Esta es la última biografía que escribió Chesterton y también una de las mejores, siendo todas excelentes. Chesterton escribió siempre desde un entusiasmo que no estaba reñido con un profundo conocimiento de lo tratado, pero sí con el tópico, con lo ya sabido. Por eso dedicó tantas páginas a clásicos como Shakespeare o a Dickens, que en sus manos parecen autores nuevos, iluminados por una desusada luz. Chesterton, es sabido, fue un enamorado de la Edad Media, un ideal y algo idealista defensor de las luces de la Edad Media; por eso escribió unas excelentes y muy personales biografías de San Francisco, de Chaucer y de Santo Tomás de Aquino. El Santo Tomás de Chesterton es un Santo Tomás un tanto combativo, en lucha siempre con la estupidez y la ignorancia de su tiempo, pero, de algún modo, también con la del nuestro, gracias a las muchas chispas que saltan entre el pensamiento de Santo Tomás y el de nuestro Chesterton, también él personalísimo filósofo.
Interesado desde antiguo por la milenaria cultura persa, José Tudela Aranda pudo cumplir en julio de 2012 su sueño de viajar a Irán, un país lleno de contradicciones que sigue proyectando su orgullosa singularidad en el conjunto del mundo islámico. Surgido de las notas tomadas entonces, este libro nace del impulso de explicar el contraste entre la huella de un pasado esplendoroso, visible en sus tradiciones y monumentos, pero también en múltiples aspectos de la vida cotidiana, y los rigores de la teocracia que gobierna la república surgida de la Revolución de los ayatolás. Al margen de las simplificaciones y los tópicos, debidos en muchos casos a la ignorancia, el recorrido muestra una realidad colorida que sorprende en los azulejos y las vidrieras de mezquitas y palacios y tiene su reflejo en las reprimidas aspiraciones de la sociedad, sometida a una dictadura que fue también en parte producto de los errores de Occidente.
Comienza el verano en Arcachon, una pequeña ciudad de provincias francesa, y Simone Leblanc se propone reabrir el taller de costura fundado por su abuela. Impulsada por la fuerza de su creatividad, y con ayuda de Teresa, su ama de llaves y confidente, trabajan en la remodelación y al inicio de la temporada sus diseños ya están expuestos en el escaparate y el taller vuelve a llenarse de clientes.
Pero Simone aspira a más: se libera del corsé, aligera los vestidos, prefiere el lino y el algodón a la seda, experimenta con los trajes de baño, creando patrones simples con géneros rompedores para su época. Hasta que una veraneante parisina, quien se presenta como Gabrielle Chanel, irrumpe en la tienda y, con su gran ojo para reconocer el talento ajeno, le propone trabajar juntas. Así comienza una colaboración que revolucionará la indumentaria femenina y sentará las bases de la nueva elegancia, llevándolas de un balneario de la costa atlántica al París de la Primera Guerra Mundial, y de la Cuba de los años treinta a la Francia ocupada por los nazis, y se desarrolla una sinuosa y compleja amistad con inesperado desenlace. Wendy Guerra combina realidad y ficción, su talento literario y su pasión por la moda para entretejer el destino de estas mujeres que no dudarán en arriesgarlo todo por cumplir sus sueños.
Reunimos en este volumen los principales escritos que, junto a su clásico 'Homenaje a Cataluña', George Orwell dedicó a la guerra civil española, contienda en la que participó brevemente y que dejó una huella indeleble en su compromiso político y su literatura. No en vano, la experiencia de la lucha contra el fascismo y de la represión en el bando republicano marcó toda su producción escrita posterior, en especial sus célebres 'Rebelión en la granja' y '1984', tal como él mismo subrayó en 'Por qué escribo': «La guerra en España y otros sucesos de 1936-1937 inclinaron la balanza, y desde entonces sé cuál es mi posición. Cada renglón de mis textos serios desde 1936 ha sido escrito, directa o indirectamente, contra el totalitarismo».
Prohibida en distintos países tras su publicación, Agosto es un mes diabólico es el hirviente relato de una mujer que se redescubrirá durante un viaje a la Riviera Francesa. Ellen vive en una ciudad que le disgusta, un lugar que niega su pasado y no ofrece ninguna esperanza para su futuro. Separada y con un hijo, está determinada a cambiar su vida. Por ello, abandona Londres en busca de sol y compañía, pero el camino no resultará fácil. Al recibir de pronto una noticia desgarradora, descubre que hay una fina línea entre la independencia y la soledad. Una novela de «fulgurante energía» (Colm Tóibín) que confirmó a Edna O’Brien como «una revolución en la escritura irlandesa» (John Banville).
A ella se le encarga trabajar como «puente»: vivir con, ayudar y supervisar al expatriado conocido como «1847» o comandante Graham Gore. En lo que respecta a la historia, el comandante Gore murió en la condenada expedición de Sir John Franklin al Ártico en 1845, por lo que está un poco desorientado al vivir con una mujer soltera que muestra regularmente sus pantorrillas, rodeado de conceptos extravagantes como «lavadora», «Spotify» o «el colapso del Imperio Británico». Pero con un apetito por descubrir, un hábito de fumar siete cigarrillos al día y el apoyo de un encantador y caótico elenco de compañeros expatriados, pronto se adapta.
Pero lo que el puente pensó que sería, en el mejor de los casos, una complicada e incómoda dinámica de compañeros de piso, evoluciona hacia algo mucho más profundo.