Soy plenamente consciente de que al no ser un hombre de letras, ciertas personas presuntuosas puedan pensar que tienen motivos para reprochar mi falta de conocimientos. ¡Necios! Acaso no saben que puedo contestarles con las palabras que Mario dijo a los patricios romanos: “Aquellos que se engalanan con las obras ajenas nunca me permitirán usar las propias”. Dirán que al no haber aprendido en libros no soy capaz de expresar lo que quiero tratar; pero se dan cuenta de que la exposición de mis temas exige experiencia más que palabras ajenas. La experiencia ha sido la maestra de todo buen escritor; por eso será ella la que yo citaré como nuestra». Ciencia, Filosofía, Arte, Literatura... son algunos de los muchos temas que abarca la presente selección del Cuaderno de notas de Leonardo, el hombre más universal del Renacimiento.
LEONARDO DA VINCI nació en 1452 en Vinci (Florencia). Arquitecto, pintor, escultor, ingeniero y sabio italiano heredero de todas las aspiraciones artísticas del Quattrocento florentino, aporta conclusiones geniales a la investigación de su siglo. A partir del siglo xvi, fue considerado como una especie de «mago». A pesar de que muchas de sus obras se han perdido o no están acabadas, la importancia de su obra es inmensa.
En Orlando (1928), Virgina trata temas considerados tabúes en su época, como la sexualidad femenina, la homosexualidad así como el papel de la mujer en la sociedad del momento. Narra la historia de Orlando, un joven noble que, viviendo durante varios siglos, tiene cambios de género pasando de ser hombre a ser mujer.
Como consecuencia de dos artículos leidos a mujeres en 1928, Virginia entró en la dimensión politica feminista. En la lucha contra el rol tradicional de la mujer en la sociedad: la relegación de la mujer era la escena doméstica, la presión que recibe para someterse a las ideas patriarcales y la negación de que tuviese sus propias ganancias y su intimidad. «Si una mujer va a escribir, tiene que disponer de dinero y de una habitación propia».
Quien escribe un poema lo escribe, antes que nada, porque el poema es un colosal acelerador de la conciencia, del pensamiento, de la percepción del mundo». Del discurso de Joseph Brodsky al recibir el Premio Nobel de LiteraturaA caballo entre dos lenguas durante décadas, el bilingüismo de Brodsky no solo revitaliza con singular desenvoltura un lenguaje heredado, sino que también proyecta una radical y profunda exploración de sus metros e imágenes, elevada a una forma particular de metafísica. Sin embargo, Brodsky es también un poeta eminentemente físico, cuyo tema fundamental es la encrucijada entre el espacio, el tiempo y los sentidos. Ningún otro escritor contemporáneo habla tanto de la intemperie. Sus musas no son Calíope ni Tersícore, ni sus artísticas hermanas asociadas con emociones y sentidos, sino Urania, musa de la astronomía, «más vieja que Clío», matrona del conocimiento estelar, del espacio puro, de esas extensiones heladas en medio de las cuales el hombre parece el derrubio lodoso que arrastra un glaciar.