Ferran Sáez Mateu traza un recorrido desde la solitaria torre de Montaigne en el siglo XVI hasta la actualidad, marcada por tecnologías que nos fascinan aunque siempre exigen algo a cambio. La intimidad es un lugar de la conciencia, un territorio de libertad; lejos está de ser una forma de recogimiento, o incluso de aislamiento. Por ese motivo, privacidad e intimidad son cosas muy distintas. «Privatus» no alude a lo que somos, sino a lo que tenemos y a cómo lo demarcamos; «intimus», en cambio, refiere a «lo que está más adentro», lo más profundo, es decir, el último límite. El territorio de la intimidad, la penumbra del espíritu, propicia el surgimiento de la Modernidad. Aparece primero en la «pintura del yo» que Montaigne delineó con sus «Ensayos», a la vez que fundaba este género literario, y se consolida filosóficamente casi un siglo más tarde, con el hallazgo del «cogito» cartesiano. Esos dos espacios extremos de intimidad son los que nos hicieron verdaderamente modernos. Ferran Sáez Mateu traza un recorrido desde la solitaria torre de Montaigne en el siglo XVI hasta la actualidad, marcada por tecnologías que nos fascinan aunque siempre exigen algo a cambio. En el camino asistimos a la renuncia dócil a nuestra privacidad, y a su corolario más preocupante: el potencial olvido y la pérdida de la intimidad.
Varios años después de publicar La invasión (1967), Ricardo Piglia reescribió los relatos que integraban el libro siguiendo la máxima de Hemingway, según la cual todo lo que se saque de un relato no hará más que mejorarlo. A las diez narraciones primitivas se sumaron otras cinco, aparecidas en revistas literarias, y dos más que escribió durante el proceso. Piglia partió de la misma situación inicial, consciente de que «la misma historia con otros protagonistas es otra historia (y sin embargo en un sentido es también la misma)». Lo es, en efecto, ya que en todos los relatos emergen los temas que conforman su imaginario: la revisión crítica de la historia de Argentina, la frontera entre ficción y realidad, o las tramas metaliterarias donde sus autores de cabecera aparecen como un personaje más.
En la década de 1880, un geógrafo francés llamado François Élie Roudaire quiso inundar parte del desierto del Sáhara con agua del Mediterráneo, excavando un canal desde el golfo de Gabes hasta un conjunto de lagos salados norteafricanos, con la intención de modificar así el paisaje y crear un microclima propicio al desarrollo de la agricultura.
«Cada novela, cada historia, cada trazo de Petros Márkaris y Jaritos es una instancia hacia la vida de verdad, hacia asuntos cotidianos…, hacia unas formas de vivir y de trabajar próximas, entrañables y miserables (siempre la miseria moral unida a los diversos poderes), y eso es lo que atrae, lo que deslumbra, lo que agradece el lector.» Fernando R. Lafuente, Abc Cultural
«Márkaris se ha convertido en uno de los mejores autores de novela negra actuales.» Lilian Neuman, La Vanguardia
«Un referente actual de la mejor tradición de la novela negra, esa cuyo espíritu inconformista se identifica con los perdedores del sistema.» Andrés Seoane, El Cultural (El Mundo)
«Ideal para los que no quieran despegar los pies de la tierra ni olvidarse de los grandes problemas, como pasaba con las novelas del siglo XIX de Zola o Balzac.» Ángeles López, La Razón
«Uno de los clásicos vivos del género.» Sergio Vila-Sanjuán, La Vanguardia
Kostas Jaritos es todavía un novato en su nuevo puesto como director de Seguridad del Ática. Para colmo, uno de sus principales valedores, el ministro del Interior, ha dejado su puesto y han nombrado a otro con quien Jaritos todavía no ha trabajado. Entretanto, en la universidad de Atenas se ha desatado una revuelta estudiantil.
Como bien dice Umberto Eco, los libros son libros de otros libros, este constituye una valiosa fuente de inspiración para otros libros sobre el papel que ha jugado la izquierda de nuestro país en el proceso político, según la + mirada que de sí misma, con suma habilidad e inteligencia, Fausto Rosario Adames le permitió hacer a diversos actores de participantes de esa corriente política en un serial de entrevistas televisivas y personales, Con sus testimonios, informaciones e interpretaciones de los hechos que han jalonado la historia política del país de las últimas siete décadas, ellos dieron al autor de este texto una fuente nutricia dificil de obtener para trabajos como este. Le imprime un valor particular, mayor nivel de credibilidad y de objetividad que lo que puede encontrarse en un trabajo limitado a las fuentes escritas. Las entrevistas a actores claves para obtener conocimiento de un tema, constituye una de las mejores herramientas de investigación, pero hay que saber estructurarlas y manejarlas para obtener del sujeto entrevistado, no sólo la mayor cantidad posible de información sino de calidad/fidelidad. Esto sólo se logra con formación y sobre todo con la habilidad del entrevistador. . En el uso de esta técnica, el periodista, en general, pienso, está mejor entrenado que otros profesionales y de los periodistas dominicanos en ejercicio, él es uno de los mejor formado como profesional e intelectualmente, y de los mejores en la técnica de conducción de programas de entrevista.
La leve gracia de los desnudos llegó a mí sin pedir permiso, como un fresco tridimensional de sensaciones, una paleta de historias magistralmente entrelazadas. Regreso a ese nicho de luces y sombras una y otra vez, escudriño en sus imágenes casi cinematográficas cuánto de brutal y sutil esconde. Esta obra convirtió a Alberto Garrido en un escritor imprescindible para nuestras letras. Ana lvis Cáceres No es solo precisión sórdida de las palabras, su engranaje visceral, su trote germánico por la página, lo que confiere intensidad y tensión, sino el trazo finísimo de los personajes. Las imágenes son el más grande logro de esta obra. El derroche de luz y de sombra. El erotismo úrico, de linaje.