Un asesino en serie, detenido por la comisaria Battaglia hace veintisiete años, consigue escapar del módulo de alta seguridad de la cárcel en la que está preso. Sin embargo, tras diez días de fuga, él mismo se vuelve a entregar a la policía porque teme ser el blanco de otro peligroso criminal que quiere reproducir los antiguos y macabros escenarios de sus asesinatos. Para desvelar nuevos detalles sobre sus crímenes e información sobre su misterioso imitador, solo está dispuesto a hablar con Teresa Battaglia. Teresa debe interpretar las enigmáticas pistas que este deja tras de sí: unas refinadas piezas de mosaicos que construye con trozos de huesos humanos, al tiempo que intenta reconectar con la persona que fue hace casi tres décadas, aquella mujer brillante, atrapada en una turbulenta relación conyugal, que se convirtió en una pionera cazadora de asesinos en serie y en la primera especialista en perfiles criminales de la policía italiana.
Daven se hizo cargo de la Orden cuando Viggo faltó, pero ahora que el boss ha vuelto se ha marcado como misión que las Bonnet respeten su manera de vivir. Sin embargo, hay una de ellas que lo desafía constantemente. Alba es descarada, provocadora, y Daven está convencido de que puede causarles serios problemas.
Alba Bonnet está despertando de su letargo y los recuerdos que empiezan a bombardear su cabeza hablan de un pasado inquietante en el que no se reconoce. Teme en lo que se está convirtiendo, pero más teme no poder concluir el proyecto en el que anda metida. Alba entiende a la Orden, de hecho, ella no quiere incomodarles, pero Daven se lo está poniendo muy difícil. Cuando el sexi y frío vampiro descubre aquello que ella tan celosamente guardaba, se ven obligados a trabajar en equipo. Y en las distancias cortas, Alba es irresistible.
En un mundo de formas falsas e irrealidad, un hombre con colmillos y una mujer que se está descubriendo a sí misma deberán convivir y aprender que hay que mirar la esencia y no la apariencia.
LLEGÓ EL MOMENTO DE MOSTRARSE COMO VERDADERAMENTE SON.
Una novela que explora de forma soberbia el mal, la traición y la locura. Finalista del Premio Goncourt.
Mientras cubre como periodista el juicio de Klaus Barbie en Lyon, un criminal nazi apresado décadas después en Bolivia, el narrador también descubrirá la verdad sobre el papel de su padre psicótico durante la Segunda Guerra Mundial.
La única referencia al pasado de su progenitor era aquello que le decía su abuelo, que el narrador era «el hijo de un traidor, de un bastardo, de un malnacido». Al ahondar en su investigación descubre que su padre acabó vistiendo cuatro uniformes diferentes, desde el de la Resistencia hasta el nazi, y que esta increíble historia no hace más que confirmarle la locura de un hombre que ha sido siempre un mitómano y un manipulador.
Cuando Klaus Barbie entra en la sala, el protagonista está sentado en las filas de la prensa y su padre, en medio del público. No se trata de un juicio que acaba de empezar, sino de dos. Barbie tendrá que responder por sus crímenes. El padre, por sus mentiras.
Hijos de Dune es la tercera novela de la serie «Dune» de Frank Herbert, una obra maestra unánimemente reconocida como la mejor saga de ciencia ficción de todos los tiempos.
Leto Atreides, el hijo de Paul -el mesías de una religión que arrasó el universo, el mártir que, ciego, se adentró en el desierto para morir-, tiene ahora nueve años. Pero es mucho más que un niño, porque dentro de él laten miles de vidas que lo arrastran a un implacable destino. Él y su hermana gemela, bajo la regencia de su tía Alia, gobiernan un planeta que se ha convertido en el eje de todo el universo. Arrakis, más conocido como Dune.
Y en este planeta, centro de las intrigas de una corrupta clase política y sometido a una sofocante burocracia religiosa, aparece de pronto un predicador ciego, procedente del desierto. ¿Es realmente Paul Atreides, que regresa de entre los muertos para advertir a la humanidad del peligro más abominable?
Dos jóvenes exaltados, Asier y Joseba, se marchan en 2011 al sur de Francia con la intención de convertirse en militantes de ETA. Esperan instrucciones en una granja de pollos, acogidos por una pareja francesa con la que apenas se entienden. Allí se enteran de que la banda ha anunciado el cese de la actividad armada. Abandonados a su suerte, sin dinero, sin experiencia ni armas, deciden continuar la lucha por su cuenta, fundando una organización propia, en la que uno asumirá el papel de jefe y disciplinado ideólogo, y el otro el de subalterno más relajado. El contraste entre el afán de gestas y las peripecias más ridículas, bajo una lluvia pertinaz, va llevando la historia hacia una especie de drama cómico. Hasta que conocen a una joven que les propone un plan.
Estamos en 2021. Hace veinticinco años que no nace un solo niño en el planeta tierra. La raza humana se enfrenta a su extinción.
Bajo el despótico mandato de Xan Lyppiat, el Guardián de Inglaterra, los viejos viven sumidos en la desesperación y los jóvenes en la crueldad. Theo Faren, primo del Guardián, lleva una vida solitaria, resignado a la época siniestra que le ha tocado.
Hasta que el encuentro fortuito con una mujer le lleva a contactar con un grupo de disidentes. De pronto, su vida cambia de manera irrevocable y se ve obligado a tomar decisiones que afectarán al futuro de la humanidad.
En el año 1992 se publicaba por primera vez esta distopía icónica para toda una generación. Treinta años después, Hijos de los hombres sigue siendo un estremecedor retrato del mundo que habitamos.