Medea me cantó un corrido es la deslumbrante nueva obra de Dahlia de la Cerda, tras el éxito apabullante obtenido en México con Perras de reserva y Desde los zulos. La autora crea un paisaje literario único, característico de su estilo original, donde las protagonistas se enfrentan a situaciones límite, inmersas en un fuego cruzado entre la violencia del crimen organizado, el Ejército y los conflictos de padres, familias o parejas provenientes de estos entornos. Sin embargo, como dice una de ellas parafraseando a Sartre: «No somos lo que hicieron de nosotras, sino lo que hacemos con lo que hicieron de nosotras». Por fortuna, en esta ocasión contarán con la ayuda de Medea, el personaje mitológico, que aparecerá «toda vestida de negro, con unas trenzas africanas muy perritas» para auxiliar a las protagonistas, ya sea en abortos o en el término de relaciones abusivas similares a la que ella vivió con Jasón. En estas páginas conviven situaciones delirantes y sumamente divertidas que discurren en compañía de una banda sonora de fondo plagada de corridos tumbados, cumbias, y ritmos de perreo. Dahlia de la Cerda se sirve de un lenguaje propio, música y humor negro para compartir con sus lectoras la existencia de las memorables protagonistas que habitan esta historia.
Una mañana de 1993, la vida de Blanca se rompe cuando su padre le anuncia que su madre no regresará. A partir de entonces, Blanca teme que pueda tener un don insólito: la capacidad de obrar milagros, aunque el primero sea provocar la muerte de una niña que se burla de su situación familiar. Con el peso de la culpa sobre sus hombros y las ansiedades propias del abandono, Blanca busca en internet personas con las que hablar y conecta con un grupo de chicas que también se encuentran solas y perdidas. Unidas por la fascinación que sienten por Charles y Marilyn Manson, Joy Division y su gusto por vestir de negro, Blanca encuentra en ellas a su familia elegida.
Fuego en la garganta recorre la infancia y la adolescencia de una chica que no encuentra su lugar en el mundo. Una aventura que se trasladará de las pantallas a un mundo real en el que habitan padres ausentes, héroes inesperados, monjas, tecnófobos y jipis del sur de España.
Si un corazón desea creer en algo, la razón no se lo podrá impedir.
Londres, 1922. Alan y Violet Schofield son los mayores especialistas en fotografía mágica de Inglaterra; una pareja de pícaros que se aprovecha de la fiebre por retratar seres feéricos que se extendió por la crédula sociedad londinense tras la Gran Guerra después de que dos niñas de Cottingley lograran convencer al mismísimo Conan Doyle de que habían fotografiado unas hadas. Del cielo ya han dejado de caer bombas y la ciudad entera espera turno ante el famoso estudio de los Schofield para conseguir la preciada fotografía que demostrará a sus familiares y vecinos que su desván o su jardín ha sido bendecido con la presencia de alguna de esas misteriosas criaturas.
Por desgracia para ellos, su suerte cambiará cuando un nuevo cliente llame a su puerta: el temido y poderoso Percival Drake, señor de los bajos fondos de Londres. Un hombre de gran astucia, brutalmente despiadado y, sobre todo, que no cree en la magia. Mientras emprenden una peligrosa carrera contrarreloj para salvar sus vidas, Alan y Violet descubrirán que para timar a un gánster que no cree en las hadas hay que ser más listos que ellas.