que ha de hacer frente a la astucia de enemigos de la talla de Catilina o del propio César. El autor reconstruye con gran rigor todo el entramado de intrigas y corrupciones que imperaban en la Roma del año 63 a.C., y el plan del cónsul Cicerón para desbaratar la conjura de Catilina y convertirse en el salvador de la República. Sin embargo, César, que logra salir indemne de la conspiración, se alía con Craso y con el triunfador general Pompeyo para neutralizar el Senado. La República tiene los días contados, y Cicerón, forzado al exilio, dispone de un solo día para abandonarlo todo y salvar su vida.
Una novela que se lee con la avidez de un relato de intriga pero que nos sumerge en las cuestiones esenciales de la vida.
¿Qué sucede cuando Tertuliano Máximo Alfonso descubre a sus treinta y ocho años que en su ciudad vive un individuo que es su copia exacta y con el que no le une ningún vínculo de sangre?
Ése es el interrogante que Saramago, explorando de nuevo las profundidades del alma, plantea en El hombre duplicado. ¿Cómo saber quiénes somos? ¿En qué consiste la identidad? ¿Qué nos define como personas individuales y únicas? ¿Podemos asumir que nuestra voz, nuestros rasgos, hasta la mínima marca distintiva, se repitan en otra persona? ¿Podríamos intercambiarnos con nuestro doble sin que nuestros allegados lo percibiesen?
Innovando frente a las convenciones de la novela, Saramago convierte la voz narradora en sujeto activo, en un juego metaliterario que pone al servicio de la historia y que va mucho más allá de las rupturas estrictamente formales.
Donna Tartt ha puesto al día las reglas de los grandes maestros del siglo XIX, siguiendo a Dickens pero también a los personajes deBreaking Bad, para escribirEl jilguero, probablemente el primer clásico del siglo XXI.
El jilgueroha sido galardonada con el Premio del Círculo de Críticos Nacional del Libro en 2013 y con el Premio Pulitzer a la mejor obra de ficción en 2014.
Al empezarEl jilguerovamos enfocando una habitación de hotel en Amsterdam. Theo Decker lleva más de una semana encerrado entre esas cuatro paredes, fumando sin parar, bebiendo vodka y masticando miedo. Es un hombre joven, pero su historia es larga y ni él sabe muy bien por qué ha llegado hasta aquí.
¿Cómo empezó todo? Con una explosión en el Metropolitan Museum hace unos diez años y la imagen de un jilguero de plumas doradas, un cuadro espléndido del siglo XVII que desapareció entre el polvo y los cascotes. Quien se lo llevó fue el mismo Theo, un chiquillo entonces, que de pronto se quedó huérfano de madre y se dedicó a desgastar su vida: las drogas lo arañaron, la indiferencia del padre lo cegó y sus amistades le condujeron a la delincuencia.
Manual para mujeres de la limpieza reúne los mejores relatos de la legendaria cuentista estadounidense Lucia Berlin, uno de los grandes redescubrimientos del último decenio. Sus historias son en gran medida autobiográficas: recrean su infancia en distintas poblaciones mineras de Estados Unidos, su adolescencia entre la alta sociedad Santiago de Chile, tres matrimonios fallidos, sus problemas con el alcohol y los distintos oficios que desempeñó para sacar adelante ella sola a cuatro hijos.
Sin renunciar al humor, con un ingenio que recuerda a Lorrie Moore y la agudeza perceptiva de Raymond Carver, Berlin enfoca la vida cotidiana hasta lograr verdaderos milagros estéticos. Su mirada irónica puede descubrir la magia en una lavandería del sudoeste estadounidense, centrarse en los hogares adinerados de California o captar al dedillo el ambiente de un restaurante venido a menos de Ciudad de México. Las mujeres de sus cuentos a menudo están desorientadas, pero al mismo tiempo son fuertes, inteligentes y, sobre todo, reales. Ríen, lloran, aman y beben; sobreviven. Sus vicisitudes deslumbrarán no solo los amantes del relato.