«No sé si se puede vivir para uno mismo. Tal vez no sea posible, aunque lo intentes toda la vida, aunque te destierres una y otra vez, aunque te confines en tu propio mundo lo más apartado posible del resto de la humanidad».
Le llaman Escolta. Arrastrando la marca de Caín y con el corazón destrozado, se instala en una cabaña a las afueras de un pueblo de montaña. Su intención es dejarse llevar, mansamente, hasta el final de sus días. En un proceso de autodestrucción controlada comienza a usar como combustible los libros que siempre le habían servido de compañía, y con ello enciende una voz que grita toda la rabia, la soledad y el desconsuelo posibles.
Este es su diario: unos cuadernos escritos a lo largo de unos meses en los que va apuntalando a sus fantasmas en una pira y prendiéndoles fuego para no abandonarlos al futuro, pero sobre todo es la crónica de una sanación, de una búsqueda instintiva de la felicidad.
La última cabaña es una historia cruda y desnuda en su sinceridad, narrada por una voz de fuerza arrolladora.
Un hilo trágico une el destino de las cinco personas que tienen voz en esta hipnótica novela. Agustina es una actriz trans que lleva demasiado tiempo encadenando proyectos fallidos y cuya capacidad de amar es tan grande como su voraz deseo de venganza. Verónica es una aplicada guionista televisiva que ve cómo se le escapa de las manos el talento que creyó poseer. Matthew es un hombre simple cuyo matrimonio se desmorona por culpa de sus obsesiones cada vez más desaforadas. Paula es una genial escritora secreta devorada por su propia obra, que atesora en un viejo laptop sin procesador de textos. Juan, pareja de Agustina y en su día rutilante artista conceptual, desconoce que lo van a asesinar en las afueras de Nueva York.
Bum bum bum es una historia visceral y extrema, coral y elíptica, llena de anhelos y violencia, habitada por personajes desorbitados que se preguntan dolorosamente quién son. Un libro, en definitiva, desbordado de vida y pasión, pero también de mugre y soledad.
Luis tiene dieciséis años y la vida le dio un vuelco cuando le diagnosticaron cáncer. A Diego, residente de oncología, la vida le cambia en el momento que conoce a Luis y acepta ayudarlo a cumplir un último sueño: huir del hospital y viajar a Tarifa para despedirse de la chica de la que se enamoró el verano pasado.
Este es el arranque de una aventura que los llevará, en pleno agosto, desde Madrid hasta la costa mientras los padres de Luis y los jefes de Diego les pisan los talones. Esta emotiva y apasionante historia de amistad nos recuerda algo que solemos olvidar: a veces, es necesario hacer un trato con el vértigo y dejar todos los miedos atrás para así alzar el vuelo y empezar a vivir.
Junio de 2086. Un virus ha terminado con la humanidad y no quedan más que dos personas en todo el planeta: un joven y un anciano que pronto dejará de existir. Estos dos últimos supervivientes contemplan las ruinas de la humanidad. Las guerras han terminado, ya no hay hambre en el mundo y las bestias creadas por el hombre fueron desapareciendo. ¿Hacía falta una gran destrucción para que alguien se emocione de nuevo ante una puesta de sol? ¿Hará falta que desaparezca el hombre para ser conscientes de lo que llegó a ser?
Amigorena firma una novela de gran carga poética y nos sitúa cara a cara con un futuro cada vez más cercano mientras se pregunta por los errores del hombre que podrían acabar con la humanidad.
Rachel es una entusiasta consumidora de drogas «recreativas». Según ella, no por adicción sino por pasatiempo. Al fin y al cabo, hoy día, ¿quién no toma de vez en cuando un ácido, una raya o unas pocas pastillas? ¿Qué mejor para olvidar las tensiones del trabajo y disfrutar un rato de la vida?
Pero, en una de esas, se le va la mano, y tras una noche de excesos se atiborra de tranquilizantes para dormir a pierna suelta y empezar fresca una nueva jornada laboral. Para su sorpresa, a la mañana siguiente no despierta en su habitación sino en la cama de un hospital, después de un lavado de estómago y a punto para ingresar una temporada en una peculiar clínica de rehabilitación...
Dos chicas adolescentes viven al límite en la Valencia de los últimos años ochenta, justo antes de que la música mákina y las drogas sintéticas arrasen con todo.
¿Qué sucede cuando la madre de la que fue tu mejor amiga reaparece al cabo de veinticinco años para preguntarte qué llevaba su hija en un bolsillo de la chaqueta el día que la atropelló un tren? Es lo que le ocurre a la narradora de esta profunda y trepidante historia. Y a partir de ese enigmático y doloroso primer email, empieza a hurgar en la memoria para recuperar a la adolescente que fue, a la pareja de amigas que formaba junto a Carla, dos jóvenes intrépidas que querían vivir muy rápido. Recuerda entonces el liceo en el que estudiaban, y sus incursiones en los billares y las discotecas de una Valencia de finales de los años ochenta. Una época en que la música todavía importaba, y los paisajes sonoros eran el más potente conductor de emociones, el último hábitat de la adolescencia. Al hilo de la conversación con la madre de su amiga, la narradora reconstruye su propia memoria hasta llegar a la ruta del bakalao, donde la muerte de la melodía coincide con la de la propia inocencia.