Novela ganadora del IX Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska.
En lo profundo de la selva y de la noche se encienden varios reflectores y un grupo de inmigrantes es sorprendido y atacado por otro grupo de hombres y mujeres, presas de la patria en la que viven y de sus propias historias. Así arranca esta road novel que atraviesa una narración donde los seres humanos son reducidos a mercancía, donde la violencia es el marco en el que suceden todas las historias y donde el espacio está corrompido por la miseria y la moral de los seres que lo habitan, pero también donde surge una historia enigmática de amor inesperado: la de Estela y Epitafio, jefes de la banda de secuestradores.
A través de los protagonistas y de la masa de inmigrantes, cuya individualidad se desmorona poco a poco, Emiliano Monge retrata este holocausto del siglo XXI, desnuda el horror y la soledad, pero también la lealtad y la esperanza que combaten en el corazón del ser humano.
Un retrato del holocausto del siglo XXI.
Distinguida con el Premio Pulitzer en 1940, " Las uvas de la ira " describe el drama de la emigración de los componentes de la familia Joad, que, obligados por el polvo y la sequía, se ven arrastrados a abandonar sus tierras, junto con otros miles de personas de Oklahoma y Texas, rumbo a la " tierra prometida " de California. Allí, sin embargo, las expectativas de este ejército de desposeídos no se verán cumplidas. Entre las versiones cinematográficas que ha conocido esta novela destaca la memorable protagonizada por Henry Fonda y dirigida por John Ford.
Autora galardonada con el Premio Pepe Carvalho de Novela Negra 2019 La novela que consagró a Claudia Piñeiro, y que inspiró la película de Marcelo Piñeyro, presenta un cuadro implacable de la decadencia social de la Argentina del cambio de siglo. Detrás de las altas paredes perimetrales, más allá de los portones reforzados por barreras, se encuentra Altos de la Cascada. Afuera, la ruta, la barriada popular de Santa María de los Tigrecitos, la autopista, la ciudad, el resto del mundo. En Altos de la Cascada viven familias que llevan un mismo estilo de vida y que quieren mantenerlo cueste lo que cueste. Allí, un grupo de amigos se reúne semanalmente lejos de las miradas de sus hijos, sus empleadas domésticas y sus esposas, quienes excluidas del encuentro varonil, se autodenominan, bromeando, «las viudas de los jueves». Pero una noche la rutina se quiebra y ese hecho permite descubrir, en un país que se desmorona, el lado oscuro de una vida «perfecta». El paraíso está a punto de estallar. Las viudas de los jueves fue galardonada con el Premio Clarín de Novela 2005.
Detrás de las altas paredes perimetrales, más allá de los portones reforzados por barreras y flanqueados por garitas de vigilancia, se encuentra Altos de la Cascada. Afuera, la ruta, la barriada popular de Santa María de los Tigrecitos, la autopista, la ciudad, el resto del mundo.
En Altos de la Cascada viven familias que llevan un mismo estilo de vida y que quieren mantenerlo cueste lo que cueste. Allí, en el country, un grupo de amigos se reúne semanalmente lejos de las miradas de sus hijos, sus empleadas domésticas y sus esposas, quienes, excluidas del encuentro varonil, se autodenominan, bromeando, "las viudas de los jueves". Pero una noche la rutina se quiebra y ese hecho permite descubrir, en un país que se desmorona, el lado oscuro de una vida "perfecta".
En concreto, la voz y las teclas de la máquina de la persona que está escribiendo esta novela. Ella sabe que es un personaje de novela y, por suerte, la novela es fascinante, divertidísima y profunda. Aunque a veces intentará cambiarla. Sus compañeros de historia son alucinantes. Por ejemplo, Laurence, su pareja, tiene una abuela encantadora y aparentemente inofensiva. Pero descubre que ella y una banda de espías podrían estar traficando con diamantes escondidos dentro del pan.
«Las voces bajas es la novela de la vida. Son las voces de los niños, las mujeres que hablan solas, los emigrantes, los muertos, los animales... Las voces de los que no quieren dominar y se alimentan de palabras y cuentos.»
Desde la primera página late algo singular en Las voces bajas. Escrita al modo de una autobiografía, todo parece verdad y todo, imaginación. Es el efecto de una novela de la memoria encendida. El libro arranca en una geografía real donde la mirada de la infancia va descubriendo, con una mezcla de miedo, estupor y maravilla, lo que de extraordinario hay en la existencia de la gente corriente.
«No sabemos bien lo que la literatura es, pero sí detectamos la boca de la literatura. Tiene la forma de un rumor. De un murmullo. Puede ser escandalosa, incontinente, enigmática, malhablada, balbuciente. Yo conocí muy pronto esa boca. En aquel momento era, ni más ni menos, la boca de mi madre hablando sola.