Para Charmian Clift, Grecia era la Tierra Prometida. En 1954, ella y su marido, el famoso reportero George Johnston, abandonaron el gris Londres de posguerra y partieron hacia el mar Egeo con dos máquinas de escribir y dos hijos pequeños. Planeaban pasar allí un año, pero acabarían quedándose una década. Cantos de sirena es la crónica de su accidentada aclimatación a Kálimnos, una pequeña isla poblada por taciturnos pescadores de esponjas y mujeres fuertes y supersticiosas. En sus páginas, llenas de personajes inolvidables con su fiel escudero local, Manolis, y su inflexible asistenta doméstica, Sevasti, a la cabeza y paisajes de una belleza casi milagrosa, la perplejidad ante una sociedad primitiva y patriarcal convive con el descubrimiento de un modo de vida puro, sencillo y libre, previo a la invasión del turismo de masas.
Lucy Hutton y Joshua Templeman se odian. No es que se caigan mal, que no se entiendan o que no tengan feeling, no… simple y llanamente se ODIAN. Sí, en MAYÚSCULAS.
Ambos comparten oficina en el gigante editorial Bexley & Gamin, y mientras Lucy es encantadora y servicial, viste de colores alegres y lleva los labios de un rojo chillón, Joshua es frío, eficiente y calculador, y viste una camisa concreta para cada día de la semana. Agua y aceite, vamos.
Cuando surge la gran oportunidad de promoción laboral para ambos, lo de Lucy y Joshua se convierte en una lucha sin cuartel. ¿Quién conseguirá el codiciado ascenso, convirtiéndose así en el jefe —y tortura segura— del otro?
Y mientras ellos afilan sus cuchillos, un pequeño incidente en el reducido espacio de un ascensor lo pondrá todo patas arriba...
¡EL APOCALIPSIS SERÁ TELEVISADO!
Llega la saga más adictiva y meteórica: de autoeditado a superventas con 1.000.000 de lectores.
¿Sabes qué es peor que romper con tu novia? Tener que cuidar de su gata de exhibición premiada. ¿Y qué es aún peor? Una invasión alienígena, la destrucción de las estructuras terrestres creadas por la humanidad y la explotación de los supervivientes mediante un programa de entretenimiento sádico e intergaláctico.
Carl, un veterano de la Guardia Costera, y la princesa Dónut, la gata de su exnovia, intentarán sobrevivir al fin del mundo, o pasar al siguiente nivel, en una mazmorra de fantasía llena de trampas y digna de un videojuego. Pero la mazmorra es en realidad el plató de un reality show televisivo con espectadores por toda la galaxia.
Goblins explosivos. Pociones mágicas. Llamas mortíferas que trafican con drogas. No es un programa cualquiera: lo importa no es sobrevivir, sino garantizar la audiencia.
Laura es una joven que vive con su padre en un antiguo castillo en las tierras de Estiria, en Austria. Un día, su vida cambia cuando la carreta en la que viajan dos mujeres nobles se voltea frente al castillo. En ella van Carmilla y su madre, quien le pide al padre de Laura que hospede a su hija durante pocos meses porque debe seguir con su viaje urgentemente. Las dos chicas entablan una amistad, y Laura empieza a notar que Carmilla siente una atracción por ella, aunque se comporta de una manera muy extraña. Desde la llegada de la huésped, Laura comienza a enfermarse y su padre se preguntará qué podría estar ocurriéndole. Conforme pase el tiempo, ambos descubrirán la verdadera identidad de Carmilla.
El carcelero tiene su carcelero y éste al suyo y así al infinito. Tú y yo somos los eslabones finales de una larga cadena de sumisiones. Así está ordenado el mundo, mi joven amigo.¿Hay otra salida?. Eso dice el protagonista de uno de los nueve cuentos que integran esta obra, por donde Carolina Grau transitará como presencia sutil, como persona, como fantasma y como enigma, trazando siempre un fino halo de misterio. Los lectores se preguntarán si lo que leen son hechos de la imaginación, fragmentos de sueños o terribles realidades que permanecieron ocultas. La distancia y la cortesía permiten que el horror subyacente se manifieste de una manera más fría y poderosa, no como sueño de la razón sino como vigilia de la semi razón. La realidad también son las palabras, aunque a veces sirven de aplazamiento entre un horror y el siguiente.
Con su encanto en horas bajas, Tommy Wilhelm ha llegado al terrible día de hacer recuento. Y tiene miedo. A sus cuarenta, todavía conserva es ímpetu infantil que le ha llevado al centro del caos: separado de su mujer e hijos, reñido con su padre, su carrera de actor fracasada (un agente de Hollywood lo ha calificado como «el tipo que siempre pierde a la chica»), y con problemas económicos. Tiene que revisar los errores del pasado y curar su espirítu, y para hacerlo, nadie mejor que un misterioso y filosófico timador, pretendido psicólogo, quien le garantizará ese glorioso e iluminador momento de la verdad que está buscando, ofreciéndole una última esperanza: Carpe diem. Vive el momento. Juégatelo todo a una sola carta...