Ken Follett, con su habitual maestría narrativa, ha conseguido una de sus novelas más impactantes.
Rodeado de montañas salvajes, el Valle de los Leones es un lugar legendario de Afganistán donde las costumbres y las personas apenas han cambiado con el paso de los siglos. Jane marchó allí con el medico frances Jean-Pierre cuando descubrió que su pareja, Ellis, trabajaba para el servicio de espionaje estadounidense.
El pequeño pueblo de Banda, aislado en esta tierra perdida y árida, se convertirá en el escenario de un relato de espionaje e intriga en el que nada ni nadie está libre de sospecha.
Octubre de 1932, penitenciaría de Cold Mountain. Los condenados a muerte aguardan el momento de ser conducidos a la silla eléctrica. Los crímenes abominables que han cometido les convierten en carnaza de un sistema legal que se alimenta de un círculo de locura, muerte y venganza.
Net Dickstein, uno de los mejores agentes secretos israelíes, tiene una misión crucial: hacer desaparecer el barco que transporta el uranio que Egipto necesita para poseer la bomba atómica. Ciertamente una misión casi imposible, ya que egipcios y palestinos no están dispuestos a contemplar pasivamente cómo se esfuma su gran baza para inclinar a su favor el conflicto de Oriente Medio...
El maestro del terror vuelve a ofrecer unas páginas electrizantes escritas en su mejor estilo. Siguiendo la tradición de Poe, Stevenson y Lovecraft, King nos abre la puerta de acceso a un mundo de horrores inimaginables.
Los robots del amanecer relata cómo en el planeta Aurora los hombres y sus robots vivían en una armonía aparentemente perfecta hasta el instante en que el robot más avanzado fue asesinado.
¿Ocultaba la muerte del androide una lucha despiadada por el control del Universo?
Valiéndose de las características propias de la novela gótica, La crónica medieval, la novela policíaca, el relato ideológico en clave y la alegoría narrativa, "El nombre de la rosa" narra las actividades detectivescas de Guillermo de Baskerville para esclarecer los crímenes cometidos en una abadía benedictina...