Ya han pasado más de dos años desde que el comisario Georges Dupin fue «forzosamente trasladado» a lo que él considera el fin del mundo: Concarneau, en la costa bretona. Allí nunca pasa nada, aparte de los atascos en verano, cuando toda la región se convierte en el destino turístico por excelencia.
Pero una mañana de julio, al inicio de la temporada alta, recibe una llamada. En el idílico pueblo cercano de Pont-Aven se ha cometido un asesinato incomprensible. Pierre-Louis Pennec, el dueño del legendario hotel Central, en el que a finales del siglo XIX se alojaron Paul Gauguin y otros pintores famosos, ha sido brutalmente apuñalado. ¿Quién querría matar a un anciano de noventa y un años, una bellísima persona? ¿Y por qué?
Cuando poco después aparece un segundo cadáver en la costa, Dupin comprende que tiene entre manos un caso más complejo de lo esperado. Aunque la presión de los políticos locales aumenta, y los habitantes de Pont-Aven guardan un silencio obstinado, el comisario, a quien no siempre le resulta fácil morderse la lengua, se mantiene fiel a su peculiar estilo de investigación. Y es que la pregunta inesperada puede arrojar la pista que hasta entonces estaba eludiéndole, y sacar a la luz un secreto por el que valdría la pena matar.
La filosofía, afirmó Sócrates, es el arte de morir El entierro, con sus rituales, es la práctica cultural-simbólica documentada más antigua: todos los humanos han desarrollado técnicas para cuidar y relacionarse con los muertos. La premisa de Hans Ruin en esta obra es que podemos explorar nuestras vidas con los muertos como un a priori existencial transcultural del que emergen las formas básicas de la conciencia histórica. El cuidado de los muertos no solo es el manejo simbólico de los restos mortales, también apunta a un espacio político en el que el vínculo entre los muertos y los vivos mantiene unidas a las sociedades. No existe un ámbito social totalmente ajeno al compartido con los muertos. Aprender a vivir es aprender a habitar en este espacio de forma responsable.
Una obra anticipadora del dilema ecológico en la supervivencia. Publicado en 1945, Golfo de Penas reúne dieciocho relatos situados en la pampa patagónica, donde sus protagonistas -capitanes de barco, cetáceos, goletas, cazadores de focas, entre otros- se enfrentan a la soledad y la grandeza de tierras remotas, dejando al descubierto la esencia más primitiva del ser humano en su lucha por sobrevivir y, al mismo tiempo, desvelando una belleza primigenia, bondad y el amor por la naturaleza.