Sobre un fondo de boleros, el protagonista de esta novela atraviesa la adolescencia con la frente cuajada de acné. Cada uno de aquellos granos era un pecado mortal, según le decía el confesor. El sentido de la culpa no podía desligarlo del pacer y éste era la hierba quemada del verano, el sonido de la resaca en la playa bajo el cañizo ofuscado por la luz del arenal.
Sobre un fondo de crímenes famosos en aquella Valencia todavía huérfana de los años cincuenta se desarrolla la conciencia del protagonista. El crimen de la envenenadora, el garrote vil a aquel esquizofrénico que asesinó y cubrió de flores a la niña antes de depositarla en una acequia, la aparición de las piernas depiladas de un hombre con las uñas pintadas dentro de un saco: a través de esta geografía de la memoria un tranvía con jardinera cruzaba la ciudad y se dirigía a la playa de la Malvarrosa. En ese espacio olvidó el protagonista la neurosis del padre, la tortura de una educación religiosa, la sordidez de aquel tiempo. Desde el fondo de la adolescencia llegó a Valencia un día en que todos los escaparates de las pastelerías exhibían la imagen del general Franco confeccionada a base de frutas confitadas.
Tras ser depuesto del poder en su pequeño sultanato, el príncipe Ali Yusuf le pide a su amigo y piloto Bob Rawlinson que haga salir del país una fortuna en forma de piedras preciosas. Las valiosas gemas, escondidas por Bob en el equipaje de su hermana Joan sin que ésta lo sepa, emprenderán así un imprevisible periplo que las llevará finalmente a un internado femenino en plena campiña inglesa. Cuando los asesinatos enturbien la paz del selecto colegio, Hécules Poirot irrumpirá en escena para encontrar al gato que está alborotando el palomar.
Suena el teléfono temprano con la urgencia de las malas noticias, y el narrador escucha a su hermano anunciar que su padre está infartado de camino al hospital. El hombre, admirado y amado por su hijo, había ido perdiendo la cabeza a manos de la ingrata vejez, y ese olvido y esa mirada extraviada despiertan en el protagonista la necesidad de contar la historia de ese trabajador humilde. Historia que no se puede contar sin la del barrio que los vio crecer a Gilmer y a sus hermanos, y la de sus habitantes que lograron eludir la fatal cuadra y sus improbables devenires, tan cargados de realidad colombiana como ningún otro.
Aranjuez se convierte así en el escenario de vidas complejas a las que la mirada sensible de Mesa dota de dignidad y esplendor, en la medida en que nos comparte el dolor profundo del hijo que observa los desvaríos de su padre.
Este libro es un valioso recurso para aprender más de la persona de Cristo y a la vez aprender de la geografía histórica para poder entender mejor las Escrituras.
Esta obra es para todo el que anhele ahondar en los conocimientos de la Palabra de Dios y entender mejor las repetidas referencias que hace a su pueblo de diferentes formas.
Un caso abierto en un pueblo lleno de secretos en el que desenterrar el pasado puede ser mucho más peligroso de lo que parece.
Hace treinta años la hermana gemela de la agente del FBI Atlee Pine fue secuestrada. Tenía solo siete años y, aunque todo el mundo da por hecho que fue asesinada, para Atlee es un caso que no dará por cerrado hasta descubrir qué ocurrió. Unas vacaciones forzosas la llevan de vuelta a su antiguo hogar y Atlee reúne algunas pistas con los recuerdos de personas que conocieron a la familia. Sus padres, abrumados por la culpa, se separaron tras la tragedia; el padre acabó suicidándose, y poco después la madre la abandonó. La aparición del cadáver de una mujer en plena calle cubierta con un velo de novia la obliga a dejar a un lado su investigación y a concentrarse en atrapar al asesino antes de que vuelva a actuar.
Ellos debían realizar algo que desafiaba todo su coraje. Debían ganar una batalla que habría de minar las fuerzas de los más osados. Sin embargo, ellos aceptaron el desafío..Editorial Vida, presenta en esta edición de "Biografías de Grandes Cristianos" en forma breve, las biografías simplificadas de algunos de los más destacados personajes de la Iglesia de Cristo, del siglo pasado y principios del presente.Muchos se preguntan a qué se puede atribuir el increíble éxito de siervos de Dios como Lutero, Bunyan, Wesley, Whitefield, Finney, Carey, Judson, y tantos otros. Ciertamente ni a sus talentos ni a su fuerza de voluntad. El verdadero misterio de la grandeza de los grandes cristianos ha sido, y es, la oración.Para aquellos que andan con Dios en oración, como anduvieron ellos, no hay en esto ningún misterio.