Para Jack, un niño de cinco años, la habitación es el mundo entero,el lugar donde nació,donde come,juega y aprende.Por la noche,Mamá lo pone a dormir en el armario,por si viene el viejo Nick... Para su madre, la habitación es el cubículo donde lleva siete años encerrada.Con gran tesón e ingenio,ha creado en ese reducido espacio una vida para su hijo, y su amor por él es lo único que le permite soportar lo insoportable. Pero la curiosidad de uno crece a la par que la desesperación de la otra.Solo queda urdir la huida,un plan más arriesgado de lo que ambos pueden llegar a imaginar.
En una isla de las costas de Maine, un hombre es encontrado muerto. No hay identificación de su cuerpo. Solo el esforzado trabajo de un par de periodistas locales y de un graduado en medicina forense logra descubrir algunas pistas para, después de un año, saber quién es el muerto. Pero es aquí donde comienza el misterio. Porque cuanto más descubren del hombre y de las extrañas circunstancias de su muerte, menos comprenden. ¿Se trata de un crimen imposible? ¿O de algo aún mas extraño...? Con ecos de El halcón maltés de Dashiell Hammett y de la obra de Graham Greene, Stephen King presenta un relato sorprendente y conmovedor, cuyo tema es nada menos que la naturaleza del propio misterio.
"Al despertar, Auri supo que faltaban siete días. Sí, estaba segura. Él iría a visitarla al septimo día."
La Universidad, el bastión del conocimiento, atrae a las mentes más brillantes para aprender ciencias como la artificería y la alquimia. Pero bajo esos edificios y sus concurridas aulas existe un mundo en penumbra.
En ese laberinto de tºneles antiguos, de salas y habitaciones abandonadas, de escaleras serpenteantes y pasillos semiderruidos vive Auri, otrora alumna de la Universidad. Ahora cuida de la Subrealidad, de la que ha aprendido que hay misterios que no conviene remover. Ya no se deja engañar por la lógica en la que tanto confían en lo alto: ella sabe reconocer los sutiles peligros y los nombres olvidados que se ocultan bajo la superficie de las cosas.
Cuando en 1953 se estrenó en París Esperando a Godot, pocos sabían quién era Samuel Beckett, salvo, quizá, los que ya lo conocían como exsecretario de otro irlandés no menos genial: James Joyce. Por aquellas fechas, Beckett tenía escrita ya gran parte de su obra literaria; sin embargo, para muchos pasó a ser «el autor de Esperando a Godot». Se dice que, desde aquella primera puesta en escena -que causó estupefacción y obtuvo tanto éxito- hasta nuestros días, no ha habido año en que, en algún lugar del planeta, no se haya representado Esperando a Godot. El propio Beckett comentó en cierta ocasión, poco después de recibir el Premio Novel de Literatura en 1969, que Esperando a Godot era una obra «horriblemente cómica». Sí, todo lo horriblemente cómica que puede resultar la situación de dos seres cuya grotesca vida se funda en la vana espera de ese ser al que llaman Godot.
«-Anda,niña: dinos quién fue. Ella se demoró apenas el tiempo necesario para decir el nombre. Lo buscó en las tinieblas, lo encontró a primera vista entre los tantos y tantos nombres confundibles de este mundo y del otro, y lo dejó clavado en la pared con su dardo certerom como a una mariposa cuya sentencia estaba escrita desde siempre.-»
Trick E. Dixon es un cuáquero, amante de la paz y convencido del carácter sagrado de la vida humana, que no tiene el menor inconveniente en aplicar la noción de defensa propia a la matanza de mujeres y niños desarmados. Es un maestro de la política, y en su rostro hay siempre una desdeñosa expresión de honradez, pero ello no le impide entrar en batalla con los boy scouts ni declarar la guerra al gobierno pro-pornografía de Dinamarca, confiando siempre en la indiferencia básica de los votantes.
PHILlP ROTH es uno de los escritores estadounidenses más leídos e influyentes de los últimos tiempos. La calidad de su obra está avalada por premios como el National Book Award o el Pulitzer, y cada nueva obra suya despierta expectación en todo el mundo.