Suiza, 1942. En plena Segunda Guerra Mundial, el Gobierno Federal decide cerrar la frontera a los refugiados. Hermann Messmer ayuda a un judío a entrar ilegalmente en el país, aunque poco después el hombre desaparece en la espesura del bosque.
Setenta años más tarde Max Müller, un famoso pintor, yace inconsciente en su estudio de Zúrich. Le han disparado con una pistola de clavos. Unos meses antes Gottfried Messmer, el hijo de Hermann, recibe el legado de su padre: un bastón y una carta lacrada, depositados en una caja de seguridad de un banco suizo. El bastón esconde un lienzo valioso, Waldinneres, y la carta, escrita por Hermann, insta a Gottfried a encontrar a su dueño legítimo.
La búsqueda llevará a Gottfried a indagar en la vida de su padre, a quien apenas conoció, y lo que va a encontrar en el pasado le llevará a cuestionarse su presente y su futuro. ¿Cómo llegó el cuadro a manos de Hermann? ¿Dónde está el dueño del lienzo? ¿Qué sabe Max Müller?
La primera parte de esta historia tiene lugar en 1947. Un soldado americano con problemas que regresa de la guerra se encuentra con su talentoso sobrino de cinco años, al que le deja una impresión indeleble para luego desaparecer durante veintitrés años.
Corte a 1970: el sobrino, que ahora dibuja cómics clandestinos en Oakland, California, se reencuentra con su tío y, recordando el cómic que vio cuando tenía cinco años, dibuja una nueva versión con su tío como un héroe de la Segunda Guerra Mundial.
Corte al presente: un director de éxito comercial descubre el cómic de 1970 y decide convertirlo en una película de superhéroes contemporánea.
Corte al elenco: Conocemos a la estrella masculina extremadamente difícil de la película, su maravillosa protagonista, el excéntrico escritor/director, el productor, el asistente de producción del recadero y todos los demás en ambos lados de la cámara.
Arthur Alter no está pasando por un buen momento. Profesor universitario, mediocre y sesentón, tiene harta a su jovencísima novia, no puede pagar la hipoteca y sus hijos, Ethan y Maggie, no le dirigen la palabra. Para evitar perder la lujosa casa familiar, Arthur decide invitarles a pasar un fin de semana con la excusa de una reconciliación, pero con la intención real de hacerse con la pequeña fortuna secreta que su difunta esposa Francine les legó.
Desde el fallecimiento de su madre, Ethan vive en Nueva York y se ha convertido en un ermitaño. Ha abandonado su trabajo, se ha comprado un apartamento que no se puede permitir y su parte de la herencia prácticamente ha desaparecido. Maggie, por su parte, se ha convertido en una especie de asceta voluntaria. No quiere tocar el legado de su madre, pero, al mismo tiempo, solo consigue trabajos mal pagados que no le dan ni para subsistir.
Contra todo pronóstico, ambos aceptarán la invitación de su padre sin que este imagine que todos tienen una agenda oculta.
Los altruistas es una oscura y divertida saga familiar que afronta la división entre los babyboomers y su descendencia millennial, que nos recuerda que todos cometemos errores y que, de alguna manera, lo importante es encontrar el camino de vuelta.
Después de una carrera plagada de éxitos sobre los escenarios operísticos más importantes, me he visto sumergida en una complicada situación profesional que se ha agravado aún más por mi situación personal.
Mi marido ha desaparecido, no me responde a las llamadas y, por si eso no fuera ya bastante humillante, he descubierto que me ha dejado con serios problemas económicos. Así que no me ha quedado más remedio que actuar en una ópera rock, con argumento romántico y características muy alejadas de mi registro como mezzosoprano, a pesar de que mi prestigio haya quedado en entredicho.
Si ya dudaba si aceptar o no ese trabajo, tras conocer al coprotagonista me pregunto si seré capaz de soportarlo: un roquero sin filtro verbal y de cuestionable estilo al vestir, que me birla el maquillaje y que siempre está rodeado de fans dispuestas a todo por su ídolo.
Y cuando creo que ya no puedo hundirme más, recibo una inesperada noticia sobre mi marido que me impacta como un monumental bofetón emocional.
Pero como reza el dicho: no se vayan todavía, aún hay más...
La protagonista de esta historia tenía apenas veintiún años cuando le detectaron un tumor en la carótida izquierda que cambió su vida para siempre. Al diagnóstico le siguieron muchas pruebas, un baipás, una delicada operación para extirparle el tumor y otra demoledora noticia al despertar: tenía disfagia -un trastorno poco conocido que impide tragar.
A partir de entonces, Núria tuvo que (re)aprenderlo casi todo: a beber agua, a convivir con la enfermedad, a compartir su historia con miles de personas a través de una pantalla y a sacar fuerzas de donde no las hay.
Este libro es una lección sobre cómo convertir la debilidad en fortaleza y la angustia en esperanza. Es una invitación a ser más empáticos y a buscar el lado positivo de las adversidades incluso cuando la vida se hace muy cuesta arriba.
Después de un curso más que complicado, Haley y Jayden han conseguido encontrar luz en medio de la oscuridad en la amistad que los une. Las heridas aún no han cicatrizado y los miedos no han dejado de acechar; es por eso que, cuando el nuevo curso empieza, los dos se necesitan demasiado para permitir que nada ni nadie ponga en riesgo esa amistad, ni siquiera ellos mismos.
¿Se puede volver a amar con el alma rota? ¿Existe alguien capaz de querer y completar al otro a pesar de todas las cicatrices? Jayden nunca había conocido el amor. Haley una vez pensó que lo había encontrado, ciego y abrasador.
Ahora puede que los dos estén a tiempo de descubrir que la verdadera definición del amor… es otra cosa.