Nunca volveremos a ser las mismas... y ni falta que nos hace
Maica es una mujer incorrecta, tiene un corazón que no le cabe en el pecho y un pecho que empieza a no ser lo que era. Al borde de los cincuenta y de unos cuantos precipicios vertiginosos más, está divorciada, es la madre sufridora de una hija adolescente y vive peleada con el mundo en general y con su madre y con los hombres en particular.
Por lo demás, esta abogada que no se tiene más que a sí misma para hablar en su defensa, adicta al trabajo y a los consejos bienintencionados que le propina su mejor amiga, iniciará un camino desde el desconcierto a la aceptación a lo largo del cual aprenderá que un sentido del humor bien administrado no sólo es el mejor antídoto para cualquier sofoco sino la única brújula capaz de ayudarnos a salir airosas de las peores tormentas.
Una apasionante historia familiar. Un siglo convulso. Un amor extraordinario sometido a los golpes del destino.
Nada hacía prever que un judío vienés, cuya familia pereció en el Holocausto, y una joven viuda de Bremen se encontrarían alguna vez, y mucho menos que se enamorarían y se atreverían a vivir juntos contra viento y marea. Cuando se conocen, Waltraut es ya viuda y Joschi tiene veinte años más que ella: a priori la situación no puede resultar más complicada, de modo que ella inicialmente lo rechaza. Pero él, acostumbrado a las circunstancias más adversas, se presenta en su puerta con una máquina de escribir bajo el brazo y el propósito de conquistarla. Desde ese momento, actuarán durante décadas como dos polos que se atraen y se repelen alternativamente: el amor que sienten ambos y su vida en común estarán marcados tanto por momentos vertiginosos como por dramáticos golpes del destino, desde la enfermedad o la pérdida de una hija hasta el peso insoportable de los secretos familiares de Joschi. ¿Cómo debe ser el vínculo entre dos personas para resistir todo esto?
Ganadora del Fence Modern Prize y del Believer Book Award, la despiadada novela de debut de la autora del fenómeno Mi año de descanso y relajación: «Todo un viaje» (The Times)
**LIBRO DE LA SEMANA POR ABRIL**
UNO DE LOS LIBROS MÁS ESPERADOS DE 2024 POR LA VANGUARDIA
«Posiblemente la autora estadounidense más interesante de su época». -The New York Times
Salem, Massachusetts, 1851: McGlue, marinero rudo, tramposo y canalla, nos habla desde la bodega mugrienta del barco en la que está retenido, en un estado de embriaguez intermitente que vuelve la realidad ambigua. Divaga entre recuerdos borrosos y teje una fina línea entre la niebla del alcohol y las trampas de la memoria. Es posible que haya matado a un hombre, y que ese hombre fuera su mejor amigo. Ahora, solo quiere un trago para acallar las aterradoras sombras que acompañan a su indeseada sobriedad.
A medio camino entre un cuento de piratas y un western, la primera novela que escribió Ottessa Moshfegh huele a vómito, sangre, pólvora, whisky, sal, sudor y madera vieja, y demuestra que desde el principio supo ser nihilista y superlativa.
Cincuenta y dos semanas: ese es el tiempo que le queda a Mona, una niña de diez años, para atesorar toda la belleza del mundo. Es el lapso que su erudito y original abuelo se ha dado para descubrirle, cada miércoles después del colegio, una obra de arte antes de que se quede ciega. Así, se disponen a visitar juntos los tres grandes museos parisinos: Louvre, Orsay y Beaubourg (Centro Pompidou), y a zambullirse en cuadros y esculturas con el fin de que su propia belleza y su sentido filosófico permeen y se inscriban para siempre en lo más hondo de Mona. Mirando a través de los ojos de Botticelli, Vermeer, Goya, Frida Kahlo o Basquiat, la pequeña aprenderá sobre la generosidad, la duda, la melancolía, la autonomía o la indignación, e irá incorporando su poderoso aprendizaje en su día a día.
Los ojos de Mona es una novela de iniciación al arte y a la vida que ahonda en la luminosa relación entre una nieta y su abuelo. Una historia llena de hermosos sentimientos que se ha convertido en un extraordinario fenómeno editorial antes incluso de su publicación en Francia.
Un retrato magistral de las luces y las sombras del París de los años treinta por la autora de Suite francesa
Escrita en 1934 y ambientada en un París inmerso en la desoladora crisis económica de aquella década, El peón en el tablero es una pequeña obra maestra sobre el dinero, la deshonra y el dolor de existir en la que Irène Némirovsky retrata con su característica lucidez la desesperación de un hombre marcado por las adversas circunstancias de la época.
Como muchas personas de su generación, Christophe Bohun carece de ambiciones y esperanzas, e incluso de nostalgia. Es un humilde trabajador de una empresa que su padre, James Bohun, un antiguo magnate del acero y del petróleo, se vio obligado a abandonar en manos de su socio tras un sonado fracaso financiero. Es el esposo de Geneviève, irritantemente perfecta, el amante secreto de una prima que ha estado enamorada de él desde la infancia y, también, el asalariado que sacrifica su tiempo, su salud, su vida y su alma a cambio de un modesto sueldo. No obstante, al morir su padre, Christophe encuentra en un cajón un sobre lacrado dirigido a él y, en su interior, una lista con los nombres de parlamentarios, periodistas y banqueros a los que el viejo Bohun había salvado del desastre entregándoles grandes sumas poco antes de la Gran Guerra. ¿Podrá este legado ardiente, esta arma que parece guiar a la redención a través del chantaje, sacar a Christophe de su oscuro letargo?
Tras el éxito de Lo que hay, vuelve con una novela sobre la distancia, el deseo y la fantasía la autora «llamada a revolucionarlo todo» (Elle), revelación del año 2022 según los libreros independientes y uno de los mejores debuts del mismo año según El Cultural.
«Todo lo que toca, lo que escribe, lo que observa, se convierte en belleza».
Inés Martín Rodrigo, abril
Una joven fotógrafa se pone en contacto con una escritora veinte años mayor para tomarle unos retratos mientras trabaja en su próxima novela, titulada La seducción. Tras intercambiar varios correos, la escritora la invita a pasar unos días en su casa, una pequeña masía en la costa catalana. Al llegar, nada es como esperaba, la anfitriona se muestra distante y no se deja fotografiar. Ante el rechazo, la fotógrafa tomará esas instantáneas en su mente, alimentando a la vez su ansiedad y su deseo. Esa convivencia extraña en una casa en la que todo parece dispuesto para elplacer se tensará con la aparición de Greta, una amiga de la escritora con quien parece compartir una intimidad de límites difusos.