La hipocresía era, y así lo denunció Twain en su obra, la base de una sociedad pervertida y a su vez pervertidora. Con un chico como Huck, de la clase social más baja en la Norteamérica de aquel tiempo, podía el escritor mostrar cómo el hombre estaba equivocado en sus concepciones morales. El muchacho ha de decidir si sigue lo que la sociedad dicta como bueno o lo que su corazón le sugiere, aunque esto sea precisamente lo contrario de lo que la moral predica como correcto.
Aquellos lectores cautivados por este arte de contar historias pueden iniciarse en el dibujo paso a paso de los personajes más icónicos del cómic, estudiando a través de ellos cómo expresar todo tipo de emociones, cómo dar forma a su lenguaje corporal y cómo plasmar el movimiento que quieran imprimir a la escena. Los múltiples ejemplos que se presentan desde el boceto más simple, hasta culminar en la ilustración final a color son una muestra para comenzar a crear cómics desde cero sin ponerse límites.
El manga, el arte de contar historietas japonés, se ha convertido en un fenómeno global que ha llegado a todos los rincones y en todos los formatos posibles, seduciendo al mundo con su estética en todos los sectores de edad, desde el inocente y colorido manga infantil hasta uno más violento y sensual, solo para adultos. Sus viñetas están habitadas por personajes de característicos ojos grandes y recogen lo mejor del antiguo arte gráfico japonés fusionándolo con la historieta o cómic al estilo occidental.