Este libro es el programa de mano del estreno en París de una pieza teatral titulada Muñequita rubia, de Pierre-Michel Wals. Contiene el texto de la obra, una nota introductoria de la directora del Teatro de las Artes, el listado de personajes y actores, algunos bocetos del vestuario y algunos anuncios publicitarios.
La obra pone en escena el reencuentro de cinco amigos que en su juventud montaron el grupo musical los Peter-Pans y tuvieron un primer éxito con una canción titulada «Muñequita rubia». Ahora, veinte años después de aquello, vuelven a verse las caras. La peculiaridad de la reunión es que tres de ellos siguen vivos, han envejecido y están a punto de cumplir los cuarenta, pero los otros dos, que fallecieron hace tiempo, se presentan como fantasmas veinteañeros anclados en el pasado. El cruce de unos y otros lleva a una reflexión melancólica, divertida y desencantada sobre la vida, los anhelos y el paso del tiempo, en un territorio entre el sueño y la realidad.
Diario de paternidad, «carta al hijo» y ficción pura conviven en extraordinaria armonía a lo largo de este libro.
Aunque este singular e inclasificable libro de Alejandro Zambra se llama Literatura infantil, conviene advertir que incluye un magnífico cuento que gira en torno al lenguaje grosero y un relato directamente lisérgico en que un hombre intenta, en pleno viaje terapéutico de hongos, volver a aprender el dificilísimo arte de gatear. En caso de que algún niño llegara accidentalmente a estas páginas, debería leerlas en compañía de un adulto, a pesar de que aquí son precisamente los niños quienes, a su manera, protegen a los adultos del desánimo, el egocentrismo y la dictadura del tiempo cronológico.
Anna y Tom son una pareja de jóvenes que trabajan como diseñadores gráficos desde casa. Aprovechando la flexibilidad de movimientos que les proporciona su profesión, deciden instalarse en un luminoso apartamento en Berlín, capital cosmopolita por antonomasia, donde creen que podrán hacer realidad sus sueños.
Esos sueños pasan por vivir sin ceñirse demasiado a las convenciones, reinventar códigos de conducta y explorar nuevos espacios. Ellos disfrutan con pasión de la comida, trasnochan, se dejan caer por fiestas ilegales, quieren creer que son una pareja abierta a la experimentación sexual, se esfuerzan por comprometerse con ideales políticos progresistas cuando se produce la crisis de los refugiados…
Sin embargo, el tiempo pasa, la monotonía empieza a asomar, los amigos regresan a casa y tienen hijos, el trabajo creativo deviene rutinario y los ideales que parecían al alcance de la mano se muestran esquivos… Anna y Tom se sienten atrapados, empeñados en encontrar algo puro y verdadero. Pero ¿realmente existe?
Los amores difíciles es una reunión de quince relatos largos escritos por Calvino entre 1949 y 1967, muchos de los cuales se publicaron por primera vez en el volumen recopilatorio I racconti [Los cuentos]. En 1970, Einaudi decidió publicar en volumen exento la primera parte de aquella antología, titulada, precisamente, Gli amore difficili.
Sus historias versan sobre la dificultad de comunicación entre personas que, por alguna inesperada circunstancia, podrían comenzar una relación amorosa. En realidad, son relatos sobre cómo una pareja no alcanza nunca a establecer ese mínimo vínculo afectivo inicial, aunque todo parezca favorecerlo. Pero, para Italo Calvino, en ese desencuentro reside no solo el motivo de una desesperación, sino también el elemento fundamental o la esencia misma de la relación amorosa.
Las ciudades invisibles se presentan como una serie de relatos de viaje que Marco Polo hace a Kublai Kan, emperador de los tártaros… A este emperador melancólico, que ha comprendido que su ilimitado poder poco cuenta en un mundo que marcha hacia la ruina, un viajero imaginario le habla de ciudades imposibles; por ejemplo, una ciudad microscópica que va ensanchándose y termina formada por muchas ciudades concéntricas en expansión, una ciudad telaraña suspendida sobre un abismo, o una ciudad bidimensional como Moriana… Creo que lo que el libro evoca no es solo una idea atemporal de la ciudad, sino que desarrolla, de manera unas veces implícita y otras explícita, una discusión sobre la ciudad moderna.
Clarice Lispector vivió casi dos décadas en el extranjero y mantuvo una larga y fructífera correspondencia con sus círculos profesionales y familiares. A pesar de afirmar que «no sabía escribir cartas», estas resultan en realidad una aventura tan fascinante y creativa como sus deslumbrantes novelas, cuentos y crónicas, ya que Lispector también hace gala en ellas de su infalible inspiración, humor y lirismo.
Todas las cartas, que reúne la correspondencia escrita por la autora brasileña a lo largo de toda su vida, constituye un corpus fundamental para comprender su trayectoria personal y literaria. El material, organizado por décadas de 1940 a 1970, va acompañado de notas que lo contextualizan en términos de tiempo y lugar, que además incluyen sustanciosas referencias culturales.