Antología poética ofrece una cuidada selección de los poemas más famosos y recordados de Miguel Hernández, con muestras representativas de todos los poemarios que el escritor publicó en vida: Perito en lunas, El rayo que no cesa, Imagen de tu huella, El silbo vulnerado, Viento del pueblo y El hombre acecha. No faltan, por otra parte, los poemas menos conocidos, las composiciones que solo vieron la luz en la colección póstuma Cancionero y romancero de ausencias o incluso un inédito.
Como argumenta el catedrático de Harvard Daniel Aguirre Oteiza en su brillante introducción, el conjunto permite apreciar el valor histórico y memorístico que ha ido adquiriendo esta enorme poesía, al tiempo que nos invita a acercarnos a ella con una nueva mirada desde nuestra posición histórica siempre cambiante.
Era la primavera de 1953 y todo invitaba a pensar que lo peor de la posguerra había pasado. En el aeropuerto de Barajas se agolpaba una multitud esperando a la estrella más admirada del momento: Ava Gardner. Llegaba a Madrid después del largo rodaje de Mogambo, a las órdenes de John Ford. Necesitaba encontrarse a sí misma.
Su amigo Howard Hughes le solía decir que fama y amor eran incompatibles y sus tres maridos, Mikey Rooney, Artie Shaw y ahora Frank Sinatra, lo confirmaban. Eran sus tres grandes fracasos. Solo deseaba olvidar.
Una noche se cruza en su camino Luis Miguel Dominguín, el torero del momento. Sus miradas se cruzaron y, en ese momento, supieron que acabarían juntos. Ambos eran famosos, guapos, jóvenes y, sobre todo, apasionados y libres.
Así fue también su historia.
Ahora la Tierra tiene cuatro siglos para defenderse de lo inevitable: la llegada de los Trisolaris. Los colaboracionistas humanos pueden haber sido derrotados, pero los sofones permiten a los extraterrestres acceder a la información de la humanidad, dejando al descubierto toda estrategia de defensa.
Solo la mente humana sigue siendo un secreto, y ahora también la clave del acuciante plan que urdirán tres estadistas, un científico y un sociólogo.
Considerado uno de los mejores novelistas franceses de su generación, Philippe Claudel prosigue en Fantasía alemana la indagación de los recodos más sombríos y los complejos mecanismos que guían a los seres humanos iniciada en Almas grises y El informe de Brodeck. En este caso, a través de cinco relatos relacionados entre sí que componen una narración personal, oscura y descarnada, sobre Alemania, las dos guerras mundiales y la posguerra.
Fascinado por Alemania y los fantasmas del siglo XX que aún pueblan la realidad, Claudel nos ofrece, a través de unos escenarios misteriosos y el retrato profundo y áspero de los personajes, un libro inquietante, de gran virtuosismo y belleza, que es también una reflexión sobre las dolorosas heridas del nazismo y el lugar del hombre ante el horror.
Una Jane Austen de dieciséis años vuelve a la Abadía de Reading, donde estudió, para dirigir una obra teatral. Mientras busca inspiración para sus textos, vive toda clase de malentendidos amorosos en torno a bailes de salón, cartas apasionadas, embrollos entre pretendientes, líos familiares y relaciones imposibles. La joven Jane se enfrentará a un mundo que le exige un rol social que choca con su amor por la literatura. Manejándose en una sociedad estructurada en torno al matrimonio, esos meses en Reading forjarán su carácter como mujer y como escritora y la inspirarán para escribir su primer gran libro: Sentido y sensibilidad.
Todo lo que Natalia Ginzburg evoca y describe sucede en nosotros como por primera vez, pero perdura para siempre. En Vida imaginaria, quizá su obra menos conocida, pero al mismo tiempo la más versátil y combativa, publicada en 1974 e inédita en castellano, la autora aborda, entre otros asuntos, la condición de la mujer y el feminismo, la infancia y las incertidumbres de la edad adulta o la debilidad de nuestras democracias. También retrata a algunos escritores muy queridos por ella, como Italo Calvino, Elsa Morante o Cesare Pavese, y nos habla de películas y de directores (Fellini, Bergman) cuyo arte supo reconocer desde el principio. Con discreta contundencia y una voz única, Ginzburg participa, a través de cada uno de estos textos, en la vida de hoy, de un hoy que data de hace medio siglo, pero que el lector no dejará de trasladar al aquí y al ahora, y a los dilemas estéticos, morales y políticos a los que nos seguimos enfrentando.