¡La escuela ha comenzado! Aprende el arte de dibujar manga con la experta Mei Yu
Escuela de dibujo manga te guía paso a paso: aprende a dibujar desde rostros y peinados sencillos hasta sorprendentes escenas de fantasía. Más de 50 lecciones que te ayudarán a dominar las habilidades que necesitas para crear personajes y escenas de manga increíbles.
Desde dibujar líneas correctas y superponer colores hasta crear viñetas y usar bocadillos de diálogo, desarrolla tus habilidades capítulo tras capítulo con lecciones sobre expresiones, manos, pies, prendas e incluso personajes de fantasía. Prueba diferentes estilos de manga, incluidos chibi y shonen, y lleva tu tecnica al siguiente nivel con los consejos y las clases magistrales de Mei Yu.
Sea cual sea tu edad o nivel, con la ayuda de este magnífico libro crearás personajes únicos. ¡Empecemos!
En 1972, cuando unos obreros de la ciudad de Pottstown (Pensilvania) excavan los cimientos de una nueva urbanización, lo último que esperan encontrar es un esqueleto en el fondo de un pozo. De quién es ese esqueleto y cómo ha llegado hasta allí son dos de los secretos que esconde Chicken Hill, el humildísimo barrio donde judíos inmigrantes y afroamericanos comparten ambiciones y penas. Y allí, en Chicken Hill, cuarenta años antes de ese descubrimiento, vivían Moshe y Chona Ludlow: Moshe organizaba conciertos en el teatro que había fundado y Chona regentaba la tienda de comestibles El Cielo y la Tierra. En los años en que el Ku Klux Klan se enseñoreaba y los puestos importantes los ocupaban los blancos, esta novela narra la odisea de varias comunidades que osan enfrentarse a las injusticias. Lo demostrarán el día en que el Estado vino a buscar a un niño sordo para internarlo en un terrible centro, y Nate Timblin, el conserje del teatro de Moshe y líder oficioso de la comunidad negra de Chicken Hill, tomó cartas en el asunto.
La cara oculta de México podría cambiar la historia (especialmente la de América). La nueva investigación del periodista navarro supera todo lo anterior (sesenta y siete libros publicados).En un primer momento, J. J. Benítez pensó que esos miles de figurillas de barro cocido y piedras grabadas eran una falsificación. Las sucesivas dataciones —con C14 y termoluminiscencia— le convencieron: son auténticas.