Un comandante lucha por mantener a raya a sus hombres en la frontera de un paso de montaña, hasta que una bella capitán se hace cargo del puesto enemigo.
En un desértico altiplano a más de cinco mil metros de altitud, se asienta un paso de frontera entre dos países. Una tenue línea de piedras pintada de cal separa los márgenes. De un lado está Guardia de Frontera, un puesto al mando del teniente Costa, y del otro Ronda de Confines, con el teniente Gaitán como jefe. La soledad devora a Costa, muy celoso de su misión, pero irremediablemente aislado de sus hombres, y que tiene a Gaitán como íntimo enemigo. En apariencia, son dos soldados sirviendo cada uno a su país, pero en realidad están abandonados a ambos lados de la frontera, en un lugar gobernado por fuerzas muy distintas de las que pretenden dominar. Las tropas comercian entre sí, traficando con lo poco que poseen. Cuando se marche Gaitán, deseoso de dejar el altiplano, le sustituirá la capitán Vera Brower, una mujer atractiva cuya melena roja pondrá patas arriba la rutina del paso.
Año 1560. Alejandro Farnesio, príncipe de Parma, marcha a estudiar a la universidad de Alcalá de Henares, donde coincide con el príncipe Carlos, heredero a la corona de España, y don Juan de Austria, reconocido como hermano por Felipe II.
Es una mala época para España, amenazada por musulmanes rebeldes en Granada, herejes en Flandes e Inglaterra y, sobre todo, la lucha contra los turcos por el control del Mediterráneo.
Un tiempo apasionante que desemboca en la batalla de Lepanto, donde se dice que se derramó tanta sangre, que el mar se tiñó de rojo.
Año 1560. Alejandro Farnesio, príncipe de Parma, marcha a estudiar a la universidad de Alcalá de Henares, donde coincide con el príncipe Carlos, heredero a la corona de España, y don Juan de Austria, reconocido como hermano por Felipe II.
Es una mala época para España, amenazada por musulmanes rebeldes en Granada, herejes en Flandes e Inglaterra y, sobre todo, la lucha contra los turcos por el control del Mediterráneo.
Un tiempo apasionante que desemboca en la batalla de Lepanto, donde se dice que se derramó tanta sangre, que el mar se tiñó de rojo.
Un soberbio retrato del poder del arte, el amor y la rebeldía contra el destino impuesto.
Valladolid, 1620. Martin de Castro es un pintor de santos cuya esposa murió al dar a luz a su querida hija, Juana. La niña demuestra desde bien pequeña un talento auténtico por la pintura. Siendo ya una adolescente, ocurren dos sucesos que cambiarán su hasta entonces plácida vida: Martín es seducido por una intrigante mujer que acaba convirtiéndose en su madrastra y ella, a su vez, comienza una intensa relación con Francisco Peña, el mejor aprendiz de su padre.
Así se inicia esta intensa, barroca y fascinante novela en la que su autor ha derrochado talento narrativo para recrear la vida de una mujer que tiene que desempeñar su arte en la clandestinidad, negándose así a aceptar un destino impuesto por otros. Una vida cargada de rebeldía y plena en experiencias que trae al presente el fascinante siglo XVII.
Desde la Venecia de los dogos a la Roma de los papas, pasando por el Madrid de los Austrias y la severa Valladolid, Juana conocerá de primera mano el ambiente artístico de su época y a personajes históricos como el mismísimo Diego Velázquez o Felipe IV.
Si alguna vez hubo un hombre nacido para cambiar el curso de la Historia, ese fue Julio César. Su leyenda, veinte siglos después, sigue más viva que nunca.
Roma, año 77 a.C. El cruel senador Dolabela va a ser juzgado por corrupción, pero ha contratado a los mejores abogados, ha comprado al jurado y, además, es conocido por usar la violencia contra todos los que se enfrentan a él. Nadie se atreve a ser el fiscal, hasta que de pronto, contra todo pronóstico, un joven patricio de tan solo veintitrés años acepta llevar la acusación, defender al pueblo de Roma y desafiar el poder de las élites. El nombre del desconocido abogado es Cayo Julio César.
Combinando con maestría un exhaustivo rigor histórico y una capacidad narrativa extraordinaria, Santiago Posteguillo logra sumergir al lector en el fragor de las batallas, hacerle caminar por las calles más peligrosas mientras los sicarios de los senadores acechan en cualquier esquina, vivir la gran historia de amor de Julio César con Cornelia, su primera esposa, y comprender, en definitiva, cómo fueron los orígenes del hombre tras el mito.
Hay personajes que cambian la historia del mundo, pero también hay momentos que cambian la vida de esos personajes.Roma soy yo es el relato de los extraordinarios sucesos que marcaron el destino de César.