Una entrañable novela sobre la amistad, el amor y la soledad de aquellos que todavía no han encontrado su lugar en el mundo. Cuando Tsukuru Tazaki era adolescente, le gustaba sentarse en las estaciones a ver pasar los trenes. Ahora, con treinta y seis años, es un ingeniero que diseña y construye estaciones de tren, pero en el fondo no ha dejado de ver pasar los trenes. Lleva una vida holgada, tranquila, tal vez demasiado solitaria. Cuando conoce a Sara, algo se remueve en lo mas profundo de su ser. Y revive, en particular, un episodio de su juventud: dieciséis años atrás, cuando iba a la universidad, el que había sido su grupo de amigos desde la adolescencia cortó, sin dar explicaciones, toda relación con él. Así empezó la peor época de su vida, hasta el punto de que acarició la idea del suicidio. ¿Ha acabado esa época? ¿Es posible que aquello le marcara mas de lo que él cree? Tsukuru decide entonces ir en busca de cada uno de los miembros del grupo para averiguar la verdad. Con la pieza de Liszt titulada Los años de peregrinación como leit-motif, comenzará esa búsqueda, que le llevará a lugares tan dispares como la ciudad de Nagoya o Finlandia, o tan recónditos como algunos sentimientos. Decididamente, a Tsukuru le ha llegado la hora de subirse a un tren.
A través de la historia de un personaje entrañable que es testigo de los acontecimientos nacionales e internacionales, Carlos Fuentes escribe la memoria del siglo XX mexicano, apoyando su narración en hechos y personas que determinaron la conformación del México actual. De manera simultánea, el autor realiza un recorrido por la vida íntima de una mujer, Laura Díaz, y de las pasiones, los obstáculos, los prejuicios, el amor filial, las alegrías y los dolores que la conducen a conquistar su propia libertad y su libertad creativa. Los años con Laura Díaz es la historia de una saga familiar, originada en Veracruz, que sirve de sustento a la novela.
Los amores difíciles es una reunión de quince relatos largos escritos por Calvino entre 1949 y 1967, muchos de los cuales se publicaron por primera vez en el volumen recopilatorio I racconti [Los cuentos]. En 1970, Einaudi decidió publicar en volumen exento la primera parte de aquella antología, titulada, precisamente, Gli amore difficili.
Sus historias versan sobre la dificultad de comunicación entre personas que, por alguna inesperada circunstancia, podrían comenzar una relación amorosa. En realidad, son relatos sobre cómo una pareja no alcanza nunca a establecer ese mínimo vínculo afectivo inicial, aunque todo parezca favorecerlo. Pero, para Italo Calvino, en ese desencuentro reside no solo el motivo de una desesperación, sino también el elemento fundamental o la esencia misma de la relación amorosa.
Escrita en 1931, durante la primera epoca de su relación con los hermanos Klaus y Erika Mann, Los íamigos de íBernhard fue la primera novela de Annemarie Schwarzenbach, una autora fascinante cuya obra ha sido rescatada en las últimas decadas como raro modelo de una sensibilidad atormentada y con zonas de sombra, pero brillante e inequívocamente moderna. El protagonista, un estudiante de piano de diecisiete años que viaja a París para continuar sus estudios, es el eje narrativo de una historia que, acogida a los principios de la Nueva Objetividad, implica a sus amigos, familiares y conocidos. Entre los primeros destacan Gert e Ines, una pareja de novios que a veces parecen hermanos, y Leon y Christina, una pareja de hermanos que a veces parecen novios, jóvenes acomodados o artistas bohemios entre los que se van tejiendo lazos de admiración o deseo, sobre el trasfondo de las ambigüedades de genero que todos encarnan y que hacen que se rompa la habitual dicotomía entre lo masculino y lo femenino.
Michael y Caitlin se encuentran secretamente desde hace veinticinco años en su paraíso particular: Coney Island. Unas preciadas horas juntos que programan una vez al mes y que son un bálsamo para la insatisfacción y el tedio de sus fríos matrimonios, del rutinario trabajo, de una familia distante e, incluso, de un país que los vio crecer y que ahora sienten lejos. Sin embargo, fuera de las cuatro paredes de esta modesta habitación de hotel hay un mundo que amenaza con separar sus caminos para siempre.
Una lectura compulsiva, un fresco de dos vidas y una decisión que ya no se puede retrasar se despliegan en el transcurso de unas horas, y una reflexión sobre la crisis de la madurez: qué pasa cuando desaparece la ilusión de la juventud y se cae en el conformismo.
Arthur Alter no está pasando por un buen momento. Profesor universitario, mediocre y sesentón, tiene harta a su jovencísima novia, no puede pagar la hipoteca y sus hijos, Ethan y Maggie, no le dirigen la palabra. Para evitar perder la lujosa casa familiar, Arthur decide invitarles a pasar un fin de semana con la excusa de una reconciliación, pero con la intención real de hacerse con la pequeña fortuna secreta que su difunta esposa Francine les legó.
Desde el fallecimiento de su madre, Ethan vive en Nueva York y se ha convertido en un ermitaño. Ha abandonado su trabajo, se ha comprado un apartamento que no se puede permitir y su parte de la herencia prácticamente ha desaparecido. Maggie, por su parte, se ha convertido en una especie de asceta voluntaria. No quiere tocar el legado de su madre, pero, al mismo tiempo, solo consigue trabajos mal pagados que no le dan ni para subsistir.
Contra todo pronóstico, ambos aceptarán la invitación de su padre sin que este imagine que todos tienen una agenda oculta.
Los altruistas es una oscura y divertida saga familiar que afronta la división entre los babyboomers y su descendencia millennial, que nos recuerda que todos cometemos errores y que, de alguna manera, lo importante es encontrar el camino de vuelta.