En los últimos años se ha hecho evidente que las crisis periódicas propias del capitalismo solo traen altos niveles de desempleo y desigualdad, desahucios y empobrecimiento, y una desestabilización política que afecta al conjunto de las instituciones. La irrupción de nuevos partidos, la desaparición o debilitamiento de los tradicionales y el renacimiento del nacionalismo son otros de sus efectos colaterales. Si a todo ello le sumamos la crisis ecológica, que pone de manifiesto que nuestras formas de producir, distribuir y consumir están destruyendo el planeta, el resultado es una tríada que sin duda está cambiando irremediablemente el mundo en el que vivimos.
Desde su publicación, Por qué soy comunista se ha convertido en una obra de cabecera para entender la influencia fundamental que las organizaciones socialistas han tenido en las conquistas de los derechos de la clase trabajadora. Pero también para combatir los tópicos, las frivolidades y las falsedades de la ortodoxia neoliberal. En esta nueva edición ―que se publica tras la salida como ministro de Alberto Garzón y de su despedida de la política activa― se incluye un amplio prólogo en el que el autor hace una reflexión sobre esos años y sobre el encaje, no siempre sencillo, entre la teoría y la práctica de la política.
Este libro va dirigido a cualquiera que quiera mejorar en el dibujo del rostro humano, ya sea si empieza desde cero o es un artista más experimentado. Desde las estructuras faciales básicas hasta los rasgos más detallados, aprenderá los fundamentos del retrato; además, le proporcionará el espacio necesario para practicar en sus páginas. Aprenda a comprender la anatomía y la forma, emplear la luz y la sombra, realizar bocetos de perfil y de frente, dibujar detalles como el cabello y las arrugas y captar el parecido y las expresiones. Cada capítulo cuenta con espacio suficiente para que practique los bocetos directamente sobre la página. ¡Tome un lápiz y descubra el placer de dibujar caras!
«¡Se han llevado a la Toffana! ¡Libertad para la Toffana!», gritan las mujeres por las calles de la Roma del Papado, Ciudad Eternamente corrupta y en plena revolución artística y galileica. Es febrero de 1658 y Giulia Toffana, boticaria, hija de la alquimista Theophania D’Adamo, su propia hija Gironima Carrozzi, la Astróloga de la Lungara, y su amiga del alma Giovanna De Grandis, antigua prostituta, son escoltadas por la guardia del Santo Oficio para ser interrogadas tras abandonar la protección del convento que las refugiaba.
Stefano Bracchi, un inquisidor joven y profesional, será el encargado de un caso que puede suponer su ascenso en el Vaticano. ¿Por qué este despliegue? Giulia, tras la injusta muerte de su madre, pronunció en su Palermo natal un juramento: dedicaría su vida a ayudar a las jóvenes condenadas a casarse a los catorce con hombres que les triplican la edad y a parir un hijo tras otro hasta la extenuación. La nueva legislación ya no permite a las mujeres tener oficio ni negocio alguno y el abuso sistemático que acaba con ellas en el parto o en «accidentes domésticos» son sus principales causas de mortalidad. Para cumplir esa promesa, llevó consigo hasta Roma un secreto de familia en un cuaderno de terciopelo: la fórmula del Acqua Toffana, cuya sola mención provocaría terror durante siglos.